22#: Todo... ¿se acabó?

36.3K 1.2K 642
                                    

Benjamín

—¿Seguro que estás bien? —La voz de mi tío sonaba claramente preocupada a través del teléfono celular de Jules.

—Sí, ya te lo he dicho. Me alojaré con... —Mi lengua se trabó. ¿Cómo le explicaría a un militar como él que su sobrino era gay?, más aún que voy a comenzar a vivir con él—. Un amigo. Puedes estar tranquilo.

—Pero tu padre... —El tío John siempre fue cercano a mi padre, naturalmente parecían hermanos por lo unidos que eran, pero anteriormente supe que mi papá fue adoptado por ellos, dando como resultado, la familia Greenwirk.

Algo extraño, pero a mí me encantaría tener el apellido anterior de mi padre, el de mi verdadero abuelo, sólo que no sé como es realmente.

—Ya sé que ocurrió con él, yo mismo lo vi. —Los fragmentos que salían de mi boca ya no era mi voz. Esta sonaba fría e indefensa, algo que no quería mostrar en estos momentos que mis mejillas están totalmente pegajosas a causa de mis lágrimas.

Oí que hacía una mueca.

—Entiendo. Pero, cualquier cosa que pase... espero que sepas que aquí tienes una habitación, cama y tres comidas por día. Siempre serás bienvenido aquí.

Sonreí. Tenía suerte de estar llorando mucho tiempo antes, ya que ahora sentía mis ojos secos, sin energías ni de pestañear.

—Gracias —le agradecí. Cerré los ojos y me despedí—. Hasta luego, los quiero.

—Nosotros también.

Corté.

Mi sentimientos se revolvían en mi estómago y cabeza. Era peor que una maldita resaca. ¿Será que seré el hijo maldecido de Dios?; por un mini momento pensaba que mi madre había hecho un pacto con el diablo, dándome todos los malditos castigos.

Me apoyé en el cómodo sofá de Huilen y cerré mis ojos, tratando de sellar por un momento mi cabeza, para que todo se me olvide.

Comencé a tararear una canción que resurgía en mi cabeza, por lo menos me distraería un poco, la música sirve para todo, ¿verdad?

Sentí algo frío en mi mejilla y comencé a abrir nuevamente los ojos con pereza, justo cuando comenzaba una de mis canciones favoritas... Como agradecería ahora mismo un cuarto totalmente oscuro, solitario y a la vez un par de auriculares.

—Tienes que tomar algo, o te deshidratarás. —Jules sostenía una botella fría con un jugo francés. Espero que no sea veneno...—. Es sabroso, siempre lo tomaba de niño, era mi favorito... —Sonrió. Mi estómago gruñó, sacándome de la escena de su bella sonrisa.

Tomé la botella entre mis manos y la observé. Era un jugo de naranja-mango, nada especial. A mí también me encantaban estos jugos de niño, es mas, siempre compraba estos jugos de tang, aunque esta marca nunca la conocí, pero claro, como no... es francesa.

Abrí la tapa y pude contemplar el olor a fruta pura. Jules se sentó a mi lado moviendo nerviosamente sus manos. ¿Tanto le importaba si me gustaba o no el jugo? Coloqué el pico en mis labios y tomé aquel líquido despacio; podía sentir como bajaba lentamente desde mi garganta. Tomé la botella de medio litro en dos tragos. Era delicioso.

—¿Te gustó? —preguntó él.

Asentí.

—Tienes buenos gustos con los sabores —añadí. Sus ojos brillaron y sus labios se transformaron en una sonrisa aún más amplia. Y en ese momento me di cuenta que no dije lo correcto.

Me observó por unos segundos, y como la velocidad de la luz, tenía su rostro a centímetros de mi mejilla. Sus labios estaban sobre mi oído.

—Por eso te escogí. —Chasqueo la lengua y tomó mi oreja entre sus dientes. Largué un quejido ante tan repentina ocasión. Luego él se alejó y siguió mostrando todos sus perfectos y blancos dientes—. Eres delicioso —agregó.

¿Es en serio? (Yaoi-Gay)Where stories live. Discover now