PENSAMIENTOS

10 3 3
                                    


Sabía que la muerte de papá cambiaría muchas cosas en nuestra manera de vivir, incluso de ver las cosas. Sabía que ambos habíamos reflexionado sobre lo frágil que es la vida, cómo puedes pasar de ser un humano vigoroso y vivaz a un cuerpo inanimado que no hace otra cosa que estorbar, causar horror y expulsar un hedor insoportable en cuestión de un segundo. Aquello siempre me había sorprendido y solía pensar en ello a menudo, pero estaba seguro de que mi hermano no lo hacía, y no lo había entendido hasta que deliberó sobre este tema. Yo sabía que, aunque antes de su muerte podíamos pasar semanas sin recibir noticia alguna de nuestro padre, su ausencia permanente nos afectaría en algún momento. No podíamos hacernos los fuertes por siempre, en especial Mason. Debía de explotar, lo haría, y no me creía completamente preparado para cuando eso ocurriese. ¿Qué le diría? ¿Qué haría? Pues no lo sabía. No sabía cómo ser cariñoso, cómo consolar a alguien, la cercanía física era algo que desconocía por completo, sin embargo me causaba tal repudio que no deseaba experimentarla de todos modos. Si eso ocurría, supongo que llamaría a Collin, él sí sabría cómo hacerlo sentir mejor, y no sería la primera ni la última vez que lo haga.

Me pregunté qué pasaría con nosotros ahora, después de este hecho tan lamentable que sin duda sacudiría todo. Seguramente Karen, nuestra empleada y compañera de toda la vida tendría que dejarnos, pues no podríamos pagarle sin papá. Quizá mi hermano tenía razón, quizá era tiempo de hacernos cargo de nuestras propias vidas, sin depender de nadie más que del otro. Aún así no podía entender que hablase con tanta liviandad sobre ella, la única persona que no nos había fallado, que había cuidado de nosotros durante casi doce años, que estuvo tan presente cuando mamá no lo estaba, y que nos había querido tanto, como nuestra madre nunca lo había hecho. Después de todo, por eso nos abandonó ¿no? Esa mujer nunca nos quiso, nunca sintió ni un poco de afecto por sus hijos, nunca miró atrás el día que se marchó, sólo avanzaba con determinación y con su maleta en la mano hacia el taxi que la llevaría tan lejos de nosotros como le fuera posible. No la extrañaba, más bien la detestaba por ser tan cruel y tan inhumana, por dejarnos así a papá y a nosotros, sin siquiera despedirse. Y era Karen la que conocía todo esto, era Karen quien estuvo ahí para contenernos cuando ocurrió, cuando sólo llevaba una semana trabajando con nosotros. Naturalmente sentíamos afecto por ella, y por eso es que era sorprendente la manera en que Mason hablaba de nuestra empleada, como si fuese una extraña, o sólo una sirvienta.

Volví a arroparme con las mantas que había lanzado fuera hace unos minutos –o tal vez unas horas– y miré a mi hermano, quien dormía apacible pero desordenadamente sobre su desarreglada cama. El cuarto ya no estaba tan oscuro, el amanecer llegaría pronto. También había visto el amanecer el día anterior, a través de la ventana de la sala, cuando comprendimos que papá había fallecido. Nuevamente miré hacia el techo, no podría dormir esta noche y seguramente tampoco las siguientes durante unos días. No hasta que mi cerebro se estabilice, no hasta que pudiese sentirme normal otra vez, no hasta que ese insoportable ruido deje mi cabeza. Apreté la almohada contra mi rostro, pero aún no decidía marcharse. Quería dormir, en verdad lo deseaba, pero realmente me desesperaba el hecho de ser incapaz de controlar mi mente y mi facultad de conciliar el sueño. Entonces me preguntaba, ¿por qué debíamos dormir? Comprendía que era una necesidad humana, pero también tenía por seguro que podría sobrevivir bastante tiempo sin hacerlo, así que, ¿para qué obligarse a dormitar? Otra estupidez de nuestra raza que no podía concebir, pero tampoco estaba dispuesto a reflexionar al respecto.

¡Qué idiota había sido papá, al provocar esa pelea y luego permitir que lo asesinaran! Él no era de ese estilo, estaba convencido de que mi padre habría combatido hasta el final con tal de salvar su vida. Si era así, ¿por qué había muerto? Por un momento pensé en una loca teoría, pero la deseché sin siquiera terminar de construirla. "No seas tan paranoico, Wes. Muchas veces las cosas no son tan complicadas como crees que son" La voz de mi terapeuta vino a mi cabeza de pronto, haciéndome sacudir con fuerza para obligarla a desaparecer.

Von dem Schatten (Desde las Sombras)Where stories live. Discover now