—Tranquilo Romeo, tal vez sólo estaba cansada y decidió esperarte arriba. No te quiero quitar más tiempo, ya me voy, pero antes quería preguntarte si les gustaría venir a almorzar mañana a mi casa.—Ella sonríe al igual que yo. Aunque estoy algo confundido. ¿Romeo?

—Claro, ahí estaremos, seguro que America querrá ir.—Nos ponemos en pie y le ofrezco el brazo, ella lo toma y empezamos a caminar hacia la salida.

—Perfecto, los estaré esperando, entonces.—Seguimos hablando un poco más, hasta que llegamos a las puertas, donde los guardias de Francia y los de Illéa se miran con una rivalidad bastante absurda. Reprimo la sonrisa y nos soltamos de los brazos.

—Espero mañana poder hablar más, ¿de acuerdo? Adiós Maxon.—Me hace una reverencia y yo la imito.

—De acuerdo. Adiós, Daphne. Nos vemos mañana. —Le doy un beso en la mano y espero a que se suba a su transporte para volver a entrar. Camino hasta las escaleras, antes de detenerme. Decido pasar primero por la cocina para llevar la cena. A mí esposa le gustará.

POV América.

Me estoy dirigiendo hacia las escaleras cuando me detengo al oír una voz que me llama.

—Hey, América.—Etienne viene está mi y me sonríe. Yo no soy capaz de devolversela.—¿Que sucede? ¿Encontraste a Maxon?

—Eh... si, lo encontré, pero cambié de opinión y decidí ir a comer a mi habitación, estoy que muero de hambre.—Me encojo de hombros.

—Oh, bueno, yo me dirigía justamente a eso, ¿quieres ir conmigo, y conversamos mientras esperas a Maxon?.—Dudo por un momento, pero supongo que es mejor que ir a la habitación, y quedarme sola. Y además, supongo que estará ahí un rato.

—Si, claro.—Me sonríe y me ofrece un brazo, con caballería.

— Alors venez, Mlle.—Por fin me logra sacar una sonrisa con su perfecto francés, y agarro su brazo mientras comenzamos a caminar. Llegamos hasta el restaurante vacío y elegimos una mesa. Al ver quién soy viene un camarero casi a la carrera. Etienne me hace pedir primero. Al no saber que elegir, Etienne pide por los dos. El camarero antes de irse y Etienne se miran... de una forma que me es familiar, e intento no sonreír cuando los dos se ruborizan un poco. Se vuelve hacia mi intentando quitar su sonrisa, yo hago como si no me he dado cuenta, él parece creerlo. Hombres.

—Oye, sé que no nos conocemos, pero... ¿te sucede algo?—Tomó mi humor se esfuma y me muevo incómoda. Fijo mi mirada en la mesa. Aclaro mi garganta. No quiero decirle la verdad, porque se que son patéticos mis celos, él no haría ni diría nada que me hiera.

—Eh... estoy bien.—Se me queda mirando.—En serio.—Entre cierra los ojos y abre la boca. No se rinde fácil, pero soy más rápida y cambio de tema.—Si crees que no me di cuenta de esas miradas, estas muy equivocado.—Palidece un poco antes de ruborizarse intensamente.—¿Quien es?.—Mira hacia donde se encuentra él rápidamente, y se vuelve a girar. Sonrío.

—Eh... e-es un amigo.—Mira con nerviosismo hacia abajo. Le agarro la mano que tiene en la mesa y se la aprieto un poco, para que me mire, funciona, conecta sus ojos con los míos y le doy una sonrisa dulce.

—Oye, esta bien, lamento haberte puesto incómodo, pero quiero que sepas que no te juzgaré.—Por fin me da una sonrisa. Ladeada, pero es una sonrisa. Él también aprieta mi mano.

—Gracias América, gracias por aceptarme como soy. Ojalá todo el mundo fuera igual.—Este último comentario lo hace mirando a la mesa y en voz baja. Decido no meterme en eso. No quiero ser entrometida.

—Por nada, Etienne.—Nos sonreímos y vuelvo a mirar al camarero, aún lo mira.—Y además... es muy guapo, eh, creo que no tanto como tú pero esta a tu nivel.—Rie un poco con los ojos brillantes.

—Gracias. Sí, lo sé, es muy guapo. A mi me encanta.—Ahora es mi turno de reír.

—¿Cómo se llama?.

—Alain Byle. A mi me gusta decirle Aly, pero él me dice que no le gusta porque parece de mujer, pero como soy tozudo, ahora cuando se lo digo sólo me sonríe.—Reímos los dos. Se me hacen muy tierna esta pareja. Nunca había conocido una homosexual.

—¿Son novios?.—Pregunto con interés. A él se la borra un poco la sonrisa.

—Es... complicado. Porque actuamos como cualquier otra pareja, pero nunca hemos formalizado, y además, todo lo que hacemos lo hacemos a escondidas, tú eres la única que lo sabe, creo.—Le vuelvo a agarrar la mano y le paso los dedos con suavidad, parece reconfortarlo, porque su sonrisa vuelve.

—No te preocupes, el amor puede con lo que sea. Ya lograrás enfrentarte a ese miedo, sea el que sea. Tú tranquilo, que el tiempo y el amor lo arregla todo. Lo sé por experiencia.—Suspira y me da una sonrisa agradecida.

—Muchas gracias, no sabes cuanto me hacían falta esas palabras.—En ese momento veo por el rabillo del ojo que alguien se acerca, no miro, pero sé que es el camarero, Alain, pero me extraño al ver a Etienne abrir los ojos como platos y soltar rápidamente mi mano. Como si quemara. Alzó la vista hacia la persona justo cuando llega a nuestra mesa... y me encuentro con los ojos de mi esposo.

Pues miren quien decidió aparecer. Intento controlar mi expresión, dejarla en blanco, así como lo está intentando hacer él. Aunque le logro ver algo... pero no se bien que es.

—Oh, hola Maxon.—Le doy una sonrisa, algo forzada.

—Hola América.—Me contesta algo seco. Mira hacia Etienne algo... ¿enojado? Haciendo que este se encoja en su asiento. Maxon vuelve la vista hacia mi—¿Podríamos hablar?... a solas.—Asiento luego de pensarlo. Tengo hambre, pero hablar con Maxon ahora es más importante.

Me levanto de mi asiento justo cuando Alain está trayendo los platos. Se me hace agua la boca al ver la deliciosa comida, pero sacudo la cabeza, no me moriré si como un poco más tarde. Etienne me mira fijamente, nervioso.

—No te preocupes. Tú cena tranquilo, yo ya comeré más tarde.—Miro hacia Alain—. Ven, siéntate y come, tienes pinta de estar cansado.—Él me sonríe y asiente.

—Lo estoy, Su Majestad, gracias.—Aparta la vista de mi mientras se sienta en mi lugar, y le sonríe a Etienne. Me doy la vuelta, luchando con la sonrisa al recordar las mejillas de los dos. Al ver a Maxon esperándome unos pasos más allá se me borra todo rastro de sonrisa.

—Vamos a la habitación.—Asiento y comenzamos a subir las escaleras en un tenso silencio.

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Subo este capítulo porque lo tenía en el borrador hace tiempo, pero en realidad no aún no retomé está historia, me estoy concentrando en una que no está publicada, y por ahora prefiero escribir una sola para hacerla lo mejor que pueda. Espero que entiendan. Cuando pueda la seguiré, aunque prefiero volver a hacerla, o al menos a corregir todo lo que no me gusta.

Si pueden dejen su voto y comentario, que ayudan mucho y me dan ánimos para seguir ❤️

Besos,
Agus.

Luego de la Elegida.Where stories live. Discover now