1.-El fin de la nada y el principio de todo

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Mi corazón se llenó de un temor que me paralizaba, mientras Benek me sostenía, *Taymos sangraba a un lado del gran árbol con el hacha clavada en su pecho, *Hikrom había dejado caer la daga que goteaba sangre, entonces lo sentí, lo vi y lo supe, el fuego se había apagado, el fin había llegado.

Un día normal, en un mes cualquiera del año treinta en la edad de Shalom, yo perseguía a un raudo ciervo por un frondoso bosque, llevaba dos horas siguiendo al animal, y finalmente logre cazar a mi presa la cual cayo inocentemente en una de las trampas que le había colocado. Me eché el ciervo al hombro y lo cargué hasta mi solitaria morada en las orillas del rio centenar. limpié la espada en el rio y asé una parte del animal. Ya casi listo, comencé a escuchar el trote de un caballo, levanté la mirada y vi que se acercaba un caballo de color café con manchas negras. lo montaba mi antiguo compañero de milicia, Benek. Él tenía un par de años más que yo; era alto y de pelo negro largo. Cuando llego nos saludamos emocionados y luego compartimos el ciervo. Benek venia de vez en cuando a saludarme, recordar los viejos tiempos -cuando servíamos juntos en el ejercito de Dalygor- y contarme alguna noticia de las otras ciudades. Sin embargo, esta vez él me converso sobre un romance secreto que estaba teniendo con la princesa de Dalygor. Me reí bastante de esto al principio, porque ella era prácticamente inalcanzable. Trate de que me comentara más al respecto, pero no hubo caso, él era más reservado con sus emociones. Luego de que terminamos el almuerzo fuimos a dar un paseo en nuestros caballos, esta vez recorrimos por la orilla del rio centenar hacia el sur disfrutando de la suave brisa que nos acompañaba junto a un cálido sol. En esta ocasión cruzamos el rio por un viejo puente y comenzamos a cabalgar rodeando el bosque Niwo hacia el sur. Ya estábamos a la altura del lago Temko cuando me percaté de que Benek se había quedado atras, así que volví para ver donde estaba. Me interne entre los pinos y encinos junto a mi caballo, ya estaba anocheciendo, y todo se veía bastante oscuro y un poco tenebroso. di un par de vueltas buscando a Benek hasta que me distraje cuando noté a un par de metros varios árboles caídos, lo peculiar era la forma del corte, por la que parecían haber sido destrozados en el costado y luego haber sido golpeados hasta caer. tomé mi espada del costado de la montura de Eccus y continúe solo. Seguí por el camino que habían dejado los árboles caídos. Entonces a lo lejos vi un pequeño grupo de personas alrededor de un creciente fuego. Lentamente me fui acercando, pero a causa de la oscura noche que ya había caído, no los podía diferenciar con precisión. Continúe acercándome más, y recién a un par de metros apoyado en un árbol pude reconocerlos en su totalidad, era un pequeño grupo de cinco orcos, criaturas cercanas a los cuatro codos de altura; de color verde pantano; tenían grandes bocas y un aspecto temible. Tres de ellos eran corpulentos, tenían sus mazas y un hacha grande en el suelo. Usaban pequeñas corazas, los otros dos cargaban un oso que sangraba por el costado, observe como lo balancearon un poco para poder arrojarlo al fuego.

- ¿Qué vamos a hacer? - me susurró Benek al oído.

Yo di un salto del susto e iba a gritar, pero él me tapó la boca.

-tranquilo, no quieres que nos descubran y nos maten, ¿cierto? - me volvió a susurrar.

-Casi me matas tu - le respondí ya un poco más tranquilo - ¿Qué tienes en mente...

Me interrumpió el sonido de un hacha clavándose en la parte contraria del árbol en el que estaba afirmado...

-Ya sabes lo que tendremos que hacer- me grito Benek, mientras desenvainaba sus espadas. yo empuñé la mía y tomé mi escudo, que siempre traía en la espalda. me di media vuelta y observé la situación; dos orcos se acercaban hacia mí con sus mazas; un tercero estaba sacando su hacha que se le había atascado en el árbol; uno de los que había sostenido el oso, luchaba con Benek. No tuve tiempo para reaccionar al golpe del quinto que me ataco por la espalda, caí al suelo y para mi suerte este era uno de los que estaba desarmado así que no fue mayor el golpe. Mi antiguo compañero se encargó del que me atacó mientras yo me levantaba. Los otros cuatro ya se acercaban y Benek ya había logrado vencer al quinto e iba a atacar a otro orco. Logré esquivar el golpe de la criatura con la gran hacha que se había lanzado hacia mí, di un contra golpe con mi espada, y conseguí hacerle daño en el costado de su abdomen donde su coraza no le protegía. los otros tres nos comenzaron a rodear por la espalda, así que Benek empujo con el pie el cuerpo del orco muerto hacia ellos- no sé porque hizo esto, si los orcos no saben lo que es el compañerismo y no retroceden en una batalla por una amenaza, pero en fin- los tres se continuaron acercando, mi compañero me cubría la espalda mientras yo trataba de esquivar los golpes del orco del hacha. En uno de esos él le dio a un árbol de los que ya estaban golpeado. Rápidamente retiro su hacha y mientras hacía esto yo le di un empujón con el escudo, pero fue en vano, era muy grande para poder tumbarlo. El volvió a dar un golpe y nuevamente logre esquivarlo. Otra vez le dio al árbol, el que ya no soporto más y se desplomo. El orco quedo tambaleando y esta vez sí pude derribarlo con mi escudo. Ya en el suelo le di un golpe fulminante con mi espada. me volteé y vi como el árbol que cayo había aplastado a un orco. El otro estaba en el suelo con varios tajos en su pecho y el tercero estaba luchando con Benek, quien iba retrocediendo cada vez más, hasta que se detuvo por que se topó con un árbol, perdió el equilibrio y la feroz criatura le iba a pegar. Así corrí donde estaba el, y me lancé contra el orco, tirándonos al piso. Saqué un cuchillo que guardo en mi cinturón y lo apuñale varias veces hasta que ya no se movió.

La lucha por el Reino: "Atrapado en las mentiras"Où les histoires vivent. Découvrez maintenant