veinticuatro || descubrimiento

3K 136 23
                                    

| Nota: sigue narrando Will |

Salgo del Oasis chocándome con la gente, pero me da igual. Me detengo un momento en la puerta para recuperar el aliento. «¿Qué hago ahora? No voy a volver dentro donde puedo encontrarme con él de nuevo». 

Miro al cielo estrellado buscando hallar mi respuesta. Veo como la luna se alza por encima del bosque que rodea el Oasis; solamente se puede apreciar una de las mitades de la luna. 

Empiezo a caminar llamada por la tranquilidad del frondoso bosque. La brisa nocturna me azota en las mejillas secando algunas gotas de sudor. Mis pulsaciones se relajan un poco. 

Pronto, a mi alrededor lo único que distingo son árboles tan altos que podrían tocar el cielo si quisieran. Me entran ganas de subirme a uno de ellos y trepar hasta la copa para tocar las estrellas. La vista desde allí arriba tiene que ser espectacular. Lucho contra los impulsos de subirme a una rama baja que aparece en mi visión. 

No sé hacia dónde me dirijo. El silencio de la naturaleza me transporta a otro mundo. Cuando era pequeña, íbamos todos los veranos a una casa en el monte. Ojalá todavía pudiese ir allí, como en los viejos tiempos. 

Agudizo mi oído cuando unos sonidos me llaman la atención. Son como unas voces que se escuchan en murmullos. Camino con cuidado de no hacer el más mínimo chasquido con las hojas secas o con alguna rama pequeña que se interponga en mi camino.

 Cuando siento que las voces se escuchan lo suficientemente cerca, apoyo mi espalda contra la corteza de un álamo para que no me descubran.

Las voces parece que estaban discutiendo sobre algo. Una de ellas me resulta familiar, pero no consigo distingirla bien. Intento descifrar sobre qué están hablando, pero unos gruñidos parecidos a los de un animal interrumpen las voces. 

Pasan unos minutos en los que parece que las voces forcejean. O eso me parece a mí. Me sorprendo cuando todos los sonidos que antes había, cesan de golpe. Solamente me parece percibir la respiración agitada de alguien. O de algo. 

No puedo explicar el porqué, pero me siento tentada de darme la vuelta y ver si ya no hay nadie. Me siento incómoda teniendo que pasar por esta situación. Creo que debería volver con Vanessa. No le he comentado nada de lo que ha pasado, aunque no creo que se haya dado cuenta de que me he ido. Estará demasiado ocupada con aquel tío como para preocuparse por otra cosa. Estoy segura.

Poco a poco, comienzo a deslizar mi cuerpo y a apartarlo del tronco. Lo giro lentamente y, ante mí, contemplo una escena horrorosa. 

Hay un tipo en el suelo; desangrado, muerto, la sangre se extiende manchandolo todo a su paso. Al lado de él, hay algo espantoso. Un monstruo. Su boca está entreabierta dejando al descubierto unos incisivos afilados como cuchillos de los que gotea sangre. Las garras me recuerdan a las de un oso. Su pecho sube y baja rítmicamente; su respiración es pesada.

Pero eso no es lo peor de todo. El ser, sin que casi me percate, cambia de forma. Lo que veo a continuación hace que se me pare el corazón y que mi nuca comience a desprender sudor helado. El monstruo cambia de forma a la de un humano, pero conozco perfectamente a este humano. Esos rizos y esa mirada penetrante son inconfundibles.

Harry. 

Un pequeño grito de horror emerge de mis labios. En seguida me arrepiento de que hubiese pasado. Me oculto tan rápido como puedo detrás del árbol de nuevo, pero a los pocos segundos ya lo tengo enfrente mía. Ante su presencia, todo mi cuerpo comienza a temblar de terror. Siento mis piernas flaquear solo con su mirada.

—¿Qué demonios se supone que haces aquí? —exclama Harry dubitativo.

No respondo. No puedo. Simplemente no sé formar una frase coherente en mi cabeza en estos momentos. Me parece ridículo abrir la boca.

Harry parece que se impacienta ante mi silencio. Una imagen de mí misma contra el frío suelo de tierra y Harry devorándome pasa por mi mente.

—¿Qué has visto? —habla de nuevo duramente. La mandíbula la aprieta con fiereza.

Levanto mi cabeza sacando fuerza de dentro de mi interior para mirarle directamente a su rostro.

—¿Qué eres? —susurro más para mí misma que para él.

Parece valerle mi respuesta cuando una mueca se forma en su rostro. 

—Tienes que venir conmigo.

Sin más palabras, agarra mi muñeca con fuerza mientras me arrastra detrás suya sin dar tiempo a que pudiese replicárselo.

Mi mente está colapsada de preguntas, pero hay una que retumba incansable. ¿Qué va a hacer conmigo?

En ningún momento se me había pasado por la cabeza que en esta noche viviría tantas experiencias juntas. Estoy desconcertada. 

Después de lo que me resulta ser una eternidad, logramos salir del bosque. Esta zona la he visto antes, es donde aparcan los coches del Oasis. Menos mal que a estas horas está desierto de gente. Harry se detiene junto a un coche negro impecable y abre la puerta del copiloto.

—Sube —ordena con tono cansado. Obedezco y cierra después de entrar completamente.

Veo a través de las ventanillas como Harry se aleja unos metros del coche y saca su teléfono móvil para hablar con alguien.

---------------------------------------------------------------

Bueno, hola de nuevo a todo el mundo.

Muchas gracias por todo el apoyo de las visitas, votos y comentarios. Lo valoro mucho :)

De verdad que ahora mismo no tengo ganas de hablar, asi que no me enrollaré. Siento publicar solo un capítulo, pero es lo máximo que puedo hacer. Y no sé si éste será el último antes de las vacaciones porque ya empiezan los exámenes Y NO TENGO TIEMPO.

Espero vuestros votos y comentarios acerca de lo que os ha parecido el capítulo xx.

Fuego Interno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora