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Kaden

Estuve pensando todo la semana en esa propuesta y en sus ojos llenos de inocencia. Se notaba a simple vista que nunca fue manchado, era virgen. Pero ¿Por qué pensaba en esto? Él era un humano que vivía solo sin sus padres y yo un lobo, mejor dicho, cambia forma que lo único que hace es cazar para vivir ya que no tengo una manada, soy como un lobo solitario, un lobo errante a los cuales era lobos sin manada o ya de mayor de edad. No por nada mi padre me enseñó esto ante de que muriera, también me enseño de la sexualidad de los lobos y de como hombres podían quedar embarazados solo por tener el olor a una hembra. Negué con la cabeza ante ese pensamiento. Debía no pensar en el caperuzo, si, no debía.

Pero...

....¿Por qué corría tan desesperado para ir a su cabaña?

Solo quería verlo con esa sonrisa de inocencia. Sus ojos que brillaban y quizás esa comida que haría solo para mi. Rayos. ¿Desde cuando pensaba así de una persona si apenas conozco? Ni siquiera sabia su nombre y él no sabia el mio pero me llamaba Wolf y yo lo llamaba caperuzo por su caperuza.

Pase por la parte del bosque donde me buscaban los cazadores y pare al ver esos dos de ayer. Estaba claro que me buscaban y debía ser humano ahora.

Me transforme para pasar cerca de ellos pero el de ayer me apunto.

—Quedate quieto idiota—su compañero rodó los ojos.

—Dejalo en paz Nill

—Arruino que me follara al caperuzo y eso no lo permito—su compañero lo derribo dejándolo en el suelo.

—Es un humano, nuestra misión es matar al lobo—trague saliva a lo que dijo—. Pero podría hacerte aprender la lección—no quería ver lo que le iba a ser a su compañero, de seguro se lo follaría, después de todo ambos no estaban mal.

Salí corriendo de ahí para llegar a la cabaña. Alrededor de ella había muchos arboles de frutos y arbusto con frutos. Ahora entendía porque dijo que yo necesitaba más la manzana que él y es que tenía muchas.

Llegue a la entrada de la cabaña y algo nervioso golpe la puerta. Oí que alguien se caía y un quejido, pero me di cuenta que la puerta estaba abierta y la abrí para ver que pasaba.

El caperuzo estaba en el suelo sobandose la cabeza, cerca de él había un telar. Llevaba mucho de su trabajo pero podía ver un lobo perfectamente detallado. Pensé que era imposible hacer eso. Era yo, ya que era un lobo negro que tenia los ojos ambares. Al lado del lobo había un chico rubio sonriendole con inocencia. Ese era el caperuzo.

Mire al caperuzo que estaba sonrojado aún en el suelo. Bajo la mirada cuando sus ojos se toparon con los mios y me acerque a él agachandome. Tome su mentón para que me viera.

—Eres muy bueno con el telar—con mi mano izquierda desocupada tome su mano derecha para llevarla a mi mano y besarla. Él se estremeció y cerro los ojos.

—Gracias—se tiro a mis brazos escondiendo su cabeza en mi pecho.

Mi corazón latía muy rápido. ¿A qué se debía?

—Late muy rápido, me gustar—su voz era suave.

—Oye caperuzo—me miro con esos ojos de inocencia.

—Dime Karan—sonreí cuando dijo su nombre.

—Karan, tu me prometiste una comida nada tratado con la carne—asintió con la cabeza.

—Tengo un pie de limón en el horno ¿Quieres comerlo cuando este listo?—Pie, no lo había probado desde que tenía diez años y eso que tenia veinticinco.

—Claro, algo dulce me gustaría comer—sonrió con inocencia.

—Creo que esta listo, voy a verlo—se alejo de mi con esa sonrisa para levantarse. Ahora que lo veía tenia un buen trasero.

Negué con mi cabeza ante ese pensamiento. ¿Acaso estaba en celo? No lo creo, no sentía esa calor que me daba y además no se me había levantado eso. Creo que estoy mal.

Mientras él estaba en la cocina. Yo recorrí el lugar caminando. Solo en la sala que a la vez era comedor, se encontraba un estante lleno de libros ordenados alfabéticamente y por categoría. Creí que eso era imposible pero ahora lo veía.

Mis ojos se toparon con una fotografía familiar. Abrí los ojos con sorpresa al saber quienes eran. Eran los padres del caperuzo. Yo los conocía pero antes cuando yo tenia quince. Eran buenas personas y protegían a los animales del bosque pero murieron a manos de los aldeanos que creían que eran brujos. Eso paso hace diez años y de seguro Karan tenia como unos cinco años.

¿Acaso se mantuvo solo desde entonces? No lo creía. Un niño a esa edad no sabia en donde estaba parado, pero sabiendo como eran los padres, de seguro lo previnieron.

Wolf deje enfriando el pie ¿Puedes esperar un poco?—lo mire viendo su sonrisa aunque desapareció cuando noto lo que estaba viendo.

—¿Ellos son tus padres?

—Si

—Eran muy buenas personas—su cara se lleno de sorpresa.

—¿Los conociste?

—Tenia quince años cuando los conocí, protegían el bosque con sus propia vida hasta que murieron a manos de los aldeanos—ví sus ojos llorosos. Lágrimas amenazaban por salir y me acerque a él para abrazarlo.

—Son unos mentirosos, me dijeron que murieron por culpa de unos osos, pero aquí no habitan osos—me abrazo con fuerza. Mi camisa negra se sentía mojada y era por sus lágrimas.

—Esos humanos—susurré con rabia. Lo engañaron diciendo falacias y lo pagarían.

—Se lo que piensas pero no le hagas daño, viven niños inocentes allí—me miro para intentar limpiarse las lágrimas pero no lo deje.

Deje de abrazarlo y con mis pulgares limpie cada rastro de sus lágrimas y bese su frente.

—No lo haré pero ellos te engañaron—él lo sabia pero cuando alguien es inocente siempre daba oportunidades a las mierdas que estaba a su alrededor.

—Lo se pero no hagas daño—sus manos tomaron mi cara.

Sus labios estaban cerca de los mios. Mi mente pedía a gritos que lo besara pero no podía. Era muy inocente y temía que con un beso lo manchara. Pero era imposible. Lo que me sorprendió es que él haya hecho eso. Besarme.

Cuento N° 1: El Lobo Y La Inocencia (Yaoi/Gay)- Crónicas Cuentos Del Ayer.Where stories live. Discover now