Capítulo 3

2.1K 293 350
                                    

Rubén se encontraba leyendo las líneas de su libreto en la sala de estar de su casa. Se sentía aburrido tener que leer algo que ya tenía grabado en su memoria, pero él no quería cagar la obra con alguna línea olvidada.

Alza su mirada hasta la ventana, mira de nuevo su libreto, el castaño deja este último sobre su lado, se acerca a la puerta de cristal trasera.

No quería que su nana le pillase observando al jardinero trabajar... Otra vez.

Con cautela y unos movimientos suaves abre la puerta corrediza y salió de puntillas, encontró a Miguel hablando con Antonio, su chofer.

Entre la lucha de sus pensamientos y sus deberes se quedó parado viéndoles.

Se la jugó, prefirió acercarse, seamos sinceros, el joven Rubén había estado queriendo hablarle a Miguel, pero no quería interrumpirle en su traba... ¡Pillin! Que es obvio que él no se había acercado por su estúpida timidez.

Pero ya no más.

Esperó a que los dos hombres terminaran de hablar y Antonio irse a quien sabe donde. Se acercó como si de él no fuera el asunto, pero justo Miguel se volteó a verle, se sorprendió al ver al "antisocial" que se la pasaba en casa. Su entrecejo se frunció al ver los mofletes de Rubén colorados.

—Señor Miguel, hola —La forma en que el castaño lo llamó, lo hizo soltar una risa burlándose.

—¿Tan viejo me veo, macho? Solo tengo 21, chaval, solo dime Miguel —Se sintió ofendido.

Miguel pensó que hay unas lindas margaritas que deberían estar frescas con un poco de agua así que pasó al lado de Rubén para seguir con las flores.

—Oh, yo me llamo Rubén, solo tengo quince pero mi nana dice que soy muy alto para la edad —Cuenta según sus recuerdos.

—¿Va en serio? Pensé que tenías treinta añacos con lo alto que eres —Bromea el moreno, no podía faltar su humor

Rubén se rió con su comentario.

—Ya en serio, no eres tan alto —Miguel se paró del césped y se colocó en frente de Rubén, intimidándole inmediatamente. Las mejillas de Rubén obviamente siguen rojas —Mira, si te llevo mas de una cabeza de altura —Mide según su visión.

Miguel se alejó riendo y aún mas al ver la mueca indignada del chaval.

—Es obvio tu eres mayor. —"Es tonto" -Piensa Rubén —Pero mi tamaño esta bien, así pude conseguir el papel de la princesa en la obra del Instituto

El moreno dejó de reír al escucharle. Se sentó sobre el césped sin dejar de ver en ningún momento a Rubén.

—¿Ah si? ¿no se supone que las niñas son las princesas? Tú tienes mas pinta de salvar a la princesa ¿no es así? —Pregunta sin pensar antes.

Cualquier emoción positiva se esfumó del cuerpo de Rubén, ahora se sonrojó pero esta vez fue por el cabreo, aún así a Miguel no dejaba de darle ternura al verle así.

—¡Claro que no! Los niños también podemos ser princesas. Si yo fuera una príncipe tendría que jugarmela a lastimarme y yo no quiero, yo quiero que un príncipe me rescate y, y, y... —Habla rápido, Miguel a leguas le entendía —Me gustan las princesas por que son delicadas y bonitas ¿no crees que soy una princesa? ¡Puedo demostrarte que si lo soy! —Se altera

Miguel ya sin los guantes sucios de tierra y de pie, puso su mano sobre la boca de Rubén para que se cayara de una vez.

—Nunca dije que no podrías ser una princesa. Tienes lo que se necesita para ser una princesa en toda regla ¿que mas hace falta? Es más, ¿sabes que? Yo acepto en lastimarme y todo solo para salvarte y que seas mi princesa —Su mano en cierta manera se sentía como una caricia delicada sobre el rostro del sonrojado.

Los ojos de Rubén parecían el mismísimo sol al iluminarse, una gran sonrisa apareció luego de que el moreno quitase su mano.

Fue un impulso inmediato el morderse el labio inferior para no chillar de la inmensa emoción. Y es que nunca había escuchado algo tan hermoso, todo eran comentarios vulgares por parte de sus compañeros. Luego llegó Miguel y pasó esto (xD)

Miguel se quedó allí, aguantando las ganas que le entraron por querer devorarle la boca al castaño vulnerable, porque aunque fuese un mínimo inocente mordisco en Rubén se veía muy sensual.

Como su labio se volvía rojo e hinchado por la presión.

—¿Tu serías mi príncipe? ¿No me estas tomando el pelo? —Rubén cuestionó para aclarar que esa ilusión no sea falsa.

—Eso depende de cuán princesa seas —Solo tal vez esas palabras tenían doble sentido, solo en el punto de vista que lo veas.

Rubén jadeó de emoción, dio algunos saltos, su vestido se levantó cuando caía, el intento de Miguel de no ver más allá fue casi imposible.

¿Es que Rubén no ve lo que está provocando? ¿Tan pasiva es?

—Si vas conmigo a mi habitación te enseñaré lo mucho que tengo de princesa —Dijo con seguridad, sabe con orgullo.

Miguel abrió los ojos sorprendido, esto se estaba yendo de olla, ¡Nadie puede juzgarle! Su mente pervertida y sus hormonas disfrutaban ver el doble sentido de todo lo que decían. Esta demás decir que Miguel tiene una perfecta imagen de Rubén siendo su princesa en su imaginación.

—Te enseñaré lo que he estado ensayando para mi papel

«Trabajo» Miguel se recriminó. ¿Quién va a poder con esa cara de inocente?

«La ética, el patriarcado» Estaba claro que esa piel delicada y suave, como el trasero de un bebé podían contra cualquier parte coherente de Miguel.

—Vale —Acepta en ir.

:)

Blush (rubelangel)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang