She Can't Hate Me.

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Amelié.

Ha pasado un mes desde el escandaloso desastre en el hospital. Gaby me obligó a contarle sobre mi desorden alimenticio a papi (digo que me obligó pero realmente no fue así).
Al principio me negué a dirigirle la palabra y mucho menos de contarle sobre la enfermedad, hasta que insistió.

Como era de esperarse, solo me abrazó y me dijo las típicas palabras de todo estará bien. Lo prometo.

Eso me hizo creer hasta días después, cuando se atrevió a levantarme la mano una vez más. Hemos estado distantes en las últimas dos semanas. Él no me habla y yo menos.

Me encontraba almorzando en la cocina junto a Gaby, mientras charlabamos sobre la idea de salir a jugar al parque.

-Podemos salir siempre y cuando le avisemos a Justin de nuestra salida.- Bufé y asentí pinchando mis verduras con el tenedor.

El ruido de la puerta abriéndose inundó mis oídos y sabía quien se había dignado a aparecer por la casa. Justin Bieber.

-¿Has terminado de almorzar, Amelié? -asentí dirigiendo mi mirada a Gaby, quién recogió el plato y se dispuso a fregarlo.

Remojé mis labios y me bajé de la silla acomodando mi falda donde nadie pueda apreciar más de lo deseado. Un Justin en traje se apareció exactamente cinco minutos después para saludar a Gaby, y seguir de largo. Como siempre.

Caminé con aires desganados hasta la gran escalera, deseando que esta casa tuviera ascensor y no pensar en que debo subir treinta y dos escalones todos los días. Sí, estaba aburrida y los conté a todos. Uno por uno.

Una rasposa voz resonó entre las paredes. -Amelié Bieber, ven aquí.- Mordí mi labio inferior y dí la vuelta sobre mis talones, observando al dueño de aquella voz.

-¿Si?- Murmuré suavemente.
-¿No piensas saludar a tu papi?- gruñó y yo me estremecí.
-claro que sí papi, lo siento -encaminé mis pies hasta el hombre de casi dos metros de altura y me paré frente a él, dejando un beso en su mejilla.

Justin gruñó y señaló sus apetitosos labios. Tragué saliva y moví mi cabeza, rosando mis labios con los suyos. -hola papi.- Él sonrió y yo también, accidentalmente.

Se suponía que estaba molesta con él. Fue el primero en decidir el no hablarme. ¿Por qué tengo que ceder a todo?

Porque sino, te dará la paliza de tu vida. Tendrás suficiente para algunos meses.

-¿Cómo amaneciste?- preguntó sobre mi oído.

Elevé mis hombros e hice una mueca. -Bien, solo algo agotada.- murmuré tiernamente.

El rozó su nariz contra mi mejilla y luego dejó un casto beso sobre esta. Me separé lentamente, echándole la última mirada antes de comenzar a subir los escalones.

-Lilié, ¿qué es lo que sucede? -habló fuerte.

Una oleada de dolor me golpeó y apreté mis labios en una delgada línea. Mis ojos se cristalizaron y murmuré un simple "nada".

¿Por qué voy a llorar? Oh, estoy con mi período y lastimosamente estoy muy emocional para estas fechas.
Estoy feliz y tranquila por momentos y luego estoy golpeando cosas con mi cara empapada de lágrimas. Santo período.

Daddy's Secret j.b CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora