Capítulo 17

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Casi sin esperárselo, se encontró solo. Zayn no estaba en la silla pequeña, haciendo tiempo por él. Primero lo buscó con la mirada, ignorando la leve rareza de Lia y entonces, dio un par de pasos hacia atrás dándose cuenta que una vez más, el moreno exótico lo había dejado colgado. Se mordió el interior de sus mejillas y con tranquilidad en sus pasos, llegó al comedor. Notó las conchas colocadas con orden encima de la mesita de madera, Alina no estaba y nadie estaba. Zayn se fue, sin despedirse o sin considerar terminar de hablarle al respecto.

Rodó los ojos, volvió a agarrar otro suspiro grande y se alejó del comedor. Cumplió con sus labores, entregando a los niños que hacían falta y luego, ocupó su tiempo en dejar todo listo para mañana.

__ Alina, ya me voy- asomó su cuerpo por el marco de la puerta.

__ ¿Firmaste?

__ Sí.

__ Está bien, hasta mañana- ella metió un paquete adentro de un cajón del escritorio y Harry asintió sonriendo levemente.

__ Hasta mañana- fue amable.

No dudó en ver la hora cuando se sacó el celular del bolsillo. Casi las cinco y diez de la tarde, ¿por qué la luz del día se tiene que ir tan temprano en época de invierno? Eso no es divertido, eso es molesto.

Ambas manos las metió en los bolsillos del abrigo largo, hay pocos charquitos en las aceras y el mundo se mueve a una velocidad que Harry no puede alcanzar. Le gustaría, más que nada, entender cómo hay personas que creen saberlo todo. Eso es imposible. Sentado en el autobús diferente, pensó por un momento en la pequeña conversación que él y Zayn habían tenido. Después de que Zayn entrara al salón, notó al instante la mirada de molestia escondida. Era como ver a Robin fingiendo que la presencia de Harry no le incomodaba.

Esperando el metro para ir hacia ese lado de la ciudad en donde está ubicada la panadería, se comió unas galletas de vainilla que tenía guardadas desde el desayuno. Las puso ahí para comerlas en algún momento del día, pero no creyó que fuese a suceder hasta el final. A veces, cuando pasa frente a puestos de periódicos, se detiene por un instante y lee los titulares. Mantenerse informado de la situación actual del país y del mundo es muy importante, los hombres maduros hacen eso.

¿Pero desde cuándo no sale a bailar o beber alguna margarita? Así como las que se tomaba con Niall y Louis. Porque hasta de ellos se apartó por culpa del vicio de Austin.

Dio un paso hacia adelante y entró al vagón cuando las puertas se abrieron ante él. Hoy, casa no es el destino. Tiene que llevarle a Robin esa parte del aguinaldo que ya recopiló en la quincena. A veces, cuando pasa por delante de tiendas un poco elegantes, se detiene por un momento a observar las ropas que visten cada maniquís. Sin darse cuenta, se imagina a sí mismo usando esas piezas de diseñador y luego piensa en cómo debería caminar en medio de una pasarela si lo estuviera. Harry se ríe solito después de pensar en cosas tan tontas como esas.

Todavía tiene las trenzas que le hizo Lia cuando mostraban cómo hacerlas. Es que los niños aprenden rápido. Queda muy en claro que su reflejo es algo especial. Caminó por un tiempo determinado y luego no dijo nada. Al final, pensó en muchas cosas a la vez. Él todavía está tratando de adivinar qué hará Austin después de salir de la rehabilitación, y es que hay un punto en la noche en que se ha comido la cabeza de tanto pensar que ya el sueño está escondido en un lugar imposible de alcanzar. Y es por eso, que sus leves ojeras se han marcado más y más. Pero no se estresa, Austin está al tanto de la orden de alejamiento y si la rompe, las cosas se podrían poner feas de verdad, porque Harry ya no es el mismo idiota de hace meses atrás.

¿Estás ocupado? *Zarry Stalik*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora