2.-El trayecto

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Ya había pasado las montañas bajas de Hiran y alcanzaba a ver la formidable muralla de Dalygor, cuando a causa de la oscuridad y la impetuosa tormenta me desvié del camino, mi caballo se tropezó y yo rodé por un barranco hasta que un árbol detuvo mi caída. Los golpes no fueron tan graves, sin embargo, me había lastimado un par de costillas. Trate de levantarme, pero algo me sujetaba mi pie, no podía diferenciarlo por la oscuridad. Volví a intentarlo, pero fue en vano ¡ahora toda mi pierna estaba atrapada! Pronto sentí un fuerte dolor en mi otro pie. entonces lo reconocí, ¡era un Ipamo! Una criatura subterránea de que durante la noche atrapa cualquier cosa con vida sobre el suelo, las tritura con sus patas derechas e izquierdas y luego las hunde en la tierra. Trate de no perder la calma, busque mi espada, mas no la encontré... la había dejado en la montura de Eccus. Quise tomar la daga de mi cinturón, pero tampoco estaba, seguramente durante la caída se me había caído. Ahora si comencé a desesperarme, ya no sentía mis piernas y el Ipamo seguía apretando, en pocos minutos trituraría mis huesos y me mataría. Estire mi brazo y logre tomar una piedra con la que golpee a la criatura una y otra vez, finalmente comenzó a soltarme. Con gran dificultad me levante y trate de caminar cuesta arriba, tenía un fuerte dolor en mi pierna derecha y costillas inferiores. Paso un largo rato hasta que llegue al camino donde estaba mi fiel caballo esperándome, lo revise para ver que no tuviera alguna herida y emprendí camino hacia Dalygor.

El sol ya volvía a nacer cuando llegue al muro, en lo alto de la muralla había varios soldados vigilando y en la entrada cuatro guardias. Uno de ellos me detuvo y luego de una lenta conversación sobre lo ocurrido- aunque él tampoco tenía mayor información a cerca de los hechos- me dejo entrar. Me dirigí al muro interior- que rodea el castillo- luego de varios minutos transitando entre la muchedumbre llegué a la plaza real donde las puertas estaban cerradas y había gran cantidad de soldados.

- ¡[nombre del protagonista]! - me grito alguien. Confundido mire a mis alrededores.

- ¡[nombre del protagonista]! - escuché de nuevo, esta vez pude ver que era Benek el que me gritaba desde la entrada de la muralla. Camine entre los soldados hacia él con un fuerte dolor en mi pierna derecha y abdomen.

- ¿Qué te sucedió? - me pregunto con preocupación.

- tuve un pequeño altercado, pero nada grave - le respondí- ¿qué ocurrió con el rey?

-fue una muerte natural - me contesto.

-debes ir a la plaza, solo mi división puede estar aquí, el rey saldrá en cualquier momento- me dijo, mientras ambos manteníamos la mirada fija en la entrada.

Era mediodía, sin embargo, el cielo estaba oscuro, la lluvia caía sobre Dalygor y un fuerte viento daba vueltas por la plaza. Sonaron las trompetas y por el camino principal descendía el general de defensa, Ilian; vestía una armadura blanca y llevaba el escudo, también era blanco y tenía unas alas doradas en el centro, el símbolo de Dalygor. Detrás de él venía un largo ataúd de roble con bordes de oro. Seis capitanes del ejercito lo cargaban -entre ellos Benek- a continuación, venia la princesa y futura reina; Karime. Era una mujer adulta de ojos verdes, de una estatura normal y pelo color negro. Usaba un vestido largo y caminaba con la frente en alto. Finalmente iba el general Goulnor encargado del ejército cargando la espada de la ciudad; que había sido sucedida entre los reyes.

La lluvia no se detenía, ya todos estaban en la plaza principal en un silencio absoluto. El ataúd estaba en el centro, atrás de él estaban los dos generales del rey. A su lado la princesa, la que dio un paso adelante y parecía que iba a hablar, pero no decía nada. Luego de un momento de manera lenta y cortándosele la voz, dijo:

"Estimado pueblo de Dalygor. Les agradezco por estar presentes a pesar de todas las circunstancias, nos reunimos hoy para compartir el sufrimiento de una perdida que trasciende lo personal y local. En el tercer día, del noveno mes durante el año treinta en la octava centuria de la era de Shalom feneció el noble rey Barus. un distinguido entre sus antepasados, justo, amable y un buen padre. (sus lágrimas comenzaron a caer, pero aun así mantuvo la postura) Su valentía se destacó numerosas veces, la mayoría está en su gran desempeño durante las batallas de Gulshan, donde perdió su brazo... (en esas batallas fue donde mi padre falleció). En numerosas ocasiones su bondad destaco en el reino (...) Su muerte no significa un retroceso, su muerte nos desafía a mantener su legado y cumplir su misión: Velar por el bien del reino y de Dalygor. Y ahora sería un honor contar con su compañía mientras Barus se despide de esta vida de manera gloriosa recorriendo las tierras del reino por el que lucho y amo."

La lucha por el Reino: "Atrapado en las mentiras"Where stories live. Discover now