Los magos y el muchacho

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­La creación de este colegio se remonta a al siglo XVII, época del apogeo del Virreinato de la Nueva España, cerca de 100 años después de la conquista.

Fueron seis sus fundadores, siendo uno de los colegios de magia con mayor número de fundadores, siendo una pareja de magos españoles ya adultos, los únicos extranjeros, magos amantes herbología, situación por la cual decidieron viajar al nuevo mundo en un intento por conocer nuevas especies.

Una vez que llegaron a la capital de México, se encontraron con un joven al que no dejaban de encontrar no importaba al lugar al que se dirigieran; después de varios encuentros y viendo que el joven siempre los observaba decidieron acercase para hablar con él, su nombre era Yoltic, era perteneciente a un grupo indígena llamado Nahua, que a sus 17 años había decidido alejarse de los suyos, para así conocer la ciudad en desarrollo que tan cerca se levantaba.

Leonor y Felipe Villafuerte, la pareja de magos, pronto tomaron estima del joven, que siempre se comportaba gentil y curioso por saber más de esas personas que habían venido desde tan lejos simplemente para buscar animales y plantas raras, según como ellos siempre les llamaban. Al cabo de un tiempo y sirviendo de guía para los españoles, Yoltic tomó la suficiente confianza en aquellos viejos magos y les comentó que él conocía un animal raro que tal vez les podrían interesar, pero les advirtió que muchos de su pueblo no lograban verlo o simplemente no lo querían ver por el temor que este les causaba.

En la búsqueda de dicho animal, al que el joven se refirió como ahuizotl, se acercaron a las orillas de un lago, en donde el joven asegura había sido atacado por un animal parecido a un perro pero que al final de su cola tenía una mano parecida a la de un mono la cual usaba para intentar ahogar a sus víctimas. Leonor ante la descripción de tal bestia se comenzó a cuestionar si es que aquel muchacho era en realidad un mago.

Después de varios días intentando divisar al ahuizotl y a punto de suspender su búsqueda, se encontraba Felipe recogiendo algunas ramas para encender una fogata, cuando a lo lejos comenzó a escuchar el llanto de un bebé, extrañado, intentó ir en su búsqueda, pero Yoltic lo detuvo, justificando que ese era el medio por el cual el ahuizotl llamaba a sus víctimas, para ese momento, Leonor y Felipe habían ya desenfundado sus varitas sin revelarlas ante Yoltic. Minutos después de seguir el ruido y al encontrarse en el borde del lago, una sombra negra saltó de entre un arbusto, lanzando al piso a Felipe para después arrastrarlo hacia el lago, rápidamente y sin pensarlo dos veces, Leonor agito su varita y con un rayo de luz golpeo al animal, que quedó noqueado por unos instantes sobre la orilla para después meterse dentro de las aguas.

Después de recuperarse de aquel ataque, Felipe se dio cuenta que su varita se había roto en tres pedazos dejando al descubierto un cabello plateado que también había resultado lastimado. Entristecido por el suceso, Felipe dijo a su esposa que tendrían que acortar su viaje para para poder conseguir una varita nueva, ya que sin ella no se podrían defender de lo demás que hubiese ahí afuera.

Yoltic, sin perder una palabra de lo que decían aquellas personas y tratando de ver lo que el mago tenía entre sus manos se comenzó a acercar más y más a la pareja, situación que los llevó a recordar la presencia del joven; sin decir una palabra y con una simple mirada de complicidad, Leonor levantó su varita apuntando al muchacho que se encontraba arrodillado en su afán de ver los pedazos de varita en manos de Felipe, sin más el muchacho los dejó boquiabiertos, mencionó que su abuela había hecho algo parecido a la señora Leonor aquella vez que el animal lo atacó, pero que ella lo hizo simplemente con sus manos.

Ante tal descubrimiento los Villafuerte pidieron a Yoltic los llevara con su abuela con la intención de confirma si se trataba de una bruja a lo que el joven amablemente accedió. Una vez estando en su antiguo hogar el joven los dirigió a una pequeña isla flotante en donde se encontraba una mujer de cabello gris y con la espalda encorvada, la mujer no hablaba español, pero su nieto se encargó de traducir, resultando en la confirmación del linaje de la familia de Yoltic, se dio a entender que entre su pueblo las personas con habilidades eran muy pocas y de esas la gran mayoría eran ya ancianos; tras una conversación prolongada resolviendo las dudas de los magos españoles, la anciana dio a entender que su nieto, si bien no era un mago, podía percibir con gran claridad todos los fenómenos que de la magia se despendían.

Con la información obtenida, Leonor aseguraba a su esposo que aquel muchacho, era un squib, un squib nacido de muggles, situación verdaderamente sorprendente para la pareja. Antes de retirarse de la presencia de la vieja bruja, esta informo a los Villafuerte de la existencia de otros pueblos indígenas que contaban con personas mágicas y con las cuales ya habían tenido algún encuentro, con tal afirmación Leonor y Felipe no quisieron perder la oportunidad de conocerles y aprender de ellos.

Bajo las indicaciones de la vieja bruja ordenó a su nieto llevar a los extranjeros hacia el norte en donde encontrarían una tribu que tenía gran fama de tener entre los suyos a grandes adivinadores. Y así los Villafuerte y Yoltic emprendieron su viaje.


Colegio de Magia JwátarhuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora