Capítulo 8: No me fío de nadie.

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Capítulo 8: No me fío de nadie.

No muy lejos de ellos…

- Le he encontrado general – dijo el Mayor Jenkins entrando en el despacho y con la lengua fuera. – O mejor dicho, sé donde va a estar este sábado.

Barrow se encontraba leyendo los informes de los presos que aún le quedaban por convertir, cuando el Mayor Jenkins interrumpió en su despacho, pero no le importó, pues tenía noticias sobre esa persona que deseaba tener en sus filas.

- Quizás hasta le guste más de lo que espera. – dijo Jenkins para aumentar el misterio.

- Habla ya Jenkins, nos haremos viejos. – era una frase hecha, pero en su mundo, era una frase muy exagerada, pues tardarían muchos siglos en hacerse viejos.

- La profeta da una fiesta en honor a la Elegida. – dijo sin más demora. – Acudirán los invitados más selectos de nuestro mundo, entre ellos, un servidor.

- No seas pedante Markus. – dijo llamándole por su nombre de pila. – El que te consideren como tal, no es más que una estratagema que necesito para saber que pasa por esos mundos. Pero ya te dije que te separaras de Lucia, esa vieja bruja sabe siempre más de lo que dice y nunca hace las cosas de cara, siempre tiene una doble intención. Además, ¿qué tiene que ver eso con mi hijo?

El Mayor Jenkins se sacó una hoja doblada del bolsillo de su chaqueta y se la entregó a su general mientras le contaba la historia.

- Me llegó la invitación a casa y decidí investigar por mi cuenta. Conseguí el número de teléfono de la empresa de seguridad y de ahí conseguí la lista de invitados. – Su voz temblaba ligeramente, siempre le pasaba cuando le tocaba exponer algo delante del general, pues este siempre conseguía sacarle alguna pega. – En la parte de atrás lo verá, Sebastián Barrow Jr.

El general Barrow acarició el nombre con cierta añoranza, pero no tardó en volver a su cara de conspiración.

- ¿Cómo ha conseguido ser invitado con ese nombre? – preguntó con algo de malicia.

No había pasado tanto tiempo desde la gran batalla, la gente no podía haber olvidado el nombre de Barrow, ni su bandera negra con la B en roja y sobre todo, nadie podía haber olvidado la cantidad de gente a la que se llevo por delante. Al menos no sin un motivo.

- Supongo que en esa fiesta sabremos el porqué. – comentó Jenkins.

- Pues entonces supongo que necesitaremos una invitación más…

 fe fe fe fe

No tardé ni dos segundos en abrir la boca una vez salí de la limusina. La casa no era una casa, era un pequeño palacio, y lo llamaba pequeño por lo de palacio, pero en realidad era enorme.

El chofer nos había dejado en el inicio de una alfombra roja, como si estuviésemos en los Oscar. El recorrido de la alfombra era una línea recta en lo que era la entrada al palacio. En los laterales de ese recorrido, y a una distancia de metro y medio entre si, se alzaban antorchas de unos dos metros de altura que alumbraban la alfombra con un halo de misterio.

- ¿A qué siglo hemos retrocedido? – pregunté casi en un susurro a Jeremy, al cual, de la impresión y lo mucho que me intimidaba la fiesta, me agarraba a él como si temiese que se escapara.

- Tú tranquila. Recuerda que eres la invitada de honor. – dijo intentando calmarme.

- Tienes una forma penosa de intentar tranquilizarme. – le recriminé.

Pero como si hubiese salido de la nada, Laurent apareció a mi otro lado como si fuese mi escolta privada.

- Lo que quiere decir, es que aquí estarán todos bajo tu dominio. Todos te temen y te admiran a la vez. Estas por encima de todos ellos, solo tienes que saber usarlo a tu favor. – explicó Laurent lo que tanto le había costado a Jeremy.

Soledad 2: La oscuridad del renacer [ Pausada ]Where stories live. Discover now