7

134 35 3
                                    


¿Qué hace aquí?

A veces me pregunto ¿cómo hubiera sido mi vida si nunca hubiera conocido a Danny?
Tal vez estaría en algún centro de rehabilitación para drogadictos, y ¿por que no? incluso muerta.

Él me salvó de la adicción a la heroína cuando íbamos en la preparatoria, cuando era una estúpida adolescente de diecisiete años que no sabía casi nada del mundo y se creía lo máximo por consumir drogas... y sin saberlo me volví adicta a la heroína.
Una noche sufrí un accidente, por el cual terminé hospitalizada gracias a esta adicción. Desde ahí supe que sería enfermera. 

Danny me encontró a punto de morir, y gracias a él puedo contar mi historia, la historia de querer estar con esa persona, pues ya no es la droga quien me mantiene de pie.
¿Y ahora que debo hacer? Quién me mantenía viva me ha destrozado, y dejado.

Subí la manga de mi camiseta, aún podía ver las marcas que dejó esa adicción.

—¿Podrías atender a este chico? Tengo una emergencia —la voz de mi compañera me sacó de mis pensamientos.

—Claro.

Un niño de unos diez años sostenía su nariz con una toalla ensangrentada. Lo tomé delicadamente y lo senté.
En ese momento ví pasar a Ben, la curiosidad me hizo seguirlo con la mirada hasta que desapareció por el pasillo. Me dieron ganas de seguirlo, pero el niño me necesitaba.

Al pasar las horas lo volví a ver, pasaba por enfrente de mí y corrí hacia él a saludarlo.

—¿Cómo estás? —preguntó. Podía notar sus ojos rojos, lo más probable es que había llorado.

—Bien, gracias. Oye, quería agradecerte por lo de la otra noche, pusiste a Danny en su lugar y eso me agradó mucho.

Ben sonríe y asiente.

—No hay problema, se lo merecía. Si me disculpas debo irme, no vemos luego. —me dio un beso en la mejilla y siguió caminando.

De repente pasaron camilleros a mi lado dirigiéndose hacia emergencias y un doctor en turno me dijo "vamos". Corrí junto con ellos por los pasillos, sin fijarme en quien estaba en la camilla, fue una gran sorpresa ver que mi madre yacía acostada en la camilla con las sábanas ensangrentadas.

—¿Mamá?

Todo mi cuerpo se paralizó, pero aún así me obligue a seguir corriendo, me dieron ganas de llorar y de entrar en pánico a causa de la horrible imágen que estaba viendo.

¿Por que mi madre se dirigía a emergencias?

Todo se puso borroso, la sangre estaba por todos lados y no sabía que hacer, sólo podía obedecer al doctor, no podía pronunciar ni una palabra. Agradezco haberme no equivocado con las ordenes, ni siquiera supe cuanto tiempo estuve ahí.

—La señora ha intentado suicidarse...
—Alcé la mirada de mi madre y las lágrimas por fin descendieron.
Todo me dió vueltas, el color abandonó mi rostro y de repente todo se volvió negro.

Nota de autora:

Está corto, lo se D: pero lo acabo de escribir. Espero que al menos está historia les esté gustando.

¡Oh, Mi Agonía! [Ben Bruce]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora