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Kaden

Mire como dormía tranquilamente, como un ángel. Quedarme a su lado sería maravilloso pero yo no era mucho de casa, ni siquiera podía conseguir trabajo para mantenerlo a pesar de que no lo necesitaba. No podía vivir como un humano, no me sentía parte de ellos. A pesar de eso si él me lo pidiera estaría a su lado para siempre.

Acaricie su suave pelo que era largo. Su espalda estaba con chupones y sonreí. Era suficiente para que pudiera vivir en paz en meses y es que si no lo marcaba no podía estar lejos de él, por eso deje muchos chupones en su cuerpo, sin embargo sentiría un vacío.

Me levante de la cama buscando mi camisa que estaba en una silla y abroche el pantalón. Si me alejaba lo estaba siendo por su bien. No quería que los cazadores lo buscará a él. No quería que estuviera en problemas por mi culpa. Quería verlo vivir su vida normal.

¿Lo dejaras?

¿Dejarlo? Solo me alejaré para que estuviera protegido.

¿Sufrirás?

Claro que sufriré. Mi unión a él es demasiado fuerte y sentía que me partía en mitades.

Y si él...

Claro que no puede, es un humano, no puede o ¿Si?. Claro que no puede.

No lo dejes ir

No lo dejare. Él sera mi vida pero por su bien es alejarme.

Di un suspiro para irme por la puerta y verlo aún durmiendo en la cama.

—Nos vemos mi Caperuzo—y me fui con un dolor en mi corazón.

♠ ♥ ♣ ♦

Karan

Mis ojos solo podían mirar la tela que hice. Ahí estaba él, mi lobo mirándome y yo estaba a su lado mirándolo. Desde que se fue lo único que he hecho es mirar la tela que hice. Algunas veces visitaba a mi abuelo que vivía en la villa, esa era las única veces que salia de casa o cuando iba a recolectar las frutas y verduras.

Sentía ese vacío dentro de mi que me carcomía lentamente. Dos meses y no lo he visto. Pareciera que se ha esfumado y eso que la semana cuando se fue me sentía extraño. Botaba todo lo que comía y de mucho leer compendrí que estaba embarazado. Era normal en un doncel y yo lo era. Mis padres me lo dijeron antes de morirse. Era lo único que me mantenía adelante.

Me levante del banco para acercarme a la tela y acariciar al lobo, mi lobo. Quería sentir sus manos en mi cuerpo y sus labios en los mios. Que me amara tantas veces como lo hizo aquella vez, pero ya no se podía.

Me acerque en la mesa tomando la canasta que llevaría a mi abuelo. Eso me hizo recordar cuando lo conocí por primera vez. Él no lo recordaba pero yo si. Desde entonces he sonreído para él. Fue él único que se acerco a mi para ayudarme y hacerse mi amigo. Si él no hubiera llegado seria la persona más fría que conociera y la más solitaria que por voluntad propia eligió vivir solo.

Salí de la casa para empezar a caminar por él bosque. Aún tenia la esperanza de encontrarlo de nuevo y quizás contarle la noticia.

Un viento helado hizo que mi pelo se moviera a ese lado. Me abrigue con la caperuza y tape mi pelo con el gorro. Hacia frío en esta época del año y temía que me enfermara, por eso estaba empezando a hacer un cobertor que me mantuviera abrigado por la noches esperando a aquel cuerpo que me abrigara.

Escuche un disparo cerca de ahí y me asuste. Mi lobo era muy buscado y temía que lo mataran. Corrí a aquella dirección con la espera de que no fuera lo que me imagine. No soportaría verlo muerto como mis padres. Era lo único que me quedaba junto con mi bebé. Quería que fuéramos una familia aunque fuera imposible.

Y ¿Si esta muerto?

Mataría al desgraciado que lo hizo. Podía aparentar inocencia pero sabia cazar bien para sobrevivir y matar no era un problema.

Y ¿Si esta herido?

Lo ayudaría a pesar que él no me quiera ver. Ese era mi deber.

Cuando llegue vi a esos que antes estaban cazando y mi lobo con una pierna sangrado. Ellos lo apuntaban con sus rifles. Sería matado y no quería verlo.

Cuento N° 1: El Lobo Y La Inocencia (Yaoi/Gay)- Crónicas Cuentos Del Ayer.Where stories live. Discover now