29.- Gajes del Oficio.

Start from the beginning
                                    

Mi corazón se aceleró un segundo, pero pude respirar a sabiendas de que no se trataba de Jos.

Alcé la mirada, encontrando cómo Alonso bajaba corriendo por las escaleras con la morfina entre sus manos.

¿Tan grave era lo que el pobre chico tenía? No lo parecía, y supe que no lo era cuando Alonso nos pasó de largo, saliendo de la cabaña a gran velocidad.

Mi corazón comenzó a palpitar con gran fuerza una vez más, y un aterrador presentimiento me obligó a ir tras él.

Quizá jamás debí hacerlo.

Corrí hasta el auto que el resto de ellos rodeaba. Mi miedo era grande, pero mi curiosidad y preocupación lo sobrepasaban. Me llené de valor y acabé con aquellos metros que me hacían falta para poder darme cuenta de que era Jos el que se encontraba gravemente herido y a punto de quedar inconsciente en uno de los asientos debido al dolor que sentía.

No tuve más que abrir mis ojos a tope mientras sentía cómo mi estómago se estrujaba al verlo de esa forma tan ruin.

─¡¿Qué sucedió?! ─cuestioné histérica, obligándoles a darme paso─ ¡Alonso!

─Estará bien, Sky. Déjanos hacer esto, por favor ─pidió él, intentando no sonar insolente.

─¡Necesita atención médica! ─exclamé aterrada.

Alonso donó la jeringa llena de morfina para aliviar el notorio dolor de Jos, y mientras se la colocaban, sujetó mi brazo, alejándome del lugar.

─Intenta tranquilizarte, esto no es algo nuevo para nosotros. Lo haremos bien, ¿de acuerdo?

─¿Qué sucedió? ─pregunté una vez más, evitando las lágrimas pero fallando al momento de querer deshacerme de la enorme preocupación que sentía.

─ Solamente fue una caída ─dijo después de un corto suspiro.

No era cierto.

─No me mientas, Alonso. Sabes que puedo con la verdad ─pedí con el coraje comenzando a brotar.

─Entra a la casa, arreglaremos esto.

─No lo haré ─dije con firmeza.

─Sky, no lo hagas más difícil, por favor.

─Quiero ayudar, quiero saber que está bien ─gruñí, y sin importar nada, me acerqué a Jos.

En realidad, vaya que sabían lo que estaban haciendo. Después de terminar con él, lo subieron hasta su habitación, donde sólo quedaba esperar a que despertase mientras cuidaba de él, controlando su fiebre. Me senté a su lado por largas horas, observándolo y leyendo el libro que atesoraba su mesa de noche.

Escuché la voz de Alonso, quien asomaba su cabeza por la puerta de la habitación:

─¿Aún no despierta?

Solté un pequeño suspiro y negué mientras dejaba el libro a su lado.

─Aún no, pero he controlado la fiebre.

─Lo hará, no te preocupes. Es por la morfina; suele dejarlo inconsciente ─dijo él, tomando asiento─. ¿Gustas ir a cenar? Tu plato está guardado en la nevera.

─Gracias, pero no tengo apetito ahora.

─Sky ...─pronunció mi nombre, y su profunda mirada atravesó la mía─. No es la primera vez que algo como esto sucede, él despertará y todo estará bien nuevamente. No debes preocuparte tanto, y mucho menos, descuidar tu salud.

─Tiene una fractura y no despierta. Esto no es algo simple, Alonso ─reclamé.

─Sí lo es, Sky. Él es fuerte, y ha pasado por cosas peores. Créeme que esto no lo detendrá.

─Esperaré aquí hasta que despierte ─dije como veredicto final mientras tomaba el libro nuevamente y comenzaba a leer desde el punto en el que me había detenido.

El sueño parecía acumularse en grandes cantidades. Era como esas grandes olas que azotan en las enormes piedras, estallando con todo su esplendor... hasta que se apoderó de mí. No puedo decir cuánto tiempo permanecí derrotada por Morfeo, pero al abrir mis ojos, logré ver cómo Jos continuaba leyendo su libro.

Le miré por unos segundos, observando la escena con desconcierto hasta que mi pobre mente entendió lo que sucedía.

─ ¡Despertaste! ─exclamé gozosa y lo sostuve entre mis brazos, intentando ser lo más cuidadosa posible.

Una corta risa brotó de él.

─Eso mismo digo yo.

Mis mejillas cobraron color y me alejé lo suficiente como para poder ver su rostro.

─Lo lamento tanto, no supe cuándo quedé dormida.

─No te apures, sólo han pasado dos horas desde que yo desperté.

─¡¿Qué?!

Él rió de nueva cuenta, mirándome divertido.

─ No es verdad, quizá tan sólo unos veinte minutos.

Suspiré aliviada y lo observé de pies a cabeza, sólo para deleitarme con su mejoría.

─ ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo? ¿Agua, comida... ir al baño?

─Por el momento estoy bien, gracias. Aunque... te acepto un beso.

Al escuchar su propuesta, mi mente y cuerpo se relajaron instantáneamente, llevándome a presionar mis labios contra su mejilla.

—No me refería a eso.

─¿En qué rayos te metiste ahora? ─pregunté, clavando mi fría y preocupada mirada en él.

─Son gajes del oficio, Sky —soltó sin darle importancia.

Y la verdad es que, yo era la única que realmente se preocupaba por la situación. Estaban tan acostumbrados a esa vida, que no significaba nada para ellos.

─No me gusta para nada. Tu vida está en un riesgo constante.

─A mí tampoco, pero... aquí estoy. Aquí sigo y esto es lo que hago.

─Te detesto demasiado ─articulé con desprecio.

─Mientras estabas dormida, Alonso hizo una pequeña parada y me comentó que has estado cuidando de mí durante horas; así que dudo que me detestes tanto como lo mencionas.

─Eso no significa que no te deteste ─aclaré.

─Pudiste haberme dejado morir ─dramatizó, dejando su libro de lado y prestándome total atención.

─Soy buena persona.

─¿Sólo por eso cuidaste de mí? ─preguntó, fingiendo estar ofendido.

Reí un poco, hasta que la realidad me golpeó el rostro y un preocupado semblante apareció:

─En verdad me aterra que, un día de estos, una tragedia te aparte de mí.

Oh, se escuchó mejor de lo que pensé.

─Estoy preparado para esta vida. No te preocupes, Sky, porque no te desharás tan fácilmente de mí.

—No hay nada escrito.

—Sólo que eres mía.

Era imposible negar eso a estas alturas.


CONTINUARÁ.
El siguiente capítulo está con todoooooo❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥 y si dejan muchos comentarios, lo subo hoy mismo🤍

Gracias por el amor a la historia, se los agradezco infinitamente.

Eres MíaWhere stories live. Discover now