Veintitres

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Jueves 5 de enero, Cuarto Creciente.

-Hacer que un par de abejas hagan lo que quiera es fácil. Es diferente con animales grandes.

-Pero puedes lograrlo Mila, sólo tienes que concentrarte.

Shawn eran tan bueno y gentil, pero yo soy demasiado gay para enamorarme de él.

Él sonrió.

-Concéntrate.

Regresé mi atención al perro, y por mucho que trataba no conseguía nada. Él movia su cola, ansioso de cariño, era un bonito Husky siberiano.

Y por estúpido que fuera sus ojos me recordaban a Lauren.

Hoy empezaba un nuevo ciclo para ella. El primero del año.

Todo me recordaba a Lauren, el viento que soplaba; me recorda su aroma, la puesta del sol; me recordaba su calidez y si una hoja caía, mecida por el viento, me traía a la memoria su delicadeza cuando me tocaba.

Yo sólo quería olvidarla y lo único que conseguía era pensar más en ella, trataba de ignorarlo todo. Pero no podía, al caer la noche evitaba salir. Evitaba el bosque, porque ella rondaba por ahí. Evitaba la universidad porque no quería saber de Taylor.

Pero sobre todo evitaba la verdad. La verdad era dolorosa. Papá estaba muerto y el de Lauren también.

-Le han dado alrededor de 15 nombres.

-¿De qué hablas?

-El consejo le ha dado 15 nombres de desertores. Tiene que deshacerse de ellos y podrá volver.

Era la estupidez más grande que había escuchado. Se lo hice saber.

-Es probable que no regrese.

Entonces supe que mi maltrecho corazón podía sufrir más.

-El consejo se ha encargado de darle los peores nombres en su lista.

Quería ser valiente. No quería llorar.

-No quieren que regrese... quieren... eliminarlos Camila... a todos los lobos.

-¿Por qué?

-Han estado al cuidado de nostros desde el inicio de su maldición. Son difíciles de controlar, la mayoría no quiere saber de ellos. Si llegaran a salirse de control sería un desastre. Lo cierto es que quieren aprovechar la oportunidad que les dieron...

-La oportunidad que les dio la muerte de mi papá.

-Lo siento Mila.

Nadie podía sentirlo más que yo. Quería correr y regresar a sus brazos pero entonces deshorraria la memoria de papá.
No podía.

No debía.

-

Jueves 19 se enero, Cuarto Menguante

-Muestranos Camila.

Estábamos en el bosque, Shawn, su padre y el chico que nunca se había presentado. Presenciaba indiferente todo lo que pasaba, me desagradaba su aire prepotente.

Al parecer, haber logrado que algunos perros y gatos hiciera lo que yo queria no era suficiente para entrar a los Hijos de Sol.

-Los perros y los gatos son animales domésticos, están en contacto con nostros constantemente. Para demostrar que tu talento vale la pena, debes hacerlo con un animal salvaje.

Estábamos en lo mas espeso del bosque, aquí habían lobos, lobos de verdad. Salvajes.

Negué con la cabeza, los licantropos tambien son salvajes.
Lauren...

¿En dónde estás?

-Entonces, ¿seguiremos aquí perdiendo el tiempo o harás algo?

Imbécil.

Volví mi atención al frente, una manada de lobos pasaba no muy lejos de nosotros.

-Adelante, es tu momento-. Susurró Shawn.

Pero, por más que intentaba no podía lograrlo.

El pelaje de esos lobos era de un negro muy variado, algunas tonalidades grises y otras blancas.

Blanca era la nieve por la que corrían y dejaban su huellas, como el pelaje de Lauren, se confundiria aquí perfectamente.

Cada pensamiento me llevaba de vuelta a ella.

De pronto me sentí enfadada.

Tres lobos se quedaron rezagados del resto.

Enojados y algo confundidos vinieron a nuestro encuentro.

-Los estas haciendo bien Mila-. Susurro Shawn.

-Has que se sienten.

Los tres lobos se sentaron.

Manuel dirigió su vista, primero a los lobos y luego al rubio. Éste último asintió.

-Estas dentro Camila.

Sonreí satisfecha. Y tuve la certeza de que mi padre estaría orgulloso.

Pero al levantar la vista al cielo, me avergonce. Pude divisar la luna, la noche empezaba.

Mis pensamientos volvieron a ella.

El primero ciclo de Lauren llegaba esta noche a su fin.

-

Febrero.

Taylor se acercó a mi. Y sin mediar palabra me dio la llave de los diarios.

Aquellos que con tanta emoción habíamos leido Lauren y yo. Esa fue la última vez que estuvimos juntas y felices, dispuestas a huir.

Ahora que la observaba, la llave tenía una figura muy acertada. El día y la noche.

Meredith y Clarissa.

Ahora lo comprendía, Lauren tenía razón, debimos estar juntas hace demasiado tiempo.

Leí con ansias cada una de las hojas del diario y mientras sus viejas páginas amarillas pasaban, el tiempo transcurría. Y comprendía de a poco, el amor que surgió entre la hija de un noble y la gitana sin un origen establecido.

Eran dos mujeres diferentes a todas y diferentes entre sí. Mientras que Clarissa tenía pulcros modales, quizá por su origen noble, Meredith parecía ser más impulsiva y libre.

Irónicamente Lauren era más impulsiva. Yo era todo lo contrario. Aún así, seguía aplicando a nosotras el sol y la luna. Así de diferentes eramos, pero así de bien nos complementabamos.

Se conocieron una noche de luna llena gracias a la fascinación de Clarissa por adoptar la forma de una loba.

Crearon un vínculo amistoso que de a poco se convirtió en algo más,  asustadas de sus sentimientos dejaron de frecuentarse. Pero la fuerza del cariño que se profesaban las volvió a unir. Y está vez, como amantes.

Clarissa vivía presa de la alta sociedad a la que pertenecía y ansiaba libertad y para ella Meredith era sinónimo de ello.

Decidieron huir juntas, empezar en otro lado, pero Thomas que ansiaba para sí las atenciones de la gitana engañó a su amo, dicha treta dejó como resultado muerte de Clarissa.

Llore amargamente por la muerte de Clarissa, que era relatada en sus diarios por la tosca letra de su amante. Llore por su desdicha, llore por mi y por Lauren. Porque el destino quiso separarnos... el destino... no, nuestros padres. Mi padre.

El destino nos dio una nueva oportunidad.

Y de nuevo nos la había arrebatado.

Levante la vista a la ventana. El verde de los arboles era tranquilizante, el atardecer caía, haciendo que el fojalle verdoso adquiriera distintas tonalidades. El aire sopló y yo lo supe entonces.

Lauren estaba viva, yo también.

No habíamos perdido nuestra oportunidad.

-

Sangre MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora