"La salida"

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—¡Estás completamente loca!— le grité a la chica rara que bailaba en la mitad de la calle, al frente de todos los autos que estaban parados debido al semáforo en rojo.

La música sonaba a través del parlante de su iPhone y ella hacía un twerking con la canción de "Anaconda".

Cuando el semáforo terminó, ella pasó entremedio de los autos con la palma estirada. Le estaban dando dinero.

—¡La puta madre, debes estar bromeando!— estallé en carcajadas cuando vi que ella venía con una gran cantidad de dinero en sus manos.

—¡Tengo dinero Louis!— gritó y se abalanzó hacia mí, colocando sus piernas a cada lado de mi torso.

Cuando se bajó y puso sus pies bien firmes en la tierra, esperé a que guarde el dinero en su mochila y comenzamos a caminar por la calle londinense.

—A que no te atreves a subirte a esa estatua— me desafió y la miré con una ceja alzada.

—¿Cuánto quieres apostar Zusi?

—Me llamo Zoey pedazo de gonorrea.

—Da igual, ¿Cuanto apuest...? ¡Mejor hagamos una competencia! El que sube primero gana— le dije y ella comenzó a dar saltitos.

—Si yo gano, serás mi esclavo por una semana.

—¿Y si yo gano?— la desafíe.

—Te daré un beso.

—Eso lo puedo tener en cualquier momento, nena— le dije acercándome más a ella, pero se apartó— Que mier...

—No Luke, ganatelo.

—¡Hey!— reclamé— Me llamo Louis, por cierto.

—Da igual.

Rodé los ojos. Odiaba que me responda con mis frases.

—Bien, entonces si yo gano me darás un beso y si tu ganas, seré tu esclavo durante toda la semana— ella asintió con gran entusiasmo.

—A la cuenta de uno, dos, ¡Tres!— gritó y seguido de eso comenzamos a escalar la estatua del hombre.

Hubo un lapso en el que ella resbaló y quedó a la altura del trasero del hombre de piedra. Sin embargo y por reírme de ella también resbalé, solo que quedé a la altura de... Otra cosa.

—¡Joder, Louis!— gritó ella en carcajadas— ¡Sabía que eras gay!

—¡Cállate , Samantha!— grité y seguí escalando.

Había sido un empate, pero igual comencé a alegar.

—Gané— le dije recostandome sobre la cabeza del hombre.

—¿Qué ? ¡No! ¡Fue un empate!— protestó.

—Gane, te dicen.

—No.

—Si

—No.

—Si.

—No.

—Si.

—¡Hey! ¡Bájense de ahí!

—¡No!— gritamos al unísono pero cuando miré hacia abajo, era un hombre con traje azul.

Un policía que de seguro estaba haciendo rondas en la noche.

—¡No pueden estar ahí, bajen inmediatamente!

—Oye Zusi, hay que bajarse.

—Oye Luke, hay que correr.

Y fue así como bajamos de un salto la estatua y tomé de su mano para comenzar a correr como si nuestra vida dependiera de ello. Escuche a Zusi reírse a carcajadas y presioné su mano para que no bajé la velocidad y así vaya a la par conmigo.

Escuchamos unos cuantos gritos a nuestras espaldas y me giré solo un momento para ver al policía, quien iba varios pasos alejado de nosotros.

Llegamos a la parte trasera de una tienda y se notaba que era poco transitada debido a lo oscuro que estaba, sin embargo aún se podía apreciar el Big Ben a lo lejos, era una muy bonita vista. Cuando logramos calmar nuestra respiracion, la miré.

Ella tenía sus manos puestas en sus rodillas y su espalda estaba encorvada, una posición típica de descanso en el deporte.

—¿Entonces fue un empate?— cuestionó, acercándose a mi.

—Definitivamente— le contesté y la abracé por la cintura.

Puso sus manos alrededor de mi cuello y tiró de mi cabello para acercar mi boca con la suya. Me besó de manera lenta y pausada pero sin quitarle la pasión. Prontamente subí una de mis manos hacía su mejilla y acune la misma para poder guiar su cara y así tener mejor acceso.

Me encantaba.

Me encantaba besarla de esa forma. El sabor a menta correspondiente de su boca llego a mi paladar y encontré aquello la cosa más placentera de mi vida.

—Eres tan estúpido Louis— dijo entre besos.

—Y tú tan desagradable y arruina momentos— le susurré de la misma manera y la volví a
besar.

(...)

—La pasé muy bien contigo Zusi.

—¡Que me llamo Zoey, Louis!

—¡Hey! No tenías porque pegarme— dije sobando mi brazo, entonces ella sonríe y me abraza.

—También me la pase muy bien contigo— dijo sonriente y me pregunté si de verdad esta chica sufría trastornos de bipolaridad.

Luego de un par de palabras más, ella se baja del auto ahora con un semblante completamente contrario a como estaba hace unos segundos. Su ceño estaba fruncido al igual que sus labios y parecía distraída de todo.

¿Dije algo mal?

¿Algo quizás le molestó?

¿Querrá ir al baño?

Negué con la cabeza para mi mismo y vi como ella entró en su casa antes de hacer andar el motor del auto nuevamente. Cuando llegué a mi casa, me percaté de que ya mi padre estaba ahí junto a mi mamá mirando algún programa de televisión mientras mi pequeña hermana dormía.

—Hey Louis— saludó mi mamá, con una sonrisa interrogatoria.

»No ahora, por favor«

—¿Como te fue? Tu mamá me dijo que habías salido con una chica— esta vez es mi papá quién habla.

—Si, bueno...

—Usaron protección, ¿Cierto?

—Mamá...

—Queremos saber todo, Louis.

Y solo con un milagro lograba salvarme de esta.

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