» 06: Dotes de hacker.

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Finalmente, el Lunes había llegado. Junto con ello, el hecho establecido de que tenía que enfrentarse a Justin. Esa mañana, Audrey se levantó con cierta inquietud, paseándose de un lado a otro mientras retrasaba lo inevitable. Por milésima vez, revisó su celular, el cual sostenía una cantidad notable de mensajes sin contestar. Todos estos, eran de Justin. Sin embargo, Audrey no se atrevió a confirmar a ninguno.

«¿Estás ahí?»

«Audrey, me aburro»

«¿He hecho algo mal?»

Volvió a releer, sin molestarse en escribir de regreso. Tan pronto como abandonó la mensajería de su celular, se dispuso a abrir su Messenger, repasando la extraña declaración que le había enviado hace un par de días, exactamente cuando todo se salió de control debido a sus impulsos. Allí, claramente estaba enmarcada su sentencia de muerte. No obstante, la señal de "leído" no se observaba por ningún lugar, como acostumbraba adherirse en cada comunicado. Debido a la nula conexión de Justin en la residencia de sus abuelos, Audrey imaginó que no había tenido la oportunidad de leerlo durante el fin de semana.

Instantáneamente, pensó en la idea más factible y esa, era en borrar el mensaje. Si lo hacía desde su celular, el texto seguiría existiendo, así que pensó en una idea. Tendría que utilizar sus dotes de hacker en esta ocasión si quería librarse de ello.

{...}

El laboratorio de enlaces estaba desierto. Para su suerte, reinaba la quietud, lo que quería decir que ningún alumno perteneciente a su clase había llegado todavía. Sin pensarlo demasiado, se sentó frente a la pantalla del computador, escribiendo la página que la redirigiría directamente a Facebook. En las pestañas posteriores, Audrey se encargó de buscar tutoriales específicos para hackear una cuenta. Aunque, por el momento lo intentó por sus propios medios. Escribió el correo que Justin le había mencionado en una ocasión, seleccionando posteriormente el casillero de la contraseña. Intentó con "soyunnerd" pero la página le dio a entender que era la contraseña incorrecta. A continuación, probó con "justinbelmejor". El sitio le devolvió el mismo anuncio, señalando que seguía sin acertar.

Tras varios intentos malogrados, el timbre resonó en los pasillos, dándole a entender a los estudiantes que debían internarse en sus respectivas aulas según el horario. De a poco, Audrey percibió unos rostros conocidos ingresar desde la puerta principal. En esta ocasión, decidió no darse por vencida. Probó, por última vez. Escribió "Justin12345" e inmediatamente, el buscador la llevó al inicio del perfil. Estupefacta, se quedó unos segundos contemplando la pantalla, hasta que decidió que era tiempo de actuar. En la parte superior de la pantalla, claramente se vislumbraba un mensaje no leído. Al presionarlo, Audrey escudriñó su nombre, adherido a su foto de perfil. Tomando las fuerzas necesarias, presionó el mensaje, evitando leer lo que allí se hallaba.

Estuvo a punto de borrarlo, cuando la mirada de Audrey se cruzó con un distraído Justin. Parecía que buscaba a alguien con suma urgencia. Ella sabía de quién se trataba. Por simple impulso, se lanzó al suelo, ocultándose de su campo visual. Por suerte, Justin no la había visto. Tan rápido como lo hizo, alguien ocupó su puesto, mientras el resto de la clase tomaba lugar en los variados sitios restantes. Entonces, recordó algo.

Mierda.

Había dejado su sesión abierta.

—Oh, no puede ser... —le escuchó decir a una voz masculina. De momento, no la reconoció—. ¡Justin, viejo! ¡Esto te va a interesar! —el corazón de Audrey comenzó a palpitar con fuerza. Tenía claro lo que vendría a continuación—. Las semanas que hemos pasado juntos me han servido para darme cuenta que estoy loca por ti... —inició el chico, con una voz bastante potente y afeminada. Todavía bajo el escritorio, Audrey ocultó su rostro entre sus palmas. Eso no podía estar pasando. Cada uno de sus compañeros estaban prestando atención—. Me encantas, Justin. Cada parte de ti lo hace... —Audrey rogaba porque se detuviera, pero no lo hizo. Continuó relatando, haciendo una que otra pausa dramática mientras las carcajadas se oían por toda la habitación. Audrey rogaba porque Justin no fuese parte de ellos—. Quiero que me pongas contra la pared y que tus manos me recorran por completo... —el salón estalló en risas, al igual que el muchacho, quién se retorció en su puesto. De paso, logró asentarle una patada al hombro de la chica, provocando que esta se quejara.

Maldición.

Tan pronto como lo hizo, un segundo cuerpo se inclinó, descubriendo su escondite. Justin lucía pálido y anonadado.

—Audrey, ¿Qué haces ahí?

Guerra de spoilers | j.b | o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora