Una vez me preguntaron si realmente esperaba algo de mi misma. Yo respondí que solo buscaba la felicidad. Pensé en las veces que buscando la calma me enterré en mi propio huracán de prejuicios y en las veces que buscando una razón encontré la luna. La luna que encontraba en su curva sonrisa, la misma que causaba mis eternos insomnios mientras otros dormían como un lirón. Mi felicidad se desvanecía cuando su mirada me evitaba, y poco a poco mi cielo se nublaba. Volvía el huracán, el aguacero y la niebla no me dejaba ver nada. Con los días aprendí que solo necesitaba un campo de flores donde poner un mantel y comerme el amanecer. Necesitaba un jardín en el cielo sujeto con pinzas para poder permanecer plantando cuentos, reír y hacer que la luna piense que ya todo me sabia a poco. Pues necesitaba pensar, soñar o mas simple, amar. Amar a quien te marca, a quien deja huella, y no a quien te quiere pisar.
