7.-Perseguido

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Temprano al día siguiente le dejé una nota a Mia sobre la cama para decirle que debía ir por unas cosas, luego dejé la posada.

No tenía ropa limpia, ni armas o dinero, estaba en la capital y era perseguido por un crimen grave, estaba solo y desorientado por todo lo sucedido, realmente este no era uno de mis mejores días. Salí a una de las calles principales, el sol se asomaba entre las nubes iluminando lentamente las calles, los vendedores estaban preparando su mercancía; los guardias echaban a los borrachos de la calle y otros pasaban recogiendo la basura del piso. Caminé discretamente por la ancha avenida en busca de cualquier cosa que me sirviera, entonces a no mucha distancia distinguí a un hombre alto y calvo, iba delante de varios soldados, ¡era Ilian! El tal vez me podría ayudar, conoció a mi padre y varias veces luchamos juntos cuando todavía él era un comandante. Esperé en una de las calles transversas a que se aproximara. Seguramente él junto a varios soldados estaba buscándome. Cuando se acercaba, le grite:

- ¡Ilian! ¡Ilian! – el miro a los costados y siguió caminando.

Nuevamente le grite y esta vez sí pareció escucharme, puesto que se caminó hacía donde yo estaba.

- ¡Ilian necesito tu ayuda! - le dije en cuanto lo tuve al frente. Él desenvaino su espada y me ataco.

- ¡no! ¡Escúchame! – le grite mientras esquivaba sus golpes. No se detenía, dio un golpe vertical que, evite rodando junto a él. Lanzó otro horizontal mientras se daba vuelta hacia mí, y luego otro, y después uno más. Me agachaba, rodaba y retrocedía rápidamente para esquivar sus golpes. Entre ellos caí al suelo, su espada se levantaba y venía velozmente hacía mí, con mi brazo estirado logre alcanzar un trozo de madera con el que trate de bloquear su golpe, pero en cuanto lo toco lo quebró. Me dio el tiempo de girar por el suelo, para levantarme. Estando detrás de él le di un golpe con mi codo.

- ¡Escúchame! – le grite, mientras él se daba media vuelta para empujarme con su hombrera. ¡La pared se colocó en mi espalda y su espada se acercaba con fuerza! Estaba por cortarme, cuando súbitamente se detuvo.

- Tienes diez segundos – me dijo. Un suspiro salió de mi boca.

- Perseguía a unos jinetes desconocidos, cuando los alcancé los sabios... ya habían muerto, luego ellos...

- se te acabo el tiempo- me dijo mientras levantaba su espada.

Antes de que llegara su espada, le di un golpe con mi rodilla sin dudarlo. Luego otro en la cara y una patada más. El calló al suelo y antes de que se levantara pise el mango de su arma.

- ¿¡Dónde está su justicia!? – le grite, mientras levantaba mi otra pierna para noquearlo, pero el soltó su espada y de un salto se levantó, ahora el me dio un golpe en el abdomen, luego su puño se dirigió derecho contra mi cara. Lo detuve súbitamente con mi antebrazo y respondí con el otro. Luego de nuevo golpee su cara y otra patada en su abdomen. Si no me quería escuchar de buena manera iba a tener que obligarlo. Él estaba por caer al suelo, pero se afirmó en su rodilla. Un rodillazo y un golpe más en el pecho. Ahora él estaba contra la pared.

- ¡YO NO FUI! – le grité mirándolo a los ojos y sujetándole el hombro.

Él con un golpe curvo me dio de improvisto, luego con el hombro y otro más en la cara. No alcanzaba a defenderme cuando ya llegaba el siguiente ataque. Se detuvo un segundo para escupir sangre al lado, y luego dijo:

-¡Perdóname amigo! Pero tu... ¡tienes que morir! – su rostro me revelaba un dolor y una determinación muy dudosa, que no me dejaba luchar tranquilo. Volvió a golpearme en el estómago y luego un codazo en la espalda, eso fue suficiente para yo cayera sin más fuerzas al suelo. El no aparto su vista mientras retrocedía, luego se agacho y recupero su espada. Se acercó nuevamente hacia mí. Yacía sobre el suelo, retorciéndome y tosiendo sangre. El Levanto su espada y me miró fijamente. Paso un segundo y clavo su espada.

Giré la cabeza y a un paso mi paso mío estaba enterrada.

-¡Vete! Y no te metas en esto, no te volveré a perdonar la vida- me grito mientras desviaba la vista.

Me levanté atónito y caminé dolorosamente hacia otra calle. En camino a la posada, girando en una esquina alguien me agarro del cuello y me tiro hacia un callejón, rápidamente tomé el brazo del extraño para lanzarlo al suelo, pero cuando levanté la cabeza me di cuenta de que era Benek. Apoyé mi cabeza en su hombro y suspiré. Retrocedí un par de pasos y me di cuenta de que sangraba bastante, también tenía heridas de la espada.

- ¿Qué está pasando? - le pregunté

- No estoy seguro, vamos a algún lugar donde podamos hablar.

Fuimos a la posada, él la pago y consiguió unas ropas y vendas para las heridas. Cuando entramos estaba Mia mirando por la ventana. Vestía trapos y también tenía heridas en los brazos. Los tres nos sentamos junto a la mesa, Mia curo mis heridas y las suyas mientras yo le explicaba como la había conocido a Benek.

- ¿Está bien que ella sepa lo que está pasando? - me preguntó

- sí, no estoy seguro porque, pero confió en ella – le respondí con seguridad.

- Supongo que recuerdas cuando escoltamos al rey Barus hace unos años atrás. Junto a Ilian y otros comandantes lo acompañamos a la capital y luego donde los sabios. Tú, como eras solo un oficial no podías saber mucho, es más, yo como comandante solo tenía el conocimiento de su existencia, no de su función o algo más. Luego nos enteraríamos de que mantienen la paz, pero, en fin, los únicos que pueden hablar con ellos son los reyes y los cuatro generales. Ayer luego de la coronación se le dio la noticia a Karime que los sabios habían sido asesinados. Ella converso junto a los generales las consecuencias de este acto y el rey mayor; Sheiram le explico la totalidad de su función, como comandante real pude quedarme ahí y escuchar lo que sucede. Son 12 viejos hombres llamados sabios los que aconsejan a los reyes, su sabiduría y conocimiento son muy respetados al momento de tomar decisiones. ¡Ellos conocen toda la historia de la edad pasada! Por eso son capaces de guiar a nuestros líderes para no cometer los mismos errores...

- ¿Porque no todos podemos conocer nuestro pasado? - lo interrumpió tímidamente Mia.

- No estoy seguro – Le contesto Benek – Me pregunte lo mismo mientras hablaba el rey Sheiram, pero lo único que dijo al respecto fue: "hay veces que es mejor que lo oculto permanezca oculto" como decía, los sabios también se encargan de solucionar los problemas entre los reyes y así mantener al reino unido.

- ¿Pero, porque tan pocos conocen de su existencia? – volvió a preguntar Mia.

- Supongo que, si la gente supiera de ellos, muchos tratarían de amenazarlos o matarlos con el fin de buscar su propio beneficio y el reino entraría en desorden. – Le respondí

- Pero como solo un reducido número de personas saben a cerca de ellos. - continuo Benek- ahora que no están, las ciudades no se volverán un caos a corto tiempo, Esperamos que los reyes mantengan el orden y no se vuelvan al egoísmo y avaricia.

Hubo un momento de silencio, luego Benek me pregunto cómo había llegado al templo de los sabios y porque estaba ahí. Le expliqué todo lo que había sucedido y le pregunté por los cuerpos de los jinetes que había derrotado, ¡esa era la evidencia a mi favor!

- Solo estaban los cuerpos de los otros sabios y de los guardias, no hay persona alguna que pueda defenderte, y para no levantar dudas en la gente se te acusa del asesinato de soldados y el intento de detener la coronación de Kari... la reina Karime.

- ¡Pero hay un sabio desaparecido! Se lo llevaron los jinetes – exclamé

- Exacto, sin embargo, el rey Sheiram ha decidido pasarlo por alto, puesto que los soldados te encontraron a ti y no hay nada que demuestre que tú eres inocente. – Me respondió con lastima- Aun así, yo creo en ti, por eso te ayudare a buscar al último sabio que vive.


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⏰ Last updated: Feb 06, 2017 ⏰

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La lucha por el Reino: "Atrapado en las mentiras"Where stories live. Discover now