3.-El solitario viaje de un hombre dolido

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Cuando comenzaba a despertar solo escuchaba el dulce canto de aves; lentamente fui abriendo mis ojos, me encontraba sobre una cama en una habitación con una sola ventana por donde entraba un rayo de luz. A mi lado una pequeña mesa con un vaso de agua y en la esquina una espada, un escudo y una armadura azul de Dalygor. Me levante y me acerque a la ventana; observe a mis alrededores, solo podía ver bosques rodeando a una pequeña aldea y en el oeste se levantaba las montañas de Vanaheim. Abandone mi habitación bastante desorientado y me acerque a un hombre que se encontraba en el primer piso de la casa; mientras me acercaba a él me di cuenta de que no sentía dolor al moverme. Cuando el hombre me vio comenzó a explicar lo sucedido; me relato que un pequeño grupo de soldados me trajo hasta su posada y pagaron los cargos de la estadía, aparte le pidieron que buscara un curandero para que revisara mis heridas. Había estado tres días inconsciente y según el posadero la caravana ya debería estar llegando a la depresión de Gulshan. si esto era cierto significaba que se llevaba ya más de la mitad del camino. Abandone la cabaña y camine por el pueblo; me costaba moverme gracias a un fuerte mareo y mis piernas temblaban. me detuve un momento; cerré mis ojos; relajé mi respiración y me enfoqué en todos los recuerdos que venían a mi mente.

Llovían imágenes de mi infancia, de cuando acompañaba a cazar a mi padre; cuando me relataba las batallas de su juventud y las viejas leyendas; cuando llego el momento a mis seis años de edad, en que sonaron las trompetas, él se arrodillo a mi lado, me tomo del hombro y me dijo:

- ¡Hijo! Me voy para proteger a el reino, a mis amigos y a mi familia. ¡Ese es mi sueño! y si muero por el, entonces mi vida valió la pena. ¡Y no importa lo que pase yo te ayudare a luchar por el tuyo!

Luego abandono la ciudad a la derecha del rey Barus que me sonreía; una sonrisa que me trasmitía un sentimiento de paz, de que todo estaría bien. Juntos emprendieron el viaje hacia la capital dirigiendo gran parte del ejercito de Dalygor, y yo, al frente de toda la multitud que despedían a los valientes, a mi lado la princesa Karime me acariciaba el cabello. sería la última vez que vería a mi padre...

Una gota comenzó a deslizarse por mi rostro, luego otra y después una fuerte lluvia comenzó a desatarse. Nuevamente comencé a caminar por el pueblo. Alrededor había un bosque y un camino hacia las profundidades de este. continúe por esa ruta vagando con la vista perdida hasta que junto a un gran roble una señora de mayor edad me detuvo.

-Temibles y oscuros secretos habitan ese bosque, si te adentras te enfrentaras a tus más grandes temores y encontraras criaturas a las que el filo de la espada o la velocidad de la flecha no le causan daño, con las que no te podrás defender sujetando un escudo. Sigue por este camino y no podrás regresar...

Yo continuaba con la mirada fija en las profundidades del bosque; sentía que algo me llevaba a él, un susurro en mi oído me llamaba a internarme en él, sin embargo, no me podía mover...

- ¡Despierta! - me grito la vieja mujer, mientras sostenía su bastón luego de haberme golpeado sorpresivamente en la cabeza.

Preferí escuchar las palabras de la señora y alejarme del lugar para retomar la marcha hacia Thyatira, le agradecí por su concejo y sin alimentar más mi curiosidad regresé a la posada. Me acerque al hombre y le pregunte donde podía conseguir un caballo en el pueblo. Él dejo escapar una pequeña risa.

- ¿qué sucede? - le pregunte

-discúlpeme joven viajero, solo recordé una vieja historia del pueblo. ¿Quiere un caballo? Con gusto le entrego el que sus compañeros dejaron junto con usted hace tres días.

Me llevo por una puerta a otra habitación de la posada. En cuanto entramos él estaba ahí; su suave y brillante piel café y sus patas y pelaje blanco. Eccus me vio y se acercó rápidamente a mí, fue un gusto poder acariciarlo nuevamente, deslizar mi mano por su lomo, colocarle la montura y subirme de nuevo en mi querido caballo. Le di otra vez la gracias al posero y abandoné el establo.

La lucha por el Reino: "Atrapado en las mentiras"Where stories live. Discover now