6. Cosas del corazón y del cerebro

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Virgo

La siguiente media hora me la pasé pensando en como sacar el tema de la "cita con Piscis", y contarle lo que sentía sin herirlo demasiado.

Estábamos en clase de matemática y mi compañero parecía no entender casi nada de lo que la profesora explicaba, entonces me pedía ayuda para que se lo traduciera con pálabras más sencillas, por lo que sacar el tema de la cita me resultó difícil.

- No, el cálculo está mal. Pasaste mal el decimal a fracción... es que el decimal es periódico, no es de los comunes... sí, así está mejor. El resultado total de la x sería nueve sobre tres, pero ahora lo tienes que simplificar y te da tres.

Piscis parecía muy feliz consigo mismo.

-¡No es tan difícil! Eres genial, hiciste que entendiera esta porquería rarísima.

- Se llaman ecuaciones bebé, y es el último día, no creo que te sirva de mucho- dije riendo, pero luego recordé el tema del que debía hablarle y me puse más seria. Elevé mis ojos hasta encontrarme con su mirada azul -Escucha te tengo que decir algo sobre los planes de hoy y... no se si va a gustartarte.

Abrió los ojos de par en par y una expresión de angustia cruzó por su rostro.

- Ay no, ¿Ya no te gusto?¿O ya no te gusta el chocolate? Si ese es el problema, podríamos ir a tomar un helado de menta.

- Eh... no, no es eso Piscis. Es que estuve pensando, y llegué a la conclusión de que simplemente no nos conocemos en absoluto y no quiero darte falsas esperanzas sobre mí persona y las cosas que realmente quiero en mi vida- le confesé de golpe y me atreví a mirarlo para observar su reacción.

Parecía estar sorprendido, pero no deprimido ni angustiado.

- Ah claro, entiendo. Pero esta cita es justamente para conocernos mejor, no para intentar nada fuera de lo normal. Se bien que no debo confiar mucho en las personas. Incluso si esa persona eres tú, Virgo.

Al parecer no le inspiraba demasiada confianza a las personas.

- Bueno, entonces no sé. Supongo que debo pensármelo. Te diré mi desición cuando termine de evaluar las opciones.

Piscis asintió y yo regresé a mi mundo de pensamientos y debates internos, más conocido como cerebro.

Si lo que me decía Piscis era cierto, entonces no corría ningún peligro ¿no es así? Pero en mi cabeza había una voz que reclamaba que la escuchara, y me pedía a gritos que no saliera con Piscis, que prefería a Capricornio, que él era especial, era inteligente, pensaba y hablaba tal como a mí me gustaba y, además, era muy atractivo.

Un suspiro involuntario escapó de mi boca, pero lo intenté camuflar tosiendo como loca.

-¿Quiere agua señorita Virgo?- preguntó la profesora en tono condescendiente.

Negué rápidamente con la cabeza. Dios, estos temas me ponen estúpida.

Miré hacia donde estaba sentado Capricornio y lo vi hablar con Leo, quien parecía estar muy entretenida, y se reía seductoramente por cada cosa que Capri decía.

La voz que defendía a Capricornio en mi cabeza se calló de golpe y le hablé a Piscis antes de que pudiera arrepentirme:

- Saldré contigo.













La Única. Virgo Y Capricornio.Where stories live. Discover now