Pov Lauren.
Querido Diario:
Mi vida a llegado a su fin. Preferiría estar muerta. Me han condenado a trescientas horas-- ¡trescientas!, ¿puedes creerlo?-- de servicios comunitarios. Es una injusticia. Con los terroristas y asesinos suelen ser más condescendientes..... pero esa maldita jueza llamó a mi padre y le contó lo que hice y lo que tendría que hacer para no estar en una celda.
Dijo que estaba harta de las niñas ricas y malcriadas que juegan con las personas de esta comunidad como si fueran muñecos que puedan manejar a su antojo y que, por lo tanto, iba a sentar un precedente conmigo, que yo me convertiría en un ejemplo. Esas fueron exactamente sus palabras hacia mi padre. ¡Santo Dios! Cualquiera habría creído que robe la constitución o la campaña de la Libertad en lugar de unos miserable pendientes. Trate de explicarle a mi papá que solo fue una travesura, que en realidad no tenía muy malas intenciones. Pero el se negó a escucharme. Y como si todo eso hubiera sido poco, mi madre me quito la licencia de conducir. Y, la única vez que lo hago, me pescan. No puedo creer que esto sea verdad. Mi último año de secundaria desperdiciado...... no puede haber nada peor.
Hoy no tendríamos colegio así que me tocaba ir a lo del "Servicio Comunitario" sería lo más apestoso que haría hoy y todo el año, no podré ni dormir, ni siquiera podré celebrar fechas especiales esto si es verdaderamente injusto.
-Señorita Lauren- noto como la nana me recibe con una sonrisa y pone mi plato de desayuno en la mesa- Sus padres han salido y sus hermanos se fueron de vacaciones por esta semana- me sonríe- sus padres dejaron esta tarjeta para que tome el auto bus y vaya a lo de Servicios Comunitarios, eso le hará muy bien para usted señorita- dice como si ella fuera ayudarme.
-Eso supongo- digo de mala gana- no quiero desayunar saldré inmediatamente muchas gracias Stefann- salí sin despedirme "Vieja tonta" pensé, la detesto desde que nací ella siempre me hace la vida imposible.
Llegue a unas pequeña residencia donde suponía que era lo de Servicios Comunitarios, no dude en entrar pero no vi a nadie así que volví a tocar la campanita hasta que una chica con muchos papeleos apareció a el otro lado.
No podía ver su cara por el papeleo que llevaba.
-Puedo ayudarte en algo?- pregunto con frialdad aquella chica del otro lado.
-Soy....Lauren Jauregui. He sido asignada a este lugar..- mi voz se desvanecía enfrente a esta misteriosa chica.
-Para Servicios Comunitarios- termino la chica-- Llegas tarde. Te esperaba hace diez minutos. Entra.
La seguí hacia el interior del edificio. Los pisos eran de roble, muy lustrados. Exactamente frente a mi había un alto mostrador de roble que hacia las veces de escritorio de recepción. A la izquierda, advirtió un living cuyas paredes estaban revestidas con paneles de madera y un empalado con diseños floreados, en rosa y blanco. A la derecha había una escalera y, detrás de esta, un recinto semejante a una jaula, que supuso sería el ascensor. Del otro lado de la escalera se veía un pasillo y una puerta doble, de roble, cerrada.
-Soy Esther Drake Estrabao, directora de Lavender House- se presentó la mujer, mientras abría las puertas dobles y me conducía por todo el pasillo- La señora Drake Estrabao- puntualizó- Vamos a conversar a mi oficina, mi sobrina debe de estar por hay y ella no puede escuchar nada- su tono era tan frío.
La señora Estrabao rodeó su escritorio, ocupó su silla e hizo un gesto para que yo tomase asiento. Tomo un anotador, lo abrió y extrajo el bolígrafo del portalapices que estaba junto al florero con las margaritas.
-Bien, el funcionario judicial que está a cargo de tu caso me llamó por teléfono está mañana para explicarme todos los detalles. Te dieron trescientas horas, verdad? - preguntó la señora con su tono de voz frío.
