Capítulo 2

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Cuando me desperté el sábado en la mañana, me sentía devastadora por la manera que actué enfrente de Adi. Sentí tanta vergüenza conmigo misma. Quería ver a mi padre y abrazarlo como todos los días que llegaba del trabajo, pero sabía que eso nunca iba a pasar. Me puse ropa deportiva y un par de tenis.

Mis ojos estaban un poco hinchados de haber llorado 3 veces en un día por el mismo motivo. Primero, cuando mi mamá me hizo recordar mi pasado. Segundo, por culpa de Adi, y a lo último cuando Jeremy me trajo a casa.

Subí rápidamente a mi habitación antes de que mi mamá se diera cuenta y lloré hasta quedarme dormida. Me sentía tan avergonzada de ser la persona que era y de no poder cuidar de mí misma.

—Buenos días —le dije a mi mamá que estaba de espaldas. Llevaba puesta unas gafas de sol para que no viera mis ojos aún hinchados.

—Buenos días, cariño. ¿Te divertiste anoche? —Se giró para verme —¿Por qué traes gafas? —sus cejas se fruncieron en un ceño.

—Estuve bebiendo y tengo una resaca —bromeé.

—¿Bebiste? —su cara palideció.

—Sí, creí que me iba a relajar. Después del partido fui a la fiesta de Adi. Tu misma me dijiste que me divirtiera y lo hice. —seguí bromeando para ver la cara de mi madre quien estaba asustada. Traté de reprimir una sonrisa.

—Sí, lo sé cariño. Pero jamás te dije que bebieras —estaba a punto de regañarme.

—Estoy bromeando mamá —solté una risita. Fui al refrigerador y saqué una caja de leche, mientras buscaba el tazón y el cereal. —Y sabes que para mí la cerveza es una porquería ¿Qué no me conoces?

—Por un minuto creí que era verdad. Casi me matas de la impresión —se posó una mano en el pecho como queriendo evitar que su corazón se saliera de su lugar. —Un día de estos me vas a matar, —su respiración se tranquilizó. Ahogué una risa, remplazándola por una sonrisa. Era la primera vez que sonreía en toda la semana, parecía extraño hacerlo.

—Aunque no bebas no significa que algún día no lo harás —vertí leche en el tazón y después cereal, tomé una cuchara y comencé a desayunar tan rápido para ir a correr en esta mañana. —...hace tiempo que no veía una sonrisa en tu rostro. Se ve tan bien en ti. —se sentó a mi lado de la mesa.

—Lamento lo de ayer en la tarde. No quería discutir contigo, es solo que me preocupas. Eres todo lo que tengo y no te quiero perder —acarició mi mano que tenía reposando en la mesa mientras devoraba mi cereal.

—No me perderás. Te lo prometo —Afirmé poniendo fin a nuestra conversación y terminando mi cereal. —Voy a correr —Tenía que liberar mi mente de lo que pasó a noche. Me despedí con un beso en su mejilla y salí a la maravillosa mañana que el mundo me ofrecía.

***

Cuando aparqué mi auto en la entrada de la escuela, recé porque nadie recordara la noche del viernes. Tomé varias respiraciones antes de salir, sabía que hoy no sería un día fácil para mí.

—Buenos días —me saludó Jeremy. Se encontraba sostenido de la pared a lado de la puerta de entrada del instituto.

—Qué tiene de buenos, según tú —Resoplé. Tocaron el timbre para iniciar las clases.

—Te acompañaré a clases —caminó a mí lado, mientras yo cambiaba mi mochila de hombro. No quería que él pensara que yo era una chica a la que tenía que cuidar y proteger, yo no era su hermana para que lo hiciera. Me hacía sentir frágil e inútil.

Secretos PerturbadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora