Capítulo 4

4.7K 681 272
                                    

Bailaba, intentando encontrar paz en los pasos. El día anterior recibió la noticia de la fecha en la cual se retirarían de Rusia para continuar con sus viajes en otros países. Por supuesto, Yuuri sabía que tenía los días contados para volver a casar.

Pensaba en Viktor y como podía cambiar su vida de un momento a otro si él no estaba cerca. Los pensamientos lo confundían y exasperaban. El ruso había cambiado su vida de una manera muy reconfortante. Lo quería cerca, pero estaba esa parte de él que se negaba a aferrarse a algo que sabía de antemano, era temporal.

¿Qué podía hacer por alguien que le dio tanto? Tal vez era tiempo de darle a Viktor aquello por lo cual había llegado a él. Después de todo, que le faltaran un par de pasos no era la gran cosa.

Creyó escuchar unos murmullos que lo sacaron de sus pensamientos. Viktor no ocultaba bien el sonido de sus pasos, por lo cual, decidió hablar antes de pasar otro instante así.

-No puedo bailar si te quedas todo el día mirando... Me pones nervioso.

Dio razones y explicaciones. Su baile después de pasar por una calle de San Petersburgo, escuchando una melodía que llamó su atención. La tarde anterior reconoció que pasó el mismo lugar en el cual se encontraba el conservatorio al cual asistía Viktor. Si lo pensaba detenidamente, Viktor tenía una manera tan particular de tocar el piano que era imposible de olvidar. Sus notas, todo aquello que componía, se notaba que era suyo.

Se volteó hacía él, extendiendo una mano como solía hacerlo cuando con sus estudiantes. Siempre buscaba una manera de hacer sentir cómodo al ruso cuando se trataba de bailar. Conocía la forma en la cual se movía y el cuerpo contrario se tensaba por la inseguridad de moverse.

-¿Podrías concederme esta pieza, Viktor?

Siempre hablaban de cosas. Se sorprendía de cuanto había crecido su confianza con Viktor. Le podía seguir el juego al ruso cuando hablaban y varias de sus palabras eran atrevidas.

-Yuuri...

-¿Qué?

-Quiero seguir bailando contigo... todo el tiempo que pueda.

Lo miró, se sentía especialmente vulnerable ese día. Sus ojos cafés buscaban en los ajenos, intentando encontrar respuestas. No entendía lo que pasaba por la mente de Viktor, y en ocasiones no pretendía entenderlo, sólo quería estar a su lado.

Algo tan sencillo como un: "Te quiero a mi lado", salió de sus labios en su idioma natal. Se recriminó en ese mismo instante por ser cobarde y no atreverse a decirlo en voz alta.

Prometió estar para las presentaciones de Viktor, algo que pensaba cumplir a cualquier costo; al menos él quería poder asistir mientras estuviera en Rusia.

"No tenía el valor para decir lo que sentía, así que quería aprovechar cada oportunidad para mirarlo y bailar. Esa era mi manera de expresarme, esa mi manera de decirle cuanto lo amaba."

"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Moondance [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora