13: Desencuentro y reencuentro.

357 29 8
                                    

—Deja de hacer eso, vámonos —instigué a Daryl pues se encontraba apuntando a una indefensa ardilla que pasaba por allí, cuando nosotros necesitábamos huir.

Huir lo antes posible.

Habíamos pasado mucho tiempo en una pequeña cabaña que parecía alejada de la mano de Dios; quién sabe en qué pensaban los antiguos dueños. Pero en esa zona el espesor del bosque nos hacía regresar y habíamos estado atrapados ahí quizá por seis días. Debo agregar que era muy tenebroso y que teniendo en cuenta el mundo en el que vivíamos, temía de lo que podía salir de los árboles. Total, como yo pensaba en esos momentos, ya no había nada imposible.

Y entre Daryl y yo comenzaba a haber tensión. No tensión sexual, precisamente. Ambos estábamos tensos y alterados sabiendo que estábamos lejos del grupo y de personas importantes. Nos encontrábamos "encerrados" en esa cabaña y juraba que si nos quedábamos más íbamos a terminar muriendo a manos del otro.

A cualquiera le resultaría gracioso que nuestras peleas nacieran de estupideces como "yo hago la guardia", "no, la hago yo", o "¿podrías dejar de cocinar esos animales? prefiero comer pasto" y que él me dijera que eso hacían las vacas, y blah, y blah, y blah.

Mientras tanto crecía en mi interior una terrible sensación de que algo malo iba a ocurrir, sin tener certeza de si eso pasaría en un futuro lejano o próximo. A veces los escalofríos me recorrían la espalda y me presentaba débil frente a Daryl, algo que no me agradaba en absoluto. Pero él sí parecía disfrutarlo, como si le gustara mi sumisión. Decía que era porque estaba más callada. Podría ser.

Huíamos de la cabaña endemoniada corriendo por ese bosque profundo; ya llevábamos bastantes horas de viaje y las cosas parecían más calmadas. Pero no por ello pensaba bajar la guardia dejando que Daryl matara otra ardilla. Los árboles seguían siendo tenebrosos y la niebla no se despejaba. Si no salíamos de ahí antes del anochecer las cosas se pondrían muy complicadas.

—Vamos —supliqué tirando de su brazo, sin dejar de observar todo el entorno. Taciturno—. ¡Quiero salir de aquí, Dixon!

Lo pateé casi inconscientemente y pude sentir un quejido de su parte. Se paró y comenzó a caminar rápido, de modo que me costaba levemente seguir sus grandes pasos.

—Tengo la sensación —empezó él, después de un tiempo— de que alguien nos sigue.

Nuevamente un escalofrío me recorrió la espalda ya que era la misma sensación que yo experimentaba. La de un mal augurio, de que algo malo pasaría y sería a manos de otro.

—Entonces deberíamos apurar el paso —exigí y comencé a caminar muy rápido, de modo que casi corría.

—No tiene caso, nos tienen en la mira.

—¿Quiénes? —y mis rodillas comenzaron a temblar.

—Alguien.

—Vámonos por favor —tiré de su brazo como si fuera una niña pequeña, con los ojos asustados.

—No creo que lleguemos.

—Tu negatividad me está cansando —entrecerré los ojos mirándolo con odio.

—Tu debilidad me está cansando —respondió él zafándose de mi agarre.

La sangre me comenzó a hervir y lo miré por última vez antes de salir corriendo.

—Allá tú, imbécil, yo me voy. Si te matan, te matarán a ti. Buscaré la maldita terminal. Imbécil.

Comencé a alejarme mientras él ponía los ojos en blanco, me aseguré de repetirle "imbécil" una vez más, por si no le había quedado claro, y separé nuestros caminos una vez más. Porque mi mente solo pensaba que Daryl era un completo inútil y que era lo mismo que si estuviera sola.

Ex Cinere » Daryl Dixon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora