Capítulo 5:

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Notas de la autora: Hola chicas, advierto que Yui y Ayato serán parejas, gracia a la elección de la heroína, los cinco restantes habían quedado dolidos por su elección lo cual también esto será el principal motivo de los problemas que surgirán durante la historia e incluirá también al Zuo. Si no eres fanatica de Yui Kimori o de la pareja inclusive, te sugiero que no sigas leyendo.

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Los hermanos Sakamaki

Suspiró con frustración, detestaba las despedidas, le afligía ver las lágrimas de Rita antes que él partiera. Fijó sus orbes azules por la ventanilla con desinterés, viendo pasar los árboles como pinzelada en el exterior. El cielo estaba nublado y el silencio dentro de aquella limusina era abatido de tantas preguntas, bueno, al menos para él. Vió de reojo a su padre, estaba cruzado de piernas mientras se distraía en la lectura de aquel libro. Karlheinz sintió los ojos de su hijo en su persona y sonrió levemente mientras ajustaba sus lentes, podía percibir la matiz de las emociones que carcomía al jovencito.

—¿Nervioso?—El joven se sonrojó, su padre podría predecirlo tan fácilmente, ¿Tan obvio era?

—Si—Admitió cabizbajo.

—Tranquilo hijo, no morderán—Ironizó suprimiendo una carcajada—"No debería mentirle"-Pensó con gracia, conocía perfectamente como eran cada unos de sus hijos.

—Yo... ¡lo siento!-Se disculpó ¡Que tonto! Debería aprender a dominar sus emociones y sentimientos—"Espero que sean tan amigables como Robert y Rita"—Reflexionó con ciertas ilusiones. Cerró sus ojos y reposó su cabeza en el cristal de la ventanilla.

Después de una hora, finalmente llegaron a su destino, el muchacho sintió unos leves zarandeos, frunció el ceño por la intromisión de su sueño.

—Zuo, despierta, llegamos—Era su padre, abrió sus párpados y por varias veces pestañeó mientras daba un ligero bostezo.

—Lamento haberme quedado dormido papá—Dijo el chico mirándolo nervioso.

—Estabas aburrido, lo entiendo. Es hora de bajar—Informó abriendo la puerta, Zuo miró hacia afuera del coche y quedó estupefacto ante la vista de la descomunal residencia, de alguna manera no debía sorprenderse, su padre tenía bastante dinero y con el podía obtener todo lo que quisiese. Por alguna extraña y vaga razón, ese lugar le dió mala espina. Terminó de salir del coche mientras Karl sacaba el equipaje de su hijo del baúl del auto.

—Permíteme padre—Extendió sus manos para tomar la valija.

_No hay problema, lo haré yo.

—Te lo agradezco—Ambos caminaron hasta llegar a la entrada, a cada centímetro que se acercaban, Zuo sudaba de nervios y ansias aunque trataba de disimularlo bajo esa fachada de seguridad en indiferencia. Tougo abrió las puertas sin siquiera tocar, entrando a la mansión con tanta confianza.

—Pasa Zuo—El chico asintió tragando con pesadez. El decoro no eran tan diferente a la suya en donde vivía, con la única diferencia que era un poco más turbio y silencioso. Llegaron hasta la sala de recibimiento y el menor no y dejó de también contemplar con una curiosidad infantil a los alrededores.

—Hijos, salgan—Gritó Karlheinz mirando a todos lados, unos segundos, nada, nadie apareció. Le pareció descortés la actitud de más grande, ¿Entrar sin permiso y dar órdenes?

El novio sacrificio (Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora