Capítulo 7. Destruido

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             Significado de "Hojas pegadas" en la vida de 

Paulet: comentarios ofensivos en cada una de ellas.

Fuera del edificio, mientras Paulet se colocaba los audífonos, escuchó la voz de Evan gritando su nombre.

Oh, genial. Que "hermosa" manera de empezar de empezar el día...- pensó Paulet girando los ojos.

-Buenos días, chica rara- dijo Evan una vez estuvo junto a Paulet.

-Ya te he dicho que no me llames así- contestó Paulet iniciando su camino nuevamente.

-Está bien, está bien. Pero necesito llámate de alguna manera.

-Puedes llamarme por mi nombre.

-El cual no me has dicho.

-Oh, vamos. No me digas que ayer no escuchaste como me llamó Caroline. Ya sabes mi nombre.

-En eso tienes razón- Evan rio y continúo diciendo-: pero quiero darte un apodo.

-No.

-Paulet es bonito pero, quiero darte un apodo. Ya sabes, para forjar nuestra relación.

-Alto ahí, francesito- dijo Paulet deteniéndose en seco-. No tenemos ningún tipo de relación, y nunca la tendremos- al decir esto, siguió caminando.

Mentira. Yo lo sé, ella lo sabe, él lo sabe y tú lo sabes.

-Sí, sí. Lo que digas- agregó Evan-. Eres demasiado pálida, tienes ojos grandes y claros, eres menuda, bajita, seria y tengo el presentimiento de que siempre estás helada.

-¿Por qué piensas eso?- pregunto Paulet mirándolo con el ceño fruncido.

-No lo sé. Simplemente tengo ese sentimiento- contestó Evan tocan la cara de Paulet con su índice a lo que la chica reaccionó moviéndose rápidamente-. Parece que no me equivoco.

-Que tenga la cara fría en este momento, no quiere decir que siempre este fría. Estamos a cinco grados centígrados, ¿no se te ocurre que puede ser?

-¿Y el hecho de que ese suéter que tienes no puede ser más delgado? No. Ya lo comprobaré después; por el momento, te llamaré "Reina del hielo".

-Como sea.

Paulet aceleró el paso pensando que ese apodo le gustaba un poco...

-Oh, vamos. No seas así, es solo una broma. Tú me llamas "francesito" y no me molesta.

-Pero por supuesto que no. Te encanta que reconozcan tus raíces francesas.

-Eso no es...

-Sí, sí es verdad. Cada que te llamó así, levantas la barbilla y hay un cambio en tu mirada. No puedes decirme que es verdad y que no.

-¿Cómo es que sabes todo eso?

-Hay algo que se llama "leer caras" que es, literalmente, leer tu rostro. Más bien, lo que expresa tu rostro y acciones que haces con el cuerpo.

-Y, ¿cómo sabes todo eso?

-Porque soy extremadamente inteligente.

-Que modesta.

-Todo el tiempo- termino diciendo Paulet y apretando el paso aún más.

-¿No vas a detenerte?

-¿Por qué haría eso? El instituto está más adelante.

-Pero, la banca... ¿no vas a detenerte a leer?

Paulet paró de golpee provocando que casi cayera. Ya que se estabilizó, volteo a su derecha y miró la banca. Su banca... pero no podía. No quería que la observara leer porque sabía perfectamente, que se le quedaría viendo. Por lo cual, contestó:

La Chica Que CreyóOnde as histórias ganham vida. Descobre agora