Capítulo # 10

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El ojiazul sale de su habitación con su estómago rugiendo. Llegó al comedor para finalmente encontrarse con una pareja de novios.

-Al fin despertaste. -Dijo Golden al ver a su hijo aún teniendo la pijama puesta. Flash sólo se  limitó a asentir. -Buenos días.

-Buenos días. -Él respondió.

-Siéntate. -Twilight le dice, señalandole el plato que sobraba en la mesa. -Tu desayuno ya está servido.

Flash obedece sin problema alguno, ve el plato que estaba al frente suyo. Reconocía la receta, sin duda es el desayuno que su padre solía preparar cuando aún vivía con su madre.

-Lo hice para ti, sé que es tu favorito.

Mira a su padre para después mostrarle una media sonrisa.

-Gracias. -Susurra para luego darle la primera probada a la comida. Al sentir el sabor enseguida le vinieron recuerdos de cuando era niño, cuando creía que todo estaba bien, donde sus padres procuraban no mostrar sus problemas con el fin de no lastimar a su hijo, sin embargo, ese fin no duro mucho.

-Y ¿Qué tal? -Su padre le pregunta con intriga.

-Está muy bueno. El sabor no cambia en lo absoluto. Me gusta.

-Me alegra mucho que te haya gustado. -Se apoyó sobre el espaldar de la silla, satisfecho con la respuesta de su hijo.

-Quedé maravillada con el desayuno, Golden. -Comentó Twilight. -Ahora entiendo de donde Flash sacó su lado culinario.

-Para que te des cuenta.

El hombre rió junto con la chica.

-Y cierto, hijo. Te quiero agradecer por lo de ayer, Twilight quedó muy contenta por lo que hiciste.

-No fue nada. -El joven se encogió de hombros.

[...]

Ya era de tarde. Golden y Twilight decidieron ver una película, Flash estaba invitado, pero no tardó en negar la invitación. Prefirió estar en su habitación encerrado que estar de espectador viendo como la pareja se dan muestras de afecto.

-¿Por qué mamá, por qué? -Se cuestionó con enojo así mismo mientras tenía su rostro enterrado en la almohada. Se sentía limitado de hacer algunas cosas de las que puede hacer en su casa con libertad. Le hacia falta su guitarra, en momentos como este la utilizaba para quitarse el aburrimiento, y de mala suerte de Flash no estaba ella para entretenerle.

Suspiró para voltear y quedar boca arriba.

-Si el sábado estoy así de aburrido, no me quiero imaginar como será mañana.

Comentó, se puso de pie y se encaminó hasta la puerta. Empezó a sentir sed, así que salió de su habitación para dirigirse a la cocina.

Llegó, ella estaba ahí.

-La película está interesante. -Le dijo mientras sacaba una botella de cerveza de la refrigeradora. -Y hay bebidas. -Le terminó de mostrar lo que había sacado recientemente.

-No gracias. -Respondió, acercándose al lugar donde había un portavaso. -Ustedes sigan disfrutando de la película, yo seguiré encerrado en mi habitación.

El peliazul acercó su mano a uno de los vaso para agarrarlo, pero esto no se dio, su mano se cruzó con la de la ojivioleta. Él enseguida soltó la delicada mano de la chica, ella lo miraba fijamente mientras el trataba de evitarla.

-Wow. -Exclamó Twilight, cogiendo su mano inesperadamente. Flash la miraba sorprendido. - Tu mano... es suave. -Comentó mientras observaba cada detalle de ésta.

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