Persecucion fallida y la bolsa de patatas

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-Alto ahí- dijo una voz a mis espaldas que estaba lejos de sonar intimidante, mas bien parecía que tuviera la garganta hecha de gelatina porque sonaba demasiado temblorosa. Al pensar en gelatina mi estomago gruñó desesperadamente en busca de alimento. Maldita sea.

Decidí acabar con mis atacantes de una vez asi podría ir a comer algo, pero cuando me volteé y vi a "mis atacantes" me quedé tan sorprendida que por un minuto reinó el silencio. Pero luego no pude contenerme y comencé a reir, más bien a atragantarme con mis carcajadas.

Un solo hombre. El gobierno había mandado en mi persecución a un solo hombre, y no solo eso, si no que gracias a mi experiencia en este tipo de situaciones pude notar que era un novato. El arma que apuntaba hacia mí temblaba en sus manos, y parecía que estaba a punto de mojar los pantalones.

-¿Qué es tan gracioso?-preguntó garganta de gelatina confundido.

Me obligué a mí misma a parar de reír y pensar con claridad. Sin duda este tipo no era más que simple carnada. El gobierno no sería tan estúpido de enviar a una sola persona en mi busca, y aún menos un novato. Apuesto a que hay por lo menos media docena más de miembros de la guardia nacional escondidos en alguna parte, esperando el elemento sorpresa para atacar. Rápidamente analicé mis alrededores en busca de algún sitio en el que media docena de oficiales pudiera esconderse, y evaluando en aquel caso las distintas posibilidades de escapar. Que, por cierto, eran bastante escasas.

Mientras tanto, intenté distraer a garganta de gelatina con un poco de conversación. También le serviría al pobre desgraciado para calmarse un poco ya que estaba más palido que la cebolla.

-Es que no puedo creer que el gobierno haya enviado sólo a una persona en mi busca-dije, actuando realmente indignada como si me tragara la estúpida historia. -soy la criminal más buscada del país y aún así siguen subestimándome-.

Bien, veamos. Me encontraba en un callejón sin salida repleto de basura, el olor a comida podrida impregnaba el aire y provocó que mi estómago volviera a rugir como un león. Los edificios que formaban el callejón no eran demasiado altos, también recordé que en esa cuadra todos los edificios eran departamentos y viviendas, lo que significaba que la guardia nacional no podía esconderse en ellos sin la autorización del gobierno para esa vivienda específica.

Traté de ganarme un poco más de tiempo.

-¿Crees que sea por mi edad?

Esperar a una cuadra de distancia era muy arriesgado, así que probablemente se encontraban en los tejados, era la opción mas lógica. Suponiendo que bajaran desde arriba, tendría que encontrar una forma de subir hasta allí, porque era claramente mi única salida. En el muro de ladrillo que tenia detrás no había ninguna escalera, pero sí había un bote de basura y más arriba una ventana con alféizar. Me bastaba para trepar por allí.

Gelatinoso parecía aun más confuso si cabe. -¿su edad?

No sabía si el tipo era estúpido o no se daba cuenta de que acababa de tratar de usted a un criminal.

Hice un repaso mental de las armas que llevaba encima, y cuando ya tuve todo planeado solo me faltaba darles el momento perfecto para atacar.

-Dieciséis años- respondí.

Gelatinoso parecía realmente asombrado, al igual que todos al principio. Era muy molesto, pero proporcionaba una vetaja con respecto a que las apariencias engañan. Él estaba a punto de decir algo, pero irritada le dejé con la palabra en la boca.

-Lo sé,lo sé- dije, y me apoyé contra la pared junto al bote de basura cruzando los brazos en una pose despreocupada. Intenté ocultar la tensión de mi cuerpo lo más que pude y fingir aburrimiento. Si los oficiales no salían ahora, realmente eran mas estúpidos de lo que yo pensaba.

Asesina fuera de serie (Editando)Where stories live. Discover now