Capítulo 5: Entrenamientos complicados.

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Capítulo 5: Entrenamientos complicados.

Me había pedido que le dijera algún sitio amplio para poder entrenar y dado que no conocía muchos sitios, le había llevado al mismo al que me llevaba a mi Jeremy. Tenía la esperanza de sentirle en aquel lugar, que de cierto modo, él estuviese a mi lado apoyándome. Pero cuando llegamos, tan solo estábamos Júnior, yo y un extenso campo de hierba húmeda y descuidada.

- No está mal el lugar, creo que nos puede valer por el momento.

- ¿Qué vamos hacer? – pregunté con impaciencia.

Supuse que cuanto antes aprendiera todo lo que él tenía que enseñarme, antes acabaríamos y antes podría volver a mi vida normal, o al menos lo que era normal antes de su llegada.

- Pues entrenar, princesa. – dijo susurrándome al oído.

- Te he dicho que no me llames así.

- Aquí el que manda soy yo y te llamaré como me plazca, ¿lo has entendido? – ahora su tono era de sargento y no me gustaba.

Esto no iba a salir bien, a mi no me gusta que me manden y él parecía estar dispuesto a no dejar de hacerlo. Era una mala combinación.

Intenté darme la vuelta para largarme de aquí, Laurent iba a tener que buscarme a otro entrenador. Pero antes de que pudiese darme cuenta, él me agarró del hombro y me lanzó volando varios metros hacia atrás.

Caí de culo y di un par de vueltas sin control. Me dolía, eso no podía negarlo, pero el dolor lo eclipsaba la rabia que parecía crecer en mí con tan solo ver su rostro. ¿Pero de que iba? ¿acaso iba a ser así siempre?

- ¿Qué narices te pasa? – le pregunté con toda esa rabia que había en mí.

- Eres tú lo que me pasa. – dijo ahora con una mirada de enfado, uno incluso mayor que el mío. – Eres una niña estúpida y mal criada que no es capaz de ver lo mucho que me necesita. – sus palabras habían conseguido que no fuese capaz de levantarme. – No sabes nada de este mundo y aún así te crees mejor que el resto, y está claro que no lo eres. – dijo eso último señalando el hecho de que estaba tirada en el suelo.

Me levanté de un salto, no podía consentir que él me viese débil, aunque lo fuese, no le iba a dar ese gusto de verme así.

- No me creo mejor que nadie. – dije sabiendo que era lo único que podría rebatirle.

- Eres una protectora con los sentidos desentrenados. Eres una protectora sin ningún tipo de conocimiento de defensa, ni de ataque, ni de nada. – cada vez que hablaba parecía ir enfadándose más y más, y cuanto más se enfadaba él, más me acobardaba yo. – Tan solo eres una cría a la que se le ha dado demasiado poder y no es capaz, o no quiere, usarlo al cien por cien.

Se quedó callado durante unos minutos en los que mi cuerpo temblaba de ira. Era como si sus palabras rebotaran dentro de mí y me hiciese verme con unos ojos nuevos, unos ojos que no me gustaban, pero que en realidad, eran más realistas. Pues, de las personas que había a mí alrededor, todas me querían demasiado como para decirme la verdad. Pero ahora me preguntaba, ¿habrá más gente que opine como Júnior? ¿qué piense que desperdicio mi don?

Supe la respuesta al momento, pues al fin y al cabo, todos insistían en que debía mejorar, en que debía sacar más partido de mí, y era yo la que se conformaba con lo que tenía, la que pensaba que saber desintegrar a los subterráneos, era todo lo que necesitaba saber para sobrevivir.

Entonces la chica que había dentro de mí despertó con fuerza, mucha más fuerza que la que poseía yo, y tomó el control de mi cuerpo sin ni siquiera haberla dejado entrar. Se apoderó de cada músculo, de cada sentido, se apoderó incluso de mis palabras. Simplemente me había dejado atrás, en el mismo sitio donde yo la mantenía a ella cuando no la necesitaba.

Soledad 2: La oscuridad del renacer [ Pausada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora