-Bueno, tiene algo de razón, no planeaba que todo el viaje fuera hablando con una pequeña. -hablé revolviéndole los cabellos a la niña, quien se limitó a sonreír, achicando sus ojos ámbar.

-Suele ser tranquila y tímida, me sorprendió mucho cuando comenzó a hablarte sin tapujos.

-Abuela, no le digas esas cosas a Yu-chan.

-¿Ya hasta le pusiste un apodo? Si que eres confianzuda. -rió la señora, ganándose una mirada molesta de la menor.

-Yuri sonaba muy formal, Yu-chan es mil veces mejor.

-¿No te molesta, Yuri-kun?

-Para nada, y dígame sólo Yuri -giré mi vista hacia la pequeña antes de sonreírle-Me parece muy tierno de tu parte, Hina-chan.

La niña se abrazó a mí por encima del posabrazos y empezó a hablar de nuevo acerca de su primo, al parecer él también le llamaba de la misma forma, haciendo que ella entrara, si era posible, en más confianza.

De un momento a otro Hinami cayó dormida, suspiré recostándome en mi asiento con una sensación de paz inexplicable. Cerré los ojos buscando conciliar el sueño, pero la señora Haruka, abuela de Hina, tenía otros planes.

-¿Y cómo es ella? -preguntó fijando su vista en mí.

-¿Quién? ¿Hina-chan?

-No, no. -soltó una pequeña risa- La jovencita por la que estás tan decaído.

-Querrá decir él, entonces. -acoté con una leve mueca de incomodidad al tocar ese tema.

-¡Oh, mil perdones! No quise sonar homofóbica en algún momento.

-No se preocupe. -fingí una sonrisa, no me apetecía hablar de mis enredos amorosos con un extraño.

-¿No me contarás cómo es él? No tengo problemas en aconsejarte, a mis sesenta y nueve años puedo ser de ayuda si de amor se trata.

Vacilé durante unos segundos, no quería ser descortés con ella, me había tratado muy bien durante el trayecto e ignorarle sería grosero de mi parte. Pero, a la vez, mis ganas de conversar acerca de Victor eran nulas, había conseguido despejar mi mente y no llorar durante una semana, preparándome psicológicamente para cuando me alejara de él por completo.

-Pues bueno... es ruso, más alto que yo, sus ojos azules son los más lindos que he visto, ¡y su sonrisa alegra a cualquiera! Siempre ayuda a los demás y busca que todos sean felices, es muy amable. -hice una pausa al notar que había elevado mi voz demasiado y podría despertar a la niña en un instante.

-Tus ojos se iluminan al hablar de él, querido, ¿por qué terminaron separados?

-Digamos que su familia no acepta a las parejas del mismo sexo, todo terminó mal cuando se enteraron. -sentí mis mejillas arder al recordar el cómo fue que se enteraron.

-Lo siento mucho. -susurró- Cuando era más joven tampoco toleraba a los homosexuales, supongo que Dios me puso aprueba dándome un hijo gay, aún recuerdo el día que lo dijo en la casa, no supe cómo debía sentirme. Pero el amor de madre que le tenía era inmenso, y por algo tan tonto como eso no me alejaría ni lo rechazaría.

Escuchaba embobado a la abuela mientras hablaba, su manera de pensar era muy sabia, y podía asegurar que era así por el pasar del tiempo. Ella contaba largas historias con respecto a su hijo, y como Hinami fue adoptada por su primogénito y su pareja.

En Francia¹, país donde ambos hombres se casaron, la pequeña de ojos ámbar había sido abandonada frente a una Iglesia a los dos años, y a pesar de las tantas quejas de los curas con respecto a que la adoptaran unos homosexuales, la ley intervino y pudieron hacer todos los trámites necesarios.

-Me alegro por ellos. -le dediqué una de mis más sinceras sonrisas.

-Te lo agradezco. -devolvió el gesto y las arrugas alrededor de sus labios se marcaron- Eres un buen joven, ¿por qué acabaste así? Luces demacrado con esas ojeras y piel pálida, no es bueno descuidarse así.

-Señora, no se preocupe por mí, se me pasará con los días.

-El dolor de un corazón roto no se pasa con sólo unos días, cariño. A veces es bueno aclarar las cosas y no tomar decisiones apresuradas. -suspiró pesadamente- ¿De verdad quieres alejarte de él?

No supe qué responder, mi mente quedó en blanco de manera total. Sabía que me alejaba del albino por haberme traicionado y mentido, ¿pero era lo que quería? Parecía absurdo preguntarlo ahora, a tan sólo dos horas de llegar a Tokio, pero por mi cabeza comenzaron a pasar mil y un dudas y la inquietud se apoderó de mí.

"But everything is shattering and it's my mistake."

La mayor al ver el tenso silencio que se formó optó por dejar de hablar, y se sumió en su lectura como durante el resto del trayecto. Yo, por mi parte, miraba por la ventana, intentado que el paisaje me diera las respuestas a todas mis incertidumbres. Pero eso no era posible, la única persona que podía darme aclaratorias era yo mismo, y con la mente tan caótica como la tenía era imposible.

El viaje en tren acabó antes de que me diera cuenta, estaba tan distante en mis pensamientos que uno de los revisores tuvo que llamarme personalmente a que saliera del vagón. Ya estaba en la capital, el frío de la noche calaba mis huesos y tuve que ajustar mi bufanda mejor alrededor de mi cuello. Busqué con la mirada a las dos personas que me acompañaron en el viaje, pero no las pude encontrar en ninguna parte, al menos me hubiera gustado despedirme.

-¡Yuri! -vi una silueta acercarse corriendo hasta estar frente a mí.

-Mari-nechan... -susurré, tenía dos años sin verla, pero no había cambiado en lo absoluto. Seguía igual de radiante que siempre, a diferencia mía.

-Está helando aquí, vamos al departamento de una vez, hablamos allá. -jaló mi brazo y tomó una de mis maletas mientras caminaba hacia una parada de taxis. Supongo que al ver mi deplorable estado lo que menos quería es que me tirara a llorar en medio de la estación, ya tendría tiempo de desahogarme cuando estuviéramos a solas.

De esta manera fue como mi nueva vida en la gran ciudad comenzó, por un corazón roto. Había abandonado el pueblo que me vio crecer por culpa de un chico, ¿valía la pena? No tenía idea, pero ya era tarde para arrepentirse.


N/A: ¡Mil disculpas por tardar tanto en actualizar! Esta semana ha sido de exámenes, y mi salud no es muy buena que digamos, así que todo se juntó y el tiempo para escribir lo dediqué a Victor's Thoughts.

Espero que les haya gustado el capítulo, lo hice bastante largo, aunque es uno más calmado y de transición. Gracias por leer y votar💘.


¹ Francia es uno de los pocos países en los que es legal tanto el matrimonio como la adopción igualitaria.

FOOLS - victuuri; yuri on ice Where stories live. Discover now