C A P I T U L O 7

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Ya habían pasado 2 días desde que los papás de todos de se habían ido de viaje y ya la casa era un completo desastre. Noah y Peter se habían muy amigos y eso a Lali no le convenía.


— ¿¡Es que ustedes no saben lo que es una remera!? —preguntó Lali histérica.
—Hace calor —se defendió Noah—. Además vamos a ir a la pileta.
—Dios dame paciencia —susurró Lali por lo bajo.
—Te escuché, Espos —gritó Noah mientras salía al patio con Peter.


A todo esto, cabe recordar que Lali estaba viviendo con 3 chicos, su hermano, su mejor amigo y su enemigo, este último estuvo molestando mucho en estos pocos días, cosa que Lali ya no soportaba y le quedaban muchos días todavía para vivir con él.


En el momento en que al fin Lali pensaba que iba a tener un poco de paz e iba a poder ver su serie del momento apareció su hermano. Ella ya sabía las intenciones de él.


— ¡No! Ni se te ocurra, Ian —advirtió Lali levantándose del sillón y alejándose de su hermano.


Su hermano le sonrió y ella comenzó a correr. La corrió por toda la casa hasta al fin agarrarla y hacerle upa. Era muy obvio lo que iba a pasar después.


—Ian, te juro que si me llegas a tirar a la pileta la vas a pasar muy mal. ¡Ni siquiera tengo la maya puesta! —se quejó Lali moviéndose para que su hermano la soltara.


Pero ya era tarde, la tiró a la pileta. Con ropa y todo. Y justo en ese momento sonó el timbre.
—Yo voy —dijo Peter mientras salía del agua.
— ¡No! ¡Yo voy! —gritó Lali saliendo de la pileta. No podía arriesgarse a que alguien se enterara que él estaba en su casa. Sobre todo porque el lunes tenían que ir al colegio y seguro sus amigas y los demás del colegio iban a pensar cualquiera.


Aún mojada entró a la casa, mojando todo, iba a tener que limpiar después, y se dirigió a la puerta, obvio que antes de abrir la puerta se fijó quién era.


—No puede ser, ¿justo ella? Hubiera preferido un policía que venga a arrastrarme —se lamentó Lali antes de abrir la puerta—. Hola Isa, ¿qué pasa? —preguntó con una sonrisa nerviosa mientras salía y cerraba la puerta tras ella.
— ¿Por qué salís? Y ¿Por qué estas mojada?—preguntó Isabella confundida— ¿Quién está?

Y justo en ese momento se abrió la puerta.





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Del odio al amor NO hay un solo paso (Laliter)Where stories live. Discover now