22#: Todo... ¿se acabó?

Start from the beginning
                                    

Mis mejillas ya estaban tomando un raro color carmesí.

—El vuelo sale en dos horas. —Sony salió del baño mirando fijamente su reloj. Jules suspiró y volvió a su lugar, sentándose como si nada hubiera ocurrido. Lo miré tratando de llenar mi aura más maligna y derramarla sobre él. Sony levantó la mirada y nos observó—. ¿Estás bien, Ben? —Sentí su mirada en mi mejilla, pero lo ignoré. Quería que toda mi aura caiga en Jules por tal cosa—. Estás muy concentrado. Sabes que si haces fuerza puedes cagarte encima, ¿verdad?

Jules largó una carcajada, casi ahogándose. El cuatro ojos apretaba la mandíbula para no reírse, y mis ojos se volvieron como los de un vampiro.

—No tengo ganas de ir al baño —contesté. Mi estómago gruñó por segunda vez en el día—. Pero creo que mi estómago quiere algo.

Jules se encogió de hombros.

—Si quieres te puedo cocinar algo, ya lo sabes. Soy el mejor chef.

Y ahí íbamos de nuevo. Aún recordaba cómo competíamos Jules y yo, aunque él sólo quería que lo recordara, aún no sé porqué competía conmigo.

—¿Por qué quieres competir conmigo? —pregunté ignorando totalmente su competencia. La verdad sobre todo, era que yo siempre fui competitivo en todo, desde respirar debajo del agua, hasta quién tarda más sin pestañear. Esto no era un excepción, no me importaba mi contrincante, fuera fuerte o débil, sólo me importaba ganar. Pero ahora siempre me pregunto: ¿para qué mierda ganar si ya tengo todo lo que quiero? No quería perder nada más, por lo que, no voy a hacer nada ni para ganar y perder, porque, ya saben. Si quieres ganar, debes saber perder.

Jules suspiró. Se levantó del sofá y de espaldas me respondió:

—Amo cuando te concentras en ganar.

Me encogí de hombros aún sabiendo que él no me veía. Sony era el único que nos observaba como una partida de ping pong.

—Lástima, ya terminé con eso.

Sonreí. Jules se dio la vuelta y me observó. Cerré los ojos para no desviarme.

—¿Por qué? —preguntó.

A lo que respondí con algo que desde los quince años practiqué, una frase que sólo utilizaría cuando ya tenga todo lo que necesito:

—Por que no quiero perder a nada, ni nadie más. —Mi sonrisa se desvaneció. Pasaron tantos años después de que perdiera a mis mejores amigos por ello.

Alguien, seguramente Jules, me revoloteó los cabellos. Abrí mis ojos y me encontré con sus ojos celestes, eran como dos zafiros puros.

"Te amo", quise decir. "Amo tu pelo. Tu sonrisa. Tus ojos. Tu estatura. Tu voz. Tus besos. Tus palabras. Tus manos. Tu corazón. Tu risa. Tu cuerpo. Tus chistes. Tus abrazos. Tu olor. A ti. Te amo más que nadie Jules, pero aún no sé como explicártelo con palabras. Si tan solo pudieras leer mi maldita mente, habría un 60% de posibilidades de que te vuelvas loco, pero habría otras 30% que sepas cuando te amo, te anhelo, y muchas cosas más".

—Yo también te amo. —Abrí los ojos como platos. Jules estaba inclinado sobre mi rostro, con una sonrisa pícara. ¿Acaso... leyó mi mente?

Su rostro estaba a escasos centímetros de mi. Alcé mis manos y maté la distancia que nos separaba. Planté mis labios en los suyos, y noté que su aroma también era de naranja-mango, lo que me hizo saborear una vez más el jugo, y a la vez, su sabor. Un único sabor que no tendría ni letras ni palabras para describirlo. Tal vez era algo dulce o salado, pero siempre delicioso.

¿Es en serio? (Yaoi-Gay)Where stories live. Discover now