Capítulo 2: Si buscas una mentira, la encuentras.

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Capítulo 2: Si buscas una mentira, la encuentras.

La mañana se había despertado con una pequeña capa de nubes sobre nosotros, era tan fina que los rayos de sol se reflejaban en ellas y te cegaban los ojos. Pero eso no era lo único con lo que nos habíamos despertado esta mañana…

Hoy me había quedado a dormir en la habitación de Jeremy, después de nuestra discusión de ayer por la tarde, necesitaba hacer las paces con una sesión de besos desenfrenados. Aún no habíamos pasado de ahí, lo que hacía algunas situaciones un tanto incómodas. Pero para mí eso era un paso muy importante, sentía que debía esperar, más que nada porque mi vida parecía ir sin control, como si hubiese pisado el turbo y no me hubiese parado a pensar donde estaba el freno. Había decidido dar mi vida a una misión, ¡mi vida!, toda ella, lo único que poseía se lo había dado a los protectores y a los subterráneos. Estaba algo agobiada con todo en general y sentía que no podía agobiarme también con mi virginidad.

La luz de la mañana entraba por la ventana golpeándome en la cara, no quería abrir los ojos todavía, necesitaba unos minutos más…

De repente algo empezó a sonar por la habitación, al principio mi estado de sueño no me dejaba identificarlo, pero era el teléfono móvil de Jeremy, el cual se levantó de un salto y salió de la habitación para no molestar. Solo que ya era tarde.

Mi corazón bombeo con fuerza al pensar en quien estaría al otro lado del teléfono y ese bombeo me dio fuerzas para levantarme de la cama e ir a poner la oreja al otro lado de la puerta.

- ¿Crees que él es la mejor opción? – oí que preguntaba Jeremy a quien fuera que estaba al otro lado del teléfono. – Al menos asegúrate que es capaz de mantener la boca cerrada, ella no hace más que preguntar el porqué.  

Mis cejas se juntaron de incomprensión, ¿ella? ¿acaso hablaban de mí? Quizás estaba siendo egocéntrica, pero yo siempre tenía la misma pregunta para él y era algo a lo que no parecía estar dispuesto a contestar.

- ¿Qué te crees que hago todos los días? Me odio por tener que comportarme así con ella y tú también te odiarías. Pero claro, tú te largaste. – eso lo dijo en un tono más alto, lo cual me permitió escucharlo con claridad.

Parecía enfadado, ¿le estaba recriminando el hecho de que se fuera?

- Sí Laurent, eso ya lo sé. – oír como él decía su nombre, me provocó un nudo en el estomago que apenas me dejó respirar.

Hasta ahora tan solo había tenido la hipótesis de que era él quien llamaba a Jeremy. Ni siquiera me lo quería creer en realidad, ¿por qué no quería hablar conmigo? ¿por qué no nos esperaba en el lugar donde nos decía? ¿acaso había dejado de importarle? ¿acaso había hecho algo para merecerme esto?

- Está bien, ¿Cuándo llegará? – oí que volvía a decir Jeremy. Intenté poner más atención para oír la fecha, pero tan solo dijo. – Muy bien, saldremos hoy mismo. Buen trabajo. – y entonces oí sus pisadas.

Por el número de pisadas supuse que había llegado hasta la puerta del ahora inútil comedor de la segunda planta, lo que me dejó desconcertada por la distancia, pero claro, ahora tenía oídos nuevos que lo escuchaban todo.

Salté de nuevo a la cama y me hice la dormida hasta que él cerró la puerta de nuevo, sonido que aproveché para “despertarme” y mirarle extrañada.

- ¿Dónde has ido? No me gusta despertarme y que no estés a mi lado. – dije entre bostezos fingidos.

Me sentía un poco mal por estar jugando a todo esto, pero era él el primero en ocultarme cosas y quería saber cuánto de lo que había escuchado iba a contarme y cuanto iba a callar.

Soledad 2: La oscuridad del renacer [ Pausada ]Where stories live. Discover now