Capítulo 14. Corre. La Bestia Te Persigue

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Significado de "La Bestia" en la vida de                                                                                                             Paulette: Ansiedad. Depresión. Inseguridades.                                                                                               Abandono. Leucemia.

La nieve caía con gran entusiasmo, cubriendo las botas de Paulette con cada paso, temiendo caer en un pedazo que estuviera cubierto de más y la hundiera. Siempre era divertido ver a los demás caer, pero nunca caer en ellos por supuesto.

A pesar de la hora, podía ver por dónde iba gracias a las luces que iluminaba las calles; sin embargo no había nadie. Podrían ser altas horas de la madrugada pero Nueva York es "la ciudad que nunca duerme", ¿cómo es posible que ni siquiera haya autos en movimiento? Algo estaba mal y Paulette lo sabía. Pero no le importo y siguió caminando a.... en realidad no lo sé. Ella tampoco lo sabía.

Un ruido se escuchó detrás de ella, pero no le dio importancia y siguió caminando. Hasta que lo escuchó una segunda vez y se detuvo por unos segundos. Siguió caminando mientras que aquel sonido se escuchaba cada vez más frecuentemente y con mayor fuerza. ¿Qué era? Un grito. Tal vez un gruñido. ¿Un aúllo? No, era una combinación de ambas. Una combinación que Paulette ya había escuchado antes y solo significaba una cosa: corre. Y así lo hizo, después de echar una mirada rápida por su hombro y ver que La Bestia se acercaba a ella con gran velocidad. Se echó a correr lo más rápido que sus piernas le permitieron. La Bestia no iba a parar hasta que la tuviera presa en sus garras y pudiera hacer de las suyas con su mente.

Maldita sea, debió de haberse ido en cuanto pudo sintió algo extraño.

Corrió y corrió hasta que llego a una calle abierta y la cruzó sin mirar a ambos lados, si aquella cosa estaba ahí, nadie más lo estaría.

Las piernas estaban por fallarle, pero sabía que no podía permitirse el lujo de aminorar el paso o estaría perdida. "Tal vez aun puedo..."

El pensamiento se quedó a medias al escuchar el grito-gruñido-aúllo de La Bestia otra vez. Miro por el hombro y vio que le pisaba los talones.

Se metió en un callejón y se escondió detrás de un basurero, con la esperanza de que no la encontrara.

"Tranquila. Respira. No te apreses por el pánico." Se dijo a sí misma. "Inhala, exhala".

Contó cuatro inspiraciones y tres exhalaciones cuando sintió la respiración de La Bestia en el hombro. Ahogó un grito cuando aquella criatura la tomó con las garras de la blusa y la levantaba como si fuera una muñeca de máquina. La giró en su dirección y la vio a los, probablemente muy asustados, ojos con aquella mirada tan penetrante... sin fondo que solo aquellos ojos rojos podían expresar.

La figura azul verdosa se puso de pie y empezó a caminar, sin soltarla. Cada paso que daba hacía que la calle temblara e incluso algunas lámparas caían.

¿Por qué no siguió corriendo? Que estúpida había sido.

"Paulette." dijo La Bestia dentro de su cabeza. "Vamos a dar una pequeña visita"

La chica se congeló. Sabía perfectamente a donde iban y la mera idea le helaba la piel. Iba a soltarla en El Pozo de la Soledad.

Sin más ni menos, unos segundos después estaban frente a El Pozo. La Bestia le sonrió y la dejó caer sin más.

Cayó de bruces en el duro piso. La caída siempre era lo mejor de todo. Lo menos doloroso que le traía estar rodeada por la oscuridad

Miles de voces entraron de golpe a su cabeza causándole un tremendo dolor. Instintivamente se llevó las manos a los costados de la cabeza.

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⏰ Last updated: Feb 19, 2017 ⏰

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La Chica Que CreyóWhere stories live. Discover now