Capítulo 26 : Los Estados Unidos en la Profecía

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Los que habían aceptado la luz referente a la mediación de Cristo y a la perpetuidad de la ley de Dios, encontraron que éstas eran las verdades presentadas en el capítulo 14 del Apocalipsis. Los mensajes de este capítulo constituyen una triple amonestación (véase el Apéndice), que debe servir para preparar a los habitantes de la tierra para la segunda venida del Señor. La declaración: "Ha llegado la hora de su juicio," indica la obra final de la actuación de Cristo para la salvación de los hombres. Proclama una verdad que debe seguir siendo proclamada hasta el fin de la intercesión del Salvador y su regreso a la tierra para llevar a su pueblo consigo. La obra del juicio que empezó en 1844 debe proseguirse hasta que sean falladas las causas de todos los hombres, tanto de los vivos como de los muertos; de aquí que deba extenderse hasta el fin del tiempo de gracia concedido a la humanidad.

Y para que los hombres estén debidamente preparados para subsistir en el juicio, el mensaje les manda: "¡Temed a Dios y dadle gloria," "y adorad al que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!" El resultado de la aceptación de estos mensajes está indicado en las palabras: "En esto está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús." Para subsistir ante el juicio tiene el hombre que guardar la ley de Dios. Esta ley será la piedra de toque en el juicio. El apóstol Pablo declara: "Cuantos han pecado bajo la ley, por la ley serán juzgados; . . . en el día en que juzgará Dios las obras más ocultas de los hombres . . . por medio de Jesucristo." Y dice que los que cumplen la ley serán justificados.' (Romanos 2: 12-16, V.M.) La fe es esencial para guardar la ley de Dios; pues "sin fe es imposible agradarle." Y "todo lo que no es de fe, es pecado." (Hebreos 11: 6, V.M.; Romanos 14: 23.) El primer ángel exhorta a los hombres a que teman al Señor y le den honra y a que le adoren como Creador del cielo y de la tierra. Para poder hacerlo, deben obedecer su ley. El sabio dice: "Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es la suma del deber humano." (Eclesiastés 12: 13, V.M.) Sin obediencia a sus mandamientos, ninguna adoración puede agradar a Dios. "Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos." "El que aparte sus oídos para no escuchar la ley, verá que su oración misma es cosa abominable." (1 Juan 5: 3; Proverbios 28: 9, V.M.)

El deber de adorar a Dios estriba en la circunstancia de que él es el Creador, y que a él es a quien todos los demás seres deben su existencia. Y cada vez que la Biblia presenta el derecho de Jehová a nuestra reverencia y adoración con preferencia a los dioses de los paganos, menciona las pruebas de su poder creador. Todos los dioses de los pueblos son ídolos; mas Jehová hizo los cielos." (Salmo 96:5.) "¿A quién pues me compararéis, para que yo sea como él? dice el Santo. ¡Levantad hacia arriba vuestros ojos, y ved! ¿Quién creó aquellos cuerpos celestes?" "Así dice Jehová, Creador de los cielos (él solo es Dios), el que formó la tierra y la hizo; . . . ¡Yo soy Jehová, y no hay otro Dios!" (Isaías 40: 25, 26; 45: 18, V.M.) Dice el salmista: "Reconoced que Jehová él es Dios: él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos." "¡Venid, postrémonos, y encorvémonos; arrodillémonos ante Jehová nuestro Hacedor!" (Salmos 100: 3; 95: 6, V.M.) .

Y los santos que adoran a Dios en el cielo dan como razón del homenaje que le deben: "¡Digno eres tú, Señor nuestro y Dios nuestro, de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas!" (Apocalipsis 4: 11, V.M.) En el capítulo 14 del Apocalipsis se exhorta a los hombres a que adoren al Creador, y la profecía expone a la vista una clase de personas que, como resultado del triple mensaje, guardan los mandamientos de Dios. Uno de estos mandamientos señala directamente a Dios como Creador. El cuarto precepto declara: "El séptimo día será Sábado a Jehová tu Dios: . . . porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay; y en el día séptimo reposó; por tanto Jehová bendijo el día del sábado, y lo santificó." (Éxodo 20: 10, 11, Versión Valera de la S.B.A.) Respecto al sábado, el Señor dice además, que será una "señal . . . para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios." (Ezequiel 20: 20, Id.) Y la razón aducida es: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó. (Éxodo 31: 17.)

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