DEMENZ

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Sequé las lágrimas de mi rostro con la manga de mi sudadera y me dejé caer en el sofá con un leve suspiro. Silencio, oscuridad, vacío.

Sentí el suave revoloteo de un ave formando figuras en el aire, un ave... Las aves son libres, yo ya no lo era. Nunca lo fui, y nunca lo sería. Un ave, las aves vuelan, viven y sueñan, sienten la brisa golpeando fuertemente su pequeño y delicado rostro. En cambio, yo sólo escapaba. Pero, ¿de qué? ¿A qué le temía tanto? ¿No somos los humanos tan capaces como un ave? ¿No merecemos esa libertad? Pues al parecer no. Vivimos atrapados en una prisión que llamamos vida, en una agonía llamada libertad, en un claustro que llamamos sociedad.

Respiré hondo, ya no tardarían en llegar.

Por un momento reconsideré la idea de huir, pero desistí enseguida. ¿A dónde iría? No tenía un hogar, mucho menos familia, no había persona alguna esperándome para cenar, ya no tenía a nadie.

<<Es todo>> pensé <<es tiempo de darse por vencido>> Después de todo sólo era un joven sin propósitos, un adolescente inútil, había arruinado todo, había lanzado mi vida a la basura y había decidido vivir así, escapando. Pero algo me faltaba. Pensé en mi hermano, y tuve que secar nuevamente las lágrimas que continuaban cayendo involuntariamente por mis mejillas.

Me levanté y caminé a la habitación que hacía de cocina en nuestro obscuro y pequeño refugio. Tragué un vaso de agua de un solo sorbo y lo deposité con furia sobre la mesa, tanto que los guijos de vidrio se desparramaron por el suelo con un agradable sonido.

¿Qué era esto que sentía? ¿Dolor? ¿Angustia? No, era soledad. Nunca me había sentido así antes, nunca había estado así de solitario en mi vida. Me pareció extraño, creí que me gustaba valerme por mí mismo, pero descubrí que esta era otra clase de soledad. Estaba sumido en la melancolía y tristeza, gracias a mi falta de compañía.

Oí pasos en la acera, pero no me atreví a averiguar de quién se trataba. Mantenerse calmado era casi imposible, pero lograba hacerlo. Aun así sabía que no podría controlarme por mucho más.

Otra vez caminé hacia la "sala" pisando los restos del vaso quebrado, sin necesidad de encender la luz o palpar a mis costados, pues conocía la ubicación de cada objeto como la palma de mi temblorosa mano. Sí, habíamos pasado mucho tiempo ahí, entre esas cuatro ruinosas pero confidentes paredes. Se sentía algo parecido a un hogar.

<<Y pensar que hace no mucho tiempo mi situación era tan diferente>>

Pensé en mí, en mi hermano, en mis amigos, en cómo solía ser todo antes de que nosotros y nuestras vidas se transformaran en lo que hoy eran, y simplemente era inaudito que el actual y anterior yo fuésemos la misma persona.

Hice esfuerzos para recordar, pero las memorias de ese entonces se volvían confusas y se mezclaban en un cordón interminable de inocencia y monotonía. Necesitaba saber cuál fue el giro inesperado que alguna vez puso mi mundo de cabeza, haciéndome perder toda cordura y sentido de la razón, me preguntaba cómo había llegado aquí, a este estado agonizante que tanto me sorprendía.

<<Pronto he de morir>> me dije <<O, en el mejor de los escenarios, seré encarcelado hasta mi muerte. Desapareceré de la faz de la tierra y no quedará rastro alguno de mi existencia o la de mi hermano. Seremos invisibles, espíritus sin historia, sin identidad, y prontamente olvidados por quienes alguna vez escucharon de nosotros. No permaneceremos en ninguna memoria, nos convertiremos en simples hojas marchitas que caerán fenecidas al césped lentamente, inadvertidos por la humanidad>>

Evoqué entonces las que alguna vez fueron ingenuas pero sabias palabras de mi hermano.

"Cuando nosotros estemos muertos, ¿seremos recordados como a los grandes científicos o escritores, o nos olvidarán, por el contrario, como entes inservibles? Siempre me he inquietado el respecto, pues no quiero que todo desaparezca junto con nosotros, no quiero que nuestro paso por este mundo sea insignificante, no quiero ser insignificante. No quiero desperdiciar la posibilidad de estar vivo. Si vivimos es por algo, ¿no crees, hermanito? ¿No crees que debamos hacer valer nuestra presencia? Papá nos pregunta a diario por nuestros sueños, y yo siempre me quedo en blanco, turbado por descubrir que no tengo uno.

Tú quieres ser exitoso, ir a una buena universidad, pero no puedo desear ese futuro para mí, pues la escuela no está de mi lado. Es por esto que creo que, aunque parezca un ser inútil, debe haber algo que sepa hacer. Tiene que haber una razón por la que nacimos, Wes. La hay y estoy dispuesto a encontrarla. Estamos destinados a algo grande, de eso estoy seguro. Y, cuando eso pase, no me permitiré ser olvidado"

En aquel entonces lo miré con desasosiego ante su extraña revelación, y me fue imposible hilar una respuesta. Pero ahora lo sabía perfectamente, ahora comprendía lo que quisiste decir, ahora entendía tu posición y lo que me comunicabas en ese inesperado discurso. ¡Qué estúpido había sido, al desdeñar tus palabras!

No nos olvidarían, no aceptaría que eso ocurra. Tenía que pagarle, no podía dejar que todo termine así. <<Maldito Mason, incluso después de muerto sigues atormentándome>> Sin embargo él tenía razón, nunca creí que sus siempre contradictorias habladurías pudieran cobrar tal clase de sentido algún día.

Cerré los ojos y alcé la cabeza suavemente. Éramos un asco, ambos lo éramos. Me pregunté si podría remendar toda una vida de fracasos y decepciones en sólo una noche.

¿Alguna vez...? Ahora no impedí que las lágrimas acumuladas en mis tristes ojos rodaran por mi rostro.

– ¿Alguna vez seremos mejores que esto? – grité en una mezcla de tristeza, rabia y frustración, antes de romper en sollozos.



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Las actualizaciones serán probablemente una vez a la semana.

Von dem Schatten (Desde las Sombras)Where stories live. Discover now