Capítulo 47 - Su ex le compró una prueba de embarazo.

Comenzar desde el principio
                                    

—¿Por qué lo saludaste?

—Yo no lo saludé.

—Lo esuché decir hola.

—Sí, bueno... No fue para mi.

—¿Entonces?

—Fue para nuestras esposas.

—¿Nuestras?— preguntó Pete.

Milles asintió.

Pete tomó el carrito y lo sacó de la fila con cuidado. Abandonó la caja y Milles y yo fuimos detrás de él.

—No hay problema, de verdad— dijo Damian —Tienen como una cosa cada una.

—Estamos bien— dijo Piper rápidamente —Eres muy amable pero podemos hacer fila, no hay problema con eso.

—Vamos, insisto.

—¿Por qué los canadienses son tan lindos?— habló Jenna enternecida por los estúpidos modales de Damian.

—Yo tengo dos cosas— dijo Piper — Merecemos hacer fila.

Vi a Damian acercarse a Piper, tomó de sus manos la botella de vino y la enorme bolsa surtida de chocolates diferentes y ponerla en la banda pues ya era su turno.

Piper volteó a ver a las chicas y todas comenzaron a gesticular entre si mientras que Damian colocaba las cosas de su carrito en la banda eléctrica.

Las chicas sorprendentemente lograron entenderse. Cuando Damian se dio la vuelta, Riley y Jenna hicieron un movimiento rápido pero al final terminaron pasando su artículo hacia la de al frente para que Damian pudiese colocarlo en la banda.
 
—Excelente combinación— dijo riendo —Bueno, a excepción de las toallas sanitarias y el vino. Eso de dar positivo no va contigo.

Damian pagó por todo y las chicas le pasaron el dinero a Piper pues ella era la que estaba al frente.

Damian negó con la cabeza y no tomó el dinero. Terminó de colocar sus bolsas en el carrito y dejó al último las 3 de ellas.

Piper las tomó y le agradeció.

—No ha sido nada.

—Adiós— se despidió Jenna de él.

—Bye— le dijo Piper también.

—Adiós— habló Riley por primera vez.

Las 3 se movieron de la caja apenas le ayudaron a Piper con las bolsas y se colocaron justo a lado del cajero automático para poder hablar acerca de lo que acababa de pasar probablemente.

—Milles paga eso— le dije señalando el carrito.

—¿Quién demonios está embarazada?

—Piper no y por eso eres tu quien va a pagar— saqué la cartera del bolsillo trasero de mi pantalón y se la di.

Milles tomó el carrito y de nuevo hizo fila en la caja siguiente.

Cuando la vida se complicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora