3. Enfermería

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Capricornio

En cuanto los vi hablar juntos se me partió un poco el corazón. Y cuando la escuché reír tan bonito junto a él y no a mí, se término de romper.

Me sentía terrible, y no escuché nada de la clase de literatura clásica.

- Capricornio, lo veo muy pálido y más desconcentrado de lo habitual- me dijo la profesora.

- Creo que me bajó un poco la presión, no es nada, profesora.

- Claro que si es algo. Virgo, acompañelo a la enfermería.

Ay no, ella no. Cualquier persona en el mundo menos ella.

- Profesora, no creo que sea la mejor elección. Si me desmayo no podrá sostenerme.

Esta vez, la que contestó fue la mismísima Virgo.

- Claro que iré. Soy la única del salón que sabe que hacer en caso de que te desmayes.

Agh, cierto que era condenadamente inteligente.

- Bueno, vamos.

Salimos del salón y sentí la mirada de Piscis todo el recorrido.

- Gracias por tratarme como una débil delante de todos- dijo un poco ofendida. Estabamos caminando por el hall principal y estaba desierto, lo que me incomodaba bastante.

- Lo siento, no era mi intención. Si te sirve de algo te saliste bastante victoriosa con tu réplica.

Sonrió un poco, y no pude quitarle los ojos de encima. Dios, no me quiero enamorar.

- Gracias, escucha. Túmbate y apoya las piernas estiradas contra la pared, en un ángulo de noventa grados.

-¿Por qué?¿No se supone que vayamos a la enfermería?

- Soy ayudante allí, por si lo olvidaste. Y te estás poniendo cada vez más pálido, te vas a desmayar. Se que hacer en estos casos. Luego iré a la enfermería y le pediré algún medicamento para subirte la presión.

Hice lo que me dijo, e instantáneamente mi mareo y las manchas de la visión que había estado teniendo se esfumaron.

- ¿Te sientes mejor?- preguntó Virgo.

- Sí, gracias en serio- dije sonriéndole. La miré a sus ojos café. Era hermosa. Tenía el pelo oscuro y lacio, corto hasta la barbilla. No era muy alta.

Se sentó a mi lado

- Piscis me invitó a salir y acepté- me soltó de la nada.

Mi corazón completamente roto se deshizo en hasta quedar ruducido a un montón de átomos esparcidos. Dolía mucho. Muchísimo. Tuve que reprimir las ganas de llorar y patalear. Era todo realmente frustrante.

Virgo me miró y se acostó boca abajo en el suelo y acercó su rostro al mío para hablar más cómodamente.

- Me convenció a base de chocolate.

Le sonreí a duras penas. Ella tocó suavemente mi mejilla.

- No recuperas color. Iré a por las pastillas para la presión.

La vi alejarse, y con ella se fueron todas mis esperanzas de querernos y estar juntos.






La Única. Virgo Y Capricornio.Where stories live. Discover now