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Mentiras, decepciones y amor

Esa noche no pude dormir.

Danny en realidad si se veía arrepentido, lo podía ver en sus ojos.

Tomé mi celular y decidí enviarle un mensaje.

¿podemos vernos mañana después de mi trabajo?

A lo que su respuesta no tardó mucho.

Claro que si, cariño. Nos vemos, no puedo esperar.

Apagué el celular y decidí dormir.

Al llegar la noche llegué a mi casa, donde Danny me esperaba recargado en la puerta.

—¿Por qué no entraste? —dudé en saludarle de beso o no.

—No quería hacerte enfadar, mejor me quedé aquí. Disculpa por no haber ido por tí al trabajo, apenas salí del mío. 

Entramos a la casa, y para que negarlo, me sentía incómoda, era como si invitará a un extraño a pasar. Él nunca me había tratado así. 

—¿Quieres café? —pregunté mientras ponía a calentar agua.

—Si, por favor, muero por probar nuevamente tu café, para ser honesto, extraño mucho tu sabor... —mi piel se puso de gallina, conociendo a Danny, sabía que lo había dicho en doble sentido.

Me di la vuelta, lo miré por unos segundos y sentí mi corazón latir rápido, lucía muy bien ahí sentado en mi mesa, con su ropa negra y su barba de días sin afeitar.

Serví y preparé el café, en todo momento sentí la vista de mi ex pareja encima de mí.
No sabía cómo actuar, no podía evitarlo, este hombre me excitaba, me daban ganas de besarlo y hacerlo con él en cualquier lugar de la casa.

Como lo habíamos hecho antes.

—¿Para qué me llamaste? —preguntó dándole un trago a su café y me senté frente a él.

—Quería platicar contigo... —mordí mi labio inferior, sentía una enorme necesidad de besarlo.

Danny no contestó, simplemente dejó su café a un lado y me miró fijamente, con esos ojos verdes que me incitaban a besarle. Sonrió levemente, apuesto que adivinó mis intenciones.

Se apoyo sobre la mesa y tomó de mi nuca para acercarme a él y besarme, decidí levantarme para acercarme aún más.
Sin separarse, Danny rodeó la mesa y llegó a mi lado. Él sabía que si me soltaba tal vez ya no volvería a besarme. 

Me tomó de la cintura y yo me abracé a su cuello. De un salto enrede mis piernas al rededor de su torso y me llevó sin ningún problema hasta mi habitación. Desesperado, se quitó la camisa de botones y bajó a besar, morder y lamer mi cuello. No podía evitar gemir de placer, sus manos se movían mágicamente por mi feminidad.

—No sabes cuánto extrañaba hacer esto —murmuró cerca de mi oído mientras entraba en mi.

Nuestras respiraciones aceleradas se mezclaban. Danny nunca dejó de verme directamente a los ojos, podía ver un brillo diferente, el brillo mas hermoso que había visto hasta entonces.

Llegué al clímax, se sintió muy bien, extrañaba sentir a Danny dentro de mí.

Nos quedamos dormidos, abrazados y sonrientes, tuvimos una buena noche, pero al llegar la mañana, cuando la excitación y las ganas de verlo se fueron, la realidad cayó sobre mí.
Su engaño rondaba mi cabeza cada vez que lo veía a mi lado dormido en mi cama, lucía tan amable e inocente, incluso parecía una buena persona.

Noté que iba a despertar, por lo que cerré los ojos y me hice la dormida, sin imaginar que Danny iba a levantarse de la cama, vestirse e irse sin despedirse de mí.

Las lágrimas descendieron por mis mejillas, mojando la almohada. Danny se fue así, como si nada hubiese pasado. Yo pensaba perdonarlo, darle una oportunidad más, pero con eso me demostró que no le importo, ni siquiera se quedó a desayunar...

¡Oh, Mi Agonía! [Ben Bruce]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora