SUPER religioso

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(A)
Advertencia: Contenido sexual explícito/Abuso sexual





—Y... ¿Si vas a ir? —Dijo mirándome fijamente.

Me encogí de hombros.

—Si, supongo que sí.

Ella sonrió feliz y así como llegó, se fue.

Luisa, mi compañera de clases, en unos días cumpliría años y estaba invitando a todos sus conocidos. A quien sea, mientras le caigas bien, ella te invitará, aunque no estaba muy seguro si de ir o no. No es que me caiga mal, pero es un poco muy zorra y para joder, sólo se fija en gays, aunque ella no lo sepa, claro que yo lo era abiertamente por lo que no entendía su afán por tratar de ligarme.

Sonó la campana para el cambio de clases y todos los pasillos se llenaron de estudiantes. Me tocaba Química que era en un salón algo alejado.

Me giré para ir hacia allí pero algo chocando contra mí me sorprendió haciéndome retroceder. Bajé la mirada viendo a un compañero de Matemáticas trastabillar, él fue con quien choqué. Alzó la mirada y me miró sorprendido unos segundos.

—Perdón, fu-

Antes de siquiera terminar mi disculpa, me rodeó y se alejó de mí rápidamente. Suspiré y sin más me dirigí al salón.

No era la primera vez que Roberto hacía eso. Él siempre que podía, me esquivaba. Según había escuchado era alguien muy religioso, del tipo de chicos que se la pasaban ayudando al Padre y leyéndole la biblia a los niños del catesismo. No se me acercaba por ser gay, si bien nunca me dijo algo insultante por miedo hacia mí, -según había escuchado- siempre me evitaba. Ni que fuera la reencarnación del mal.

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Para suerte mía, sentí que la semana pasó rápidamente. Y de pronto, ya era sábado, el día en el que sería la fiesta de Luisa.

Justo iba con un amigo que estudiaba conmigo y que nos llevábamos con Luisa y otras amistades, como él tenía auto, se ofreció en llevarme y obviamente acepté. E íbamos dos horas elegantemente tarde de la hora a la que nos invitaron.

Llegamos a la casa de Luisa luego de un rato. Era grande, tampoco era enorme, pero era lo suficientemente grande para poder hacer una fiesta de al menos 100 personas o más, pues el patio trasero era bastante grande. La música la pudimos oír desde tres cuadras atrás, lo que me hizo preguntar si los vecinos no se quejarían.

Con David, luego de estacionarse, nos dirigimos directamente a la parte trasera de la casa donde estaban casi todos los invitados que al menos conocía a la mayoría de la escuela.

Saludamos a Luisa, quien se le notaba un poco más risueña de lo normal pues obviamente ya iba algo tomada, la felicitamos y ella nos invitó a tomar licor, alcohol y a bailar para después desaparecer entre el tumulto de gente que se había formado en "la pista de baile". David y yo rápidamente le tomamos la palabra y una hora después nos encontrábamos sentados con algunos amigos y unos tragos de más.

No sé si era mi consciencia algo afectada por el alcohol o qué, pero puedo jurar que entre la gente vi a Roberto, cosa que sería algo extraño considerando lo religioso que era y no creía que estuviera en una fiesta así.

Lo olvidé un momento pues David trataba de llamar mi atención gritando cerca de mi oído.

—¡Paco!

—¿Qué? —Teníamos que gritarnos por el alto volumen de la música.

—Ya me aburrí —Apoyó un brazo en mi hombro y se acercó un poco a mí —Quiero follar.

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