Capítulo 22

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N/A: Para este capítulo he escuchado la canción "Aire" de David Otero. Deberíais oírla, es genial.

Ahora, adelante con el cap.


Ahora, adelante con el cap

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Blake

Que alguien me pegara un tiro en la cabeza. Ya.

Como estos siguieran dándose el lote delante mío durante mucho tiempo más acabaría liándome a balazos, pero no serían hacia mí. ¿Por qué no podían mantener el contacto físico en la intimidad? Nadie quería verlos en plena acción durante el día. Desde que las cosas habían dejado de estar tensas entre ellos parecía que estuvieran encima del otro más que antes. Y eso era decir mucho.

―¿Os importaría dejar de comeros la cara cuando estoy presente? Me gustaría evitar un trauma de por vida.

Ethan se despegó de Leah y me miró con cara de pocos amigos.

―No me mires así, Ethan. No soy yo quien le está causando arcadas a su mejor amigo.

―Considéralo mi venganza por todas las veces que tuve que aguantarte a ti haciendo este tipo de cosas, hermano.

―No recuerdo haber hecho eso delante tuyo. ¿Estás seguro de que no es solo una excusa?

―¿Pero por quién me tomas?― preguntó sonriendo.

―Serás idiota...

Me levanté de la mesa en la que estábamos y recogí mi mochila del suelo. Si querían seguir así podían hacerlo, pero no delante de mí.

―Eh, Blake, ¿a dónde vas?

―A casa, ya he tenido suficiente de vosotros por hoy. Además, Aria está de camino.

Con la mención de Aria conseguí captar la atención de Leah.

―¿Por qué Aria va hacia tu casa? Espera, ¿qué vais a hacer en tu casa?― inquirió arqueando su ceja.

―Nada de lo que tu minúsculo cerebro está pensando en estos momentos. Le he pedido seguir con las clases, como en los viejos tiempos.

―Si tú lo dices...― Ethan y Leah se miraron con complicidad, por las caras que ambos tenían debían de estar suponiendo cosas que no eran ciertas.

―Mirad, no tengo tiempo para vuestras miradas psicópatas y pensamientos sucios. Me largo.

―¡Tened cuidado!

♥️

―Has venido― dije aliviado. No sabía a ciencia cierta si accedería a mi propuesta, pero ver que lo había hecho me hacía pensar que todavía confiaba en mí.

―He venido― sonrió levemente antes de enroscarse un mechón de pelo en el su dedo índice. Estaba nerviosa.

―Por favor, pasa― abrí más la puerta y dejé que entrara.

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