Memoria 3

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El nacimiento. No el mío, sino del cáncer. Que quede claro, NO TENGO CÁNCER, lo uso metafóricamente.
No tengo la fecha exacta, ni si quiera el año, lo único que sí sé es que las primeras señales de que tenía cáncer aparecieron un poco antes de que entrara a la preparatoria, en vacaciones de verano. Comencé de sentir que no vivía, que mi pasado me arrastraba y que mi futuro me exigía seguir. ¿Y mi presente? ¿Por qué no se reveló? Lo único que hizo desde entonces fue gastar el tiempo, derrocharlo, él mismo me decía "Eres joven, ¿no? Lo podrás recuperar después". ¡Caramba! No, no y no, nunca, jamás se recuperará. No servía de nada pelear con él, debía concentrarme en olvidar mi pasado, centrarme en mi presente y planear sucesos próximos, no a largo plazo.
No podía, tenía escuela, amigos, reuniones de los fandoms a los que estaba inscrita, y sobretodo, tenía a mi madre. Ella era una enferma, tenía depresión desde hace más de 3 años y en cualquier momento podía morir. Tenía la muerte más cerca que yo, sin embargo no era así, yo estaba muriendo ya, la muerte estaba a tan sólo 5 pasos de mi recámara, en el balcón, en el salto desde ahí hacia el patio de la otra casa. ¿Por qué no lo hice? Las películas y los libros, esa maravilla de enamorarme de cada uno de los personajes, no importa el sexo, era mi pasión, mi locura.

Memorias eternasWhere stories live. Discover now