Memorias eternas

Acontecimiento 1

Me duele la cabeza, por dentro y por fuera, me duelen mis ojos y mis ojeras. Me había quedado dormida sobre la laptop, pero a las 5:00 am sonó la alarma. Día de escuela.
Corre, ya es más tarde de lo normal, porque siempre voy tarde. Pero antes, audífonos. Mochila. ¿Y el trabajo? Ah, lo guardé anoche. Almuerzo, mochila de entrenamiento. Listo. Adiós mamá, adiós bonito bebé peludo Chui.
NO PASA NI UN MALDITO CAMIÓN. Camina.
Después de un mar de complicaciones, al fin llegué a la escuela. No pude llegar a mi primera clase, afortunadamente no vino el profesor. Siempre me salvo, es lo único interesante que tengo.
Fue mucha la adrenalina que segregué, necesitaba un descanso. Me dirigí a la cafetería para comprar un café y así evitar que mi cuerpo reclamara más energía. Cuando llegué me encontré con una tipa que me había avisado desde el primer día de clases, literalmente, desde kinder. ¿Quién sabe a esa edad que es homosexual? Bueno, ella pertenecía a esa especie de humanos. La saludé y dejé que me abrazara, algo que no suelo hacer. Realmente me encontraba exhausta, podría decirse que hasta sedada. Me terminó convenciendo de que no comprara nada y que mejor la acompañara al parque, que eso me iba a servir para despertar gracias al aire fresco. Acepté.
Mala idea, mala suerte. La besé. No sentí nada. Me disculpé, me levanté para irme y me caí. Me desmayé. ¡Lo siento vida por haberme dormido tan tarde con aquella bella serie! Pero gracias por haberme puesto en manos de una persona que está tontamente enamorada de mí, de esa manera no me pasó nada "malo" (el término excluye que me haya besado más de 2 veces los labios y el cuello, maldición).
-Güey, ya despertó- dijo una voz masculina. Obvio ya había despertado, tenía 15 minutos despierta y nadie me había notado porque estaban muy entretenidos drogándose.
-¿Ya se les pasó? Antonia, ¿qué es esto? ¿Qué hora es? Ya me tengo que ir, es increíble que no me hubieras despertado- dije dirigiéndome a Antonia, mi acosadora.
-Cálmate,