20 de Julio de 1991

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20 de Julio de 1991

ANDREA

Julián se va a marchar esta noche. Su padre ha intentado matarlo, ¿es que ahora todos los padres se han vuelto unos locos asesinos de hijos? Es increíble.

He entrado en su habitación; su padre estaba amarrado con fuertes nudos, de manos y pies, a la cama. Su rostro empalidecido y sombrío, como el de mi abuela en estos momentos.

La piel se me eriza nada más pensarlo. No siento los latidos del corazón del cuerpo de la abuela. Un sudor frío me recorre todo el ser.

Madre se está quedando igual que ella, y esa asquerosa sopa, es su droga; no puede pasar un día sin tomarla. ¿Por qué? ¿Qué sucedería si se la quitara?

Julián me ha dado su medalla.

-          Recuerda, - me ha dicho antes de irse para esconderse y marcharse luego.- si te encuentras en peligro, camina al fondo del jardín, sin miedo, yo estaré esperándote.

-          ¿Y tu padre? ¿Lo vas a dejar solo?.

Él ha retirado su mirada de mí, ha fijado su vista en la ventana de su dormitorio.

-          Él no es mi padre. Mi padre, nunca me haría daño.- Sus ojos volvieron a verme, me dedicó una suave sonrisa.- Recuerda lo que te he dicho.

Ahora que Julián no está, tengo un poco de miedo. ¿Qué va ocurrir? ¿Qué está sucediendo en realidad?

JULIAN

Ha oscurecido, es la hora de marcharse.

El padre Lafcadio ha pasado varias veces por mi habitación, sabe bien que voy a escaparme. Andrea no quiere venir conmigo, no sin su madre, pero esa mujer está muy mal y lleva el mismo camino. Espero que Andrea esté bien. Yo, mientras tanto, intentaré buscar ayuda, porque todo lo que hay aquí es como el mismísimo infierno.

Es el momento. Me dirijo sigiloso entre las sombras hacia la ladera. Allí, abajo, a una altura de ciento y pico metros, se encuentra el pueblo.

Comienzo a bajar. La gente de abajo no parece existir, todo está en un derrumbante silencio de mil demonios. Mis nervios están a flor de piel, aunque la bajada, está resultando más fácil de lo que imaginaba. No puedo dejar de pensar en Andrea, tenía que haberla obligado a abandonar; no quiero perderla como a Vanesa.

Cuanto antes llegue a mi objetivo, antes podré ir en su busca. Es mi única esperanza.

Andrea, aguanta un poco.

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