34.-Casi reconciliación

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Maya: No la voy a volver a unir

Lo que siguió fueron intentos de unir a la Panchu, pero la weona se picó y no quería que la uniéramos. Al final, después de varios minutos soltó la noticia de que se volvería a Chile la segunda semana de febrero y la verdad es que estaba súper contenta, le echaba de menos ya.

Pasaron las semanas y llegó el día en que la teníamos que ir a buscar al aeropuerto. Fui con la Mica en el auto de mi papá. Nos costó encontrarla, pero al final dimos con ella y para nuestra sorpresa, su acompañante.

La Mica corrió hasta ella y la estrechó en sus brazos cayendo ambas al suelo. Cuando llegué hasta ellas las miré y pude ver que estaban cagadas de la risa abrazadas. Alcé la vista hasta el acompañante de mi amiga morena y lo saludé con un beso en la mejilla.

-Hola, Mía- me presenté amistosamente.

-Hola, Daniel- era de un porte normal, tenía el pelo castaño rapado a los lados y muy largo al medio y los ojos verdes.

-¡MÍA!- escuché el grito de la morena mientras se ponía de pie.

Me acerqué a ella y la abracé fuerte. Seguía igual que siempre. Una vez listos fuimos hasta el auto y la fui a dejar a su casa. Quedamos en que mañana nos juntaríamos para darle una bienvenida como dios manda. Iba a ser en mí departamento, ya que la casa de mis papás no iba a prestarse para fiestas que pudieran descontrolarse, no de nuevo.

La gente fue llegando y nos pusimos a conversar sobre lo que ha pasado, poniéndose al día sobre nosotros, contándonos sus anécdotas y entre eso salió la gran pregunta.

-¿Ustedes dos son algo?- preguntó coqueta la Rou.

-Somos novios- contestó él agarrando la mano de la Panchu.

Miré con una sonrisa a la Panchu y ella me guiñó un ojo. La Mica me miró seria y yo alcé los hombros dándole a entender que no tenía idea, eso molestó aún más a la Mica.

-Mía me acompañas a la cocina, voy a ir a buscar sal- se puso de pie y caminó volteando a verme rápidamente.

Me puse de pie obedientemente y caminé ordenando mi falda.

-Mía- me llamó la Rou y yo seguí mi camino.

-No preguntes- dije de golpe y suspiré- después te cuento.

Entré a la cocina y la Mica estaba apoyada de espaldas en el mueble de cocina. Me cruzo de brazos y espero a que hable.

-¿Te dai cuenta?- me pregunta en un susurro para que el resto no escuche.

-¿Qué cosa?- pregunto sin entender.

-No nos dijo que tenía pololo, se supone que somos sus amigas.

Pongo los ojos en blanco y bufo. Ella me mira esperando una respuesta.

-No le pongas tanto color, quizás tuvo sus razones para no decirnos.

-O sea, ¿te igual que no nos haya dicho?

-No, no me da lo mismo, pero tampoco tiene la obligación de contarnos todo.

Ella tomó la sal y me miró fijamente para finalmente irse chocando mi hombro.

La noche siguió incómoda, pude notar que a algunos no les cayó muy bien el nuevo pololo de la Panchu, y por esos algunos me refiero al Jaime específicamente.

-Ya que nos quedan días de vacaciones podríamos ir a la playa- opinó el Naiko.

-Sí, es una buena idea, extraño las costas chilenas- agregó la Fran con motivación.

-Buena, entonces buscaríamos una cabaña, somos los de siempre- comentó el Jaime mirando de reojo al Daniel.

Se formó un silencio incómodo y yo miré a la Mica directamente, estábamos teniendo mucho contacto visual esta noche.

-Si no queréis que vaya dímelo, pero no andes tirando mierda- le respondió molesto el español.

-Bueno, no quiero que vayas y honestamente no creo ser el único que opine así.

-Llevas conociéndolo un día Jaime, ¿Cómo puedes hablar así?- la Panchu lo mira molesta, como si fuera a darle un combo en el hocico.

-Entonces te quedai aquí y punto.

-Yo no voy si ella no va- le dice la Mica con simpleza- es mi mejor amiga y tienes que respetar eso, ella tiene pololo y como tal lo aceptaremos, de la misma forma que lo hizo ella contigo.

-Llevamos años como amigos todos nosotros, este weon es un extraño.

-Jaime, deja el show. Es la bienvenida de la Panchu, déjate de webiar- le pidió el Nico.

-Váyanse a la mierda weon.

El Jaime se puso de pie y se fue. Lo siguió el Edgar, el Bestia y yo para hacerlo entrar en razón. Llegamos hasta el ascensor donde estuvimos los cuatro en silencio hasta donde estaba el conserje. El Jaime comenzó a caminar rápido y yo corrí tras de él.

-Jaime- lo llamé, pero me evitó- Jaime.

Agarré su brazo, él se dio vuelta y me miró enojado.

-¿Qué wea quieres tú ahora?

-Conversar. Quizás el weon no te cae bien, pero dale una oportunidad, es la mejor amiga de la Mica y debes hacerlo por ella y...- me interrumpió de golpe.

-Mira Mía, tú no eres nadie para decirme qué hacer, con cuea te considero una amiga y es por el solo hecho de que eres hermanastra de uno de mis mejores amigos, si no te hubiera mandado a la mierda que rato.

-No sé qué wea te pasa, Jaime, pero no me gusta nada tu postura culia. Somos tus amigos.

-Deberíamos conversar otro día- comentó el Edgar, pero el Jaime lo detuvo con la mano y me volvió a mirar.

-Antes eras mi amiga, antes de que te metieras con dos amigos míos y los hicieras mierda. No haces nada más que hacer mierda a las personas que quieres porque eri tóxica y mala persona, pensai solo en ti. Eri muy egoísta weon. Me das el sermón culiao de aceptar a un weon que me cayó mal de presencia y tú arruinaste una amistad de años. No teni cara pa decirme esa wea, Mía.

-Jaime, vámonos- le pidió el Bestia, pero no se detuvo.

-Eres una mojigata culia, pero eri más maraca que muchas y te encanta ser el centro de atención. Ahora eri parte de la ONU pidiendo paz, no te sale weon, porque eri la causa de todas nuestras peleas. Con razón tu mamá te dejó botada.

Esa frase, esa última frase me dolió más que nada.

Levanté mi mano y con los ojos llorosos le pegué la cachetada más fuerte que he realizado en mi vida.

Y no me arrepiento.

Mia [Jaidefinichon GOTH]Where stories live. Discover now