S E V E N

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Harry leía tranquilamente un libro en el salón de clases, el cual se encontraba vacío. Sus ojos pasaban sin prisa alguna cada una de las palabras impresas en cada hoja; el sonido de la puerta lo sacó de su pequeña burbuja.

Jamás había visto a aquel chico, quizás era nuevo. Genial, otro bravucón mas para él.

Soltó un leve suspiro y regresó su atención hacia el libro frente a sus ojos. No se le pasó por la cabeza que aquel chico iría directamente hacia él ya que, bueno, todos los demás asientos estaban vacíos.

—¿puedo sentarme?— preguntó de manera amable esbozando una sonrisa hacia el menor.

Harry rápidamente entendió y asintió con su cabeza mientras quitaba su mochila de la silla para que el contrario pudiera sentarse.

—Me llamo Zayn y, uh, soy nuevo aquí.— mencionó intentando aminorar la incomodidad que comenzaba a crearse en el ambiente. —¿Cómo te llamas tú?—

Hizo un pequeño dobles a la punta del libro para no perder la pagina y lo cerró, dejándolo sobre el pupitre.

—Me llamo Harry.— contestó mientras daba una rápida mirada hacia la entrada. —Zayn, no quiero sonar grosero, pero sera mejor que no te vean hablando conmigo.

El mayor frunció su ceño. —¿Por qué?—

—Digamos que no les caigo muy bien a los de aquí, no quiero que comiencen a molestarte a ti también.—

Zayn soltó una pequeña risa y con su mano izquierda desordenó los rizos del menor. —Oh, Hazz. ¿Tienes idea de por qué me cambie de escuela, cariño?— el ojiverde negó. — Expulsión. El que molestaba en aquella escuela era yo.

—Oh.— esa no la vio venir, Zayn lucía como alguien amable, demasiado.

—No me harán nada, enano. Y sabes, si llegan a hacerte algo, solo dilo, me encargaré de que no vuelva a pasar ¿vale?—

Un leve rubor apareció en las mejillas del rizado mientras éste asentía; llevó su mirada hacia uno de los brazos de Zayn y sonrío al ver varios tatuajes en él. —Tienes dibujos.—

—¿Mhm?— el contrario llevó su mirada a donde estaba la del menor, dándose cuenta que se refería a los tatuajes. —Oh, estos.— puso su brazo sobre la mesa para que pudiese verlos mejor.

—Síp. Son lindos, pero les falta color.— mencionó mientras pasaba su dedo índice sobre uno de éstos.

Y una idea llegó a su mente. —¿Tienes plumones?— Harry asintió. —Entonces anda, ponles color.—

Los ojos del menor se iluminaron y una gran sonrisa apareció en sus labios; sin perder tiempo saco el gran paquete de plumones de su mochila y lo dejó sobre la mesa.

La siguiente media hora que faltaba para que las clases comenzaran fue compuesta de Harry pintando los tatuajes de Zayn, y éste observando su rostro con una boba sonrisa mientras ambos hablaban de cualquier cosa.

Poco a poco los alumnos comenzaban a llegar, algunos pasaban de largo la pequeña burbuja que habían creado Harry y Zayn; pero otros no quitaban su mirada de ellos dos.

Incluyendo a Louis, quien estaba asesinando al morocho con la mirada por la forma en que miraba a su pequeño.

Loulou.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora