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Le di otro sorbo al capuchino que, amablemente, me había hecho Seokjin. Le observaba ordenar algunas cosas en la improvisada cocina que todos habían ayudado para hacer en el campamento.

—¿No te cansas de ordenar tanto? —le pregunté al chico, llena de curiosidad.

Este me miró como si fuera obvio y negó con su cabeza, silencioso. Se sirvió algo de café y se sentó al frente de mí. Nuestros pies en ocasiones se chocaban y hacia que mi corazón latiera con rapidez.

—De toda esta semana... no te he visto con tus amigos, ya sabes, Taehyung, Jimin, sólo con Yoongi.

Agradecía su adorable manera de comenzar la conversación, pero el tema era lo que más había evitado desde esa noche en que llegamos a Busan.

—Sí... quería esta semana para usarla como respiro espiritual, ¿Sabes? —improvisé una respuesta y Seokjin me brindo una de sus lindas y perfectas sonrisas.

—¿Estoy interrumpiendo tu meditación? —me preguntó volviendo a tomar de su café y yo reí.

—Claro que no.

El señor silencio volvió a reinar y fue interrumpido por una voz ronca que reconocería a kilómetros.

—Jin, ¿Hay... —Taehyung dejó de hablar al verme y sus ojos se abrieron de par en par—... capuchino?

Su expresión volvió a la normalidad y se sentó al lado mío, aunque claro, con una distancia razonable.

Quería pararme e irme de allí. No soportaba estar cerca de Taehyung, ya no más. Me fastidiaba y mis intentos por ignorarlo se habían ido con facilidad a la basura.

—Creo que sí —Seokjin se paró en busca de aquel dichoso capuchino y dio una maldición al no encontrar nada—. Iré a pedirle a Hoseok a su carpa, espera aquí.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza al encontrarme a solas con el castaño. Maldito Kim Taehyung.

—Hyeri...

—No me hables, Kim.

Lo llamé por su apellido, sabiendo que le molestaba un poco. Tragó duro y negó con su cabeza, decepcionado.

Vaya, ¿Ahora él era el que estaba frustrado? Que doble moral.

—Por favor, quiero y necesito hablar contigo, Hyeri-yah —y por primera vez, terminó mi nombre con el honorario correcto.

No con burlas, no con un tono de voz seductor, ni aproximaciones bastantes cercanas de por medio.

Sin embargo, no quería escucharlo, no por ahora, ni tampoco era momento para llamarme así.

—No.

Sin más, me paré de mi lugar, yéndome de ahí.

***

La asombrosa semana en las playas de Busan, se había terminado. No la disfruté como lo planeado, pero si lo pase bien. Ignorando el día de llegada.

El autobús me dejó fuera de mi casa y agradecí al conductor en un reverencia. Habían hecho de lujo que el bus llevara a la puerta de nuestras casas, pero ahora todos mis compañeros sabrían donde vivían y años atrás me habían amenazado con ir a dejar un conejo muerto a la puerta de mi casa porque no les presté la película de Dragon Ball.

Namjoon —mi asombroso vecino—, se encontraba regando las plantas, aunque más le daba el agua al cemento, que a las plantas.

—¡El pavimento no crecerá, Nam! Solo es un aviso.

Namjoon salió de su trance y me miró con una sonrisa muy grande. Dejó el agua correr y vino donde mí, negando con mi cabeza, recibí su abrazo.

Me di cuenta que el bus no había partido, cuando escuche que prendía el motor. Me di una vuelta y mis amigos me despedían con la mano, menos Taehyung que me dedico una mirada fría.

Ignorándolo, volví mi atención a Namjoon.

—¿Qué tal, me contarás de tus problemas? Estoy ansioso —fruncí mis labios, desentendida y mi vecino rio—. Tu mensaje, de cuando llegaste a Busan, dijiste que te había pasado algo. Yo no me olvido de nada.

Los recuerdos vinieron a mí. Mi beso con Taehyung. Yo huyendo de allí. Yo enviándole un mensaje mi vecino de grandes consejos por la desesperación.

—Yo... no fue nada, creo que ya hasta lo olvidé.

Namjoon me brindó una mirada fulminante y tomó mi mano, arrastrándome hacia su patio.

—Me cuentas o te mojo.

Miré de reojo la gruesa manguera y tragué saliva. En Seúl no estaba muy caluroso y odiaba que me echarán agua con mangueras en días así.

—Tengo que entrar mis cosas y mamá debe estar durmiendo, cuando despierte ella espera verme.

—Como sea.

Minutos después, me encontraba totalmente empapada y miraba con odio a Namjoon.

—¿Me contarás? Hyeri, no seas una pesada —y bajando la mirada a mis zapatillas, suspiré.

¿No había nada de malo en contarle, no? Sentía que él me apoyaría, aún así siendo que fui una persona terrible.

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⏰ Last updated: Jan 09, 2017 ⏰

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Solo una vez más » Kim TaehyungWhere stories live. Discover now