Algo tan sencillo,
Tan dulce y amargo,
Como el color de sus ojos,
Que se veían incluso cerrados
Eran marrones como el café, el café que me producía desvelos.
Me dijeron, atrévete.. y yo me quite el caparazón.
Confíe demasiado, confíe mal.
Ellos me pegaron, en lo más profundo del corazón.
Hasta hoy...
